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MinSeok conversó un poco con ChanYeol y KyungSoo. Se enteró de varías cosas, como que uno de los demonios había encontrado pareja, un humano que había pedido salvar la vida a de su hijo a cambio de la suya, pero al parecer, se enamoró de su demonio, YiFan. Era algo inusual, pero no imposible. De hecho, muchas parejas estaban conformadas por demonios y humanos que por alguna razón fueron a parar allí. La pareja de su hermano YoonGi, por ejemplo, era uno.

Los humanos que caían allí se transformaban en demonios, por lo general, de categorías bajas. Los demonios que nacían de estas parejas eran demonios en su totalidad, por lo que tenían más posibilidades de ser categoría media o alta.

Un humano podía convertirse en demonio, pero un demonio jamás en humano.

***

Al querer regresar a casa de su humano, una vez ya enterado de todas las novedades, MinSeok sintió la presencia de Yoona, lo que significaba que no podría quedarse por allí. Sin embargo, algo llamó su atención. La chica destilaba enojo por todos sus poros, ira también, pero sobre todo culpa.

Frunciendo el ceño, el demonio se acercó hasta la habitación de aquella chica escuálida con casi nada de pechos (¡Y demasiado alta!). Dormía, pero MinSeok pudo ver unas maletas en la esquina.

Y el demonio volvió a sentir pena por LuHan. El único apoyo en su vida, si podría llamarle así, iba a abandonarle.

¡Urgh!

En todos sus siglos de vida MinSeok jamás había sentido pena por nadie, ni siquiera por aquella mujer madura que hizo pacto con él a cambio de un novio para no morir sola. Él ni siquiera debería de estar sintiendo tales emociones. Era un demonio, y no uno cualquiera, sino el mismo hijo del Rey Demonio.

Aquella noche, MinSeok decidió quedarse en la casa construida en su mundo, bajo la lámpara de luz roja que iluminaba su habitación.

Y fue así como a la mañana siguiente terminó en el colegio, esperando poder influenciar en JongIn y decirle los pasos a seguir, cuando vio acercarse a LuHan.

Se veía distinto, decidido, y millones de emociones pasaban por su persona, emociones que MinSeok podía sentir.

Decidido a mantenerse al margen y observar, apoyó su espalda contra la puerta del colegio.

JongIn era un torpe de primera, él le había aconsejado acortejar de manera lenta a LuHan, consciente de que era la mejor manera de convencerlo, pero no. El morocho había pasado de todas sus palabras y había comprado muchos regalos de una sola vez y estaba entregándoselos.

MinSeok pensó que LuHan huiría, pero al no hacerlo, y al clavarle la vista, como si estuviera desafiándole, comprendió lo que rondaba por la mente del rubio.

LuHan se había rendido, estaba llevando a término el pacto. Lo sintió. Sintió cuando el pedido de JongIn fue aceptado, sintió en la sangre que recorría sus venas el pacto sellado. Sin embargo, también sintió la alegría repentina de LuHan. El chico estaba dejándose llevar.

Pero ¿Por qué eso le molestaba? ¿Por qué, de forma repentina, tenía ganas de ir apartar a JongIn de LuHan? ¿De dónde proveía tanta rabia? ¿Era acaso porque ahora solo quedaba un paso más para completar a 100% el pacto?

No, MinSeok sabía que no era así. La verdadera razón le asustó, porque lo que pasaba por él era sentimiento de culpa. JongIn quería a LuHan, sí, pero por el hechizo. Y además, éste estaba a punto de ser abandonado por su hermana. Definitivamente, LuHan no merecía nada de aquello. Al contrario, merecía cariño sincero. Tenía 16 años, y era puro, lo que era decir mucho.

Pero ya no podía hacer nada. 

Pacto con un Demonio [XiuHan / LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora