EXTRA

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EXTRA.

MinSeok, ahora entendía perfectamente a su hermano mayor, YoonGi, y por qué dejaba a JiMin seguir encariñado con los humanos. Lo entendía mejor que nunca, porque él hacía lo mismo por LuHan. De hecho, en los tres años que llevaban viviendo juntos como una pareja, habían visitado infinita cantidad de veces el mundo humano y se quedaban por allí unas semanas, integrándose con el barrio en el que se quedaban.

MinSeok también acompañaba a LuHan cuando debía sustraerle la vida a alguien porque era la pareja de un demonio.

A LuHan aquellos viajes le gustaban, porque caminaban por las calles bajo la luz del sol y convivían con otras personas. En tres años LuHan había cambiado mucho al lado de MinSeok. Ya no era el chico que se quedaba callado o dejaba que otros le dijeran cosas. Con el tiempo, se había dado cuenta que podría haberse defendido solo, aunque por supuesto también estaba orgulloso de su anterior yo. Aquel que nunca había fumado porque los otros lo hacía, aquel que jamás se emborrachó porque otros lo hacían, aquel que en vez de ir a tirarse al río cuando quedó solo, luchó. Dentro de lo débil que había sido también había sido fuerte.

Pero este nuevo LuHan estaba aún más orgulloso de sí mismo. Tenía más confianza, y seguiría teniéndola mientras MinSeok estuviera a su lado.

MinSeok estaba orgulloso de LuHan, pese a que habían días en los que se reprochaba no haber peleado por él, no haberse dado cuenta que en el fondo, lo que LuHan sentía por JongIn era culpa, y que su corazón estaba a su lado. Pero afortunadamente, y por más que odiara admitirlo, había sido gracias a la intromisión de su padre que pudo volver a verle y darse cuenta que eran el uno para el otro. MinSeok también se reprochaba las palabras que le dijo el día que le conoció, aunque LuHan le haya dicho que todo estaba olvidado.

Lo cierto es que las cosas podrían haber sido más fáciles de las que lo fueron, pero esta es su historia, con idas y vueltas, con procesos lentos, pero al final pudieron resolver todo.

Ahora, LuHan disfruta de todo lo que ha ganado. Tiene una familia y el cariño que tanto anheló de quienes menos te puedes esperar. Ahora, tiene la verdadera posibilidad de demostrar que siempre ha sido un chico masculino, y que el deporte se le da más que bien.

Es un día soleado en el mundo humano, y allí se encuentra la pareja, con ropas de futbolistas y un balón yendo y viniendo entre las piernas, decidiendo quien es mejor jugador de los dos, porque sí, MinSeok aún tiene su orgullo de yo-soy-el-mejor-en-TODO. Pero no, no era así.

LuHan puede decir que MinSeok tiene algo que no sabía, y eso es lo cariñoso que podía llegar a ser sin importarle si la gente le miraba. Por ejemplo, después de aceptar su derrota y secar su sudor, se acercó, besó sus labios sin tener en cuenta las expresiones de las personas que se habían reunidos para verlos jugar, y, tomándole de la mano, lo arrastra.

— ¿A dónde me llevas?

—A casa, a nuestra habitación. 

Pacto con un Demonio [XiuHan / LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora