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"Que llegue quien tenga que llegar, que se vaya quien se tenga que ir, que duela lo que tenga que doler... que pase lo que tenga que pasar."

Mario Benedetti

JiMin había vuelto a cambiar el color de su cabello, de rosa pasó a ser rubio. YoonGi seguía con su cabello negro. Pero nada de eso molestaba a MinSeok. No. Lo que realmente le molestaba era que tanto su hermano mayor como su pareja, se encontraban en la puerta de su casa, ambos con el ceño fruncido, mirándole. En su hermano mayor aquello era normal, pero en JiMin, no.

Era muy tarde, tal vez las doce de la noche, y todo lo que quería hacer era dormir un poco, olvidar al humano que había dejado hace tres meses atrás, aquel que de seguro se encontraba junto a su novio, JongIn. Pero no. Alguien había ido a tocar la campana de la puerta de su casa.

—Desde aquí siento sus miradas asesinas —Ninguno de los visitantes suavizó su expresión— ¿Por qué me vienen a visitar tan tarde?

JiMin sacudió al cabeza, pero fue YoonGi quien habló.

—Faltaste a la cena —MinSeok le miró confundido—. Padre nos invitó. —Y entonces todo tuvo sentido.

Hace dos semanas, su padre le había enviado una invitación a una cena.

—Nunca dije que asistiría, ustedes saben que odio esas cenas.

JiMin volvió a sacudir la cabeza. Pero una vez más YoonGi fue quien habló.

—Eso no es lo que odias. Lo que odias son los interrogatorios. Pero veo que de verdad estás perdiendo los buenos modales.

MinSeok supo que se refería a que aún les tenía en la puerta de su casa, sin haberles invitado a pasar. Y no lo haría.

— ¿Qué quieres, YoonGi? Ve al grano, no te haré pasar de todas formas. —YoonGi soltó un suspiro de disgusto.

—Espero que no dejes pasar otros 99 años antes de ir por otro pacto —Y JiMin hizo algo distinto a sacudir la cabeza: Le pegó a su pareja— ¡Auch! JiMin.

—No veníamos a decirle eso, YoonGi —El rubio le miró—. Veníamos a decirte que debes dejar de estar tan depresivo. Te estás convirtiendo en un maldito grano en el culo para todos. Y si tanto extrañas a LuHan, ve a verlo. Así de simple. Iría yo, pero YoonGi no me deja.

—No es tu asunto, ya te lo he dicho. Y sigo pensando que MinSeok no sería tan tonto de dejar pasar una potencial pareja —Agregó YoonGi antes de mirarle con las cejas levantadas — ¿Verdad?

¿Qué podía responder? Aún tenía orgullo.

Jamás admitiría que sí, había sido un idiota, había dejado pasar una potencial pareja, aquella que le brindaría la vida eterna mientras estuviera a su lado sin necesidad de ir desvirgando personas. ¿Pero qué otra cosa podría haber hecho? ¿Traerlo y que le traicionara como las antiguas parejas de YoonGi que estuvieron obligas a estar a su lado? No. LuHan amaba a otra persona. Y MinSeok no quería experimentar más dolor. Las cosas debían continuar tal cual lo habían hecho antes de conocer a LuHan.

—Mi hermano tiene razón, JiMin. Debes dejar de meterte con los humanos y asuntos que no te conciernen. ¿Y qué es eso de una potencial pareja? ¿LuHan? ¿Es que nadie vio la cara de afeminado que tenía? Por favor, pensé que a estas alturas todos sabían que me gustan las tetas y las vaginas. ¿Y qué es eso de extrañarlo? ¿Qué novela estás viendo, JiMin?

Mentiras, todas mentiras, bueno, en gran grado eran mentiras. Tal vez si él las hubiera dicho meses atrás hubieran sido ciertas, pero hoy no.

Era cierto que LuHan parecía una niña poco desarrollada, y cuando le conoció le decepcionó. Pero compartir tiempo a su lado le había hecho ver cosas que nadie veía. LuHan era diferente al resto de la gente. No porque fuera virgen, sino porque llevaba una vida de mierda, pero aun así seguía adelante. Quemaba todo lo que ponía sobre una sartén u olla, pero al día siguiente volvía a intentarlo. En la escuela era el juguete favorito de todos, pero aun así seguía yendo.

¿Qué le gustaban las tetas y las vaginas? Pues, la verdad no estaba seguro de ello. Podía decir que ya no pensaba tanto en ese dúo.

¿Extrañarlo? Cómo nadie tenía idea.

Extrañaba la masa de humo negro en la cocina, el olor a huevo y arroz quemado, las muecas de LuHan, la sonrisa de LuHan al enfrentar su día, la manera en que aquel último día le había devuelto sus besos, la manera en la que se había entregado y gemido ante su tacto.

¿Qué novela estaba viendo JiMin? Al parecer, la correcta. Pero no tenía por qué saberlo. No tenía que saber que se la pasaba encerrado en su casa, dentro de su habitación, con la lámpara roja encendida, tirado sobre la cama regañándose porque había dejado entrar a alguien a su corazón que con tanto esfuerzo intentó hacerlo de hielo. No tenía que saber que cuando cerraba los ojos, veía a LuHan, debajo de su cuerpo. No tenía que saber que a veces hasta derramaba alguna que otra lágrima porque le imaginaba sonriendo al idiota de JongIn.

MinSeok notó las cejas de JiMin elevadas, como si no le creyese una sola palabra.

Alejar a LuHan de la persona que realmente quería no era la única razón que realmente MinSeok tenía para no llevarlo consigo, sino que para hacerlo, LuHan debía renunciar a todo. Su caso no era tan sencillo como el del JiMin, puesto que éste último perdió su vida en el pacto en forma de pago, pero otros casos, como lo era el de Jin o el del HoSeok, la muerte había tenido que intervenir.

El inframundo está compuesto de demonios, los cuales para vivir deben hacer pactos con los humanos. Los hay de muchas categorías. Pero también lo están los categoría especial por así decirlo, los cuales son aquellos que viven al servicio del inframundo, ellos son normalmente llamados Regularizadores. No tienen una categoría en sí. Y muchos son demonios naturalmente, aunque están las excepciones, como SeokJin.

Los Regularizadores, están al servicio del inframundo, es decir que están al servicio del Rey, quien le paga con años de su propia eterna vida. Y en la mayoría de los casos, nadie excepto el mismo NamJoon (y también su esposa, ya que es un Regularizador) saben a qué se dedican, y otros servicios son de dominio público, como la muerte.

LuHan debía morir para convertirse en su pareja. Que MinSeok conociera, en ese preciso instante, habían cuatro Regularizadores para ello: Su madre, una chica llamada Amber y SeokJin, un ex humano que había pasado por pruebas e increíblemente se había transformado en uno, algo muy poco común como el mismo hecho de que fuera la primer y única pareja de JungKook.

—Ya lárguense —Le espetó moviendo su mano despreocupadamente—. Mañana llamaré a KyungSoo y le diré que me busque otro humano. No me dejaré estar esta vez ¿Contentos?

YoonGi lo estuvo, pero las cejas elevadas de JiMin se movieron para acompañar la mala mirada que le dirigió.

"JiMin puede irse a la mierda", pensó MinSeok.

***

Al día siguiente, MinSeok buscó a KyungSoo y le ofreció un año de su vida para que le buscara otra persona virgen que desee algo que no sea la muerte o sacrificio por nadie (ya que para esos deseos hay otros demonios disponibles).

Verán, si bien KyungSoo no es un Regularizador, ofrece un servicio, buscar una presa.

Los ojos grandes de KyungSoo se hacen pequeños, dándole una mirada seria.

— ¿Quieres que sea una mujer, o ahora estarás disponible para hombres también?

MinSeok lo pensó unos momentos antes de tomar la decisión. Lo cierto es que no debería de ser quisquilloso, pero... debía comprobar que él no era gay, tal vez era bisexual, o quizá sólo se haya vuelto loco por la maldita aureola con la que parecía estar bendecido LuHan.

— ¿De verdad lo estás preguntando? —MinSeok aparentó estar molesto con la pregunta, aún tenía una imagen que proteger frente a los demás— Una mujer, y está vez...no cometas errores como confundir una mujer con un estúpido hombre. 

Pacto con un Demonio [XiuHan / LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora