Aparecen giros inesperados en la vida de Iván, un joven escritor muy famoso y talentoso. Él recuerda mucho su estadía en la universidad y fue entonces dónde se enamoró de Jéssica, la profesora más joven de su facultad. Años después se reencuentra y...
Muchos millennials se refugian en fiestas que ni quieren asistir, pero como siempre los amigos son una influencia muy fuerte en nuestras vidas.Efectivamente amaba bailar en mi época de cachimbo, si o sí salir los fines de semana era una religión para todos mis compañeros, pero cada vez perdía el interés, uno crece y te deja de gustar muchas cosas.
-¿Se quedó dormida?-susurré.
Su cara posaba en mi hombro y la situación me dejaba sin aliento. Hay muchos casos en que un joven se enamora de una chica fuera de su alcance y sí, eso me estaba pasando. Soy un joven de 20 años que dejó de salir con chicas hace tiempo y no sabía como lidiar eso.
La fiesta era un éxito, todos bebían y bailaban, las parejas desaparecían de la primera planta y los que gozaban de la soltería pues era su noche de caza.
-No puedo creer que duerma con esta bulla...susurré para mí otra vez.
Ella era menor que yo, pero en su mirada escondía una cálida madurez y yo era un completo idiota. Si, antes de conocerla la juzgué mal. El inmaduro aquí soy yo y aunque aparento ser menor, creo que soy el mayor de muchos en esta sala. Hay ratos donde soy deprimente y toda esa tristeza la llevaba en mi corazón.
-¿La llevarás a tu casa no?-dice Jake. -No. -¿Iván eres cojudo no? -De-ja de FREGAR.-dije algo molesto. -¿Acaso no superas a...? -Deja de decir tontería. -¿Entonces?-dice Jake sentándose a mi lado. -Es menor de edad y la debo cuidar. -Ella vino con sus amigas. -Ellas son mayores.-dije acomodando el cabello de Renata. -Bueno yo me encargo de las amigas.-dice Jake señalando a las amigas de Renata.
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De pronto Renata empieza a mover suavemente y se acomoda abrazando mi brazo izquierdo.
-¿Me llevas a tu casa?-dice Renata. -No. -¿No te gusto? -¿Qué tiene que ver eso? -¿Entonces no te gusto? -¿Por qué dices esas cosas?-dije. -Es fácil responder.-dice Renata. -Escucha yo...
Renata me da un dulce beso en los labios y luego me seduce con la mirada para continuar con otro beso, pero colapso y me alejo un poco de ella. Nuestra relación era complicada de explicar. -Me gustas.-dije. -y tú a mí.-dice Renata. -Deberíamos irnos ya.-dije.
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Agarré mi chaqueta y la mano de Renata para escabullirnos entre nuestros amigos para huir libre de escándalos. Un frío aire nos abrazó y abrigué a Renata con mi chaqueta. Caminamos hacia la entrada de la gran casa y caminábamos por la vereda.
-¿Ocurre algo? -No estoy seguro.-dije. -¿Es por el viaje de mañana?
Regresaría a la ciudad dónde crecí y dejé cuando tuve que ir a la universidad. Ya estaba escrito mi destino y eso me agustiaba.
-Todo ya está planeado.-dije. -Yo lo entiendo perfectamente.-dice Renata. -No digas nada cursi.-dije. -¿No puedo? -Creo que tardamos mucho. -Por un momento pensé que no te caía. -Digamos que tardamos en descifrarnos.-dije riendo. -Te esperaré. -No, debes prometerme que te divertirás, estudiarás, harás todo por alcanzar tus sueños. -Si eso quieres, lo haré. -Enamórate cuantas veces quieras y si te rompen el corazón. -¿Acudiré a ti? -No. Si te rompen el corazón debes recordarte que eres una chica hermosa, por fuera y por dentro. -¿No quieres que corra a tus brazos?
La pregunta de Renata hizo que me riera como un loco, pero paré al ver su expresión triste. A veces río en el momento equivocado. -En la universidad aprenderás muchas cosas, a parte de lo profesional, te ayudará en tu desarrollo personal. -¿Lo dices por que te enamoraste de alguien antes verdad?
Renata era una persona directa y es algo que me gusta mucho. Ya que la mayoría era muy hipócrita en estos días.
-¿Quieres hablar de eso ahora?-dije. -Déjame estar celosa por unos minutos. -Las cosas pasan por algo.-dije con una voz apagada. -Eres un tonto.-dice Renata. -Le gustas a este tonto.-dije algo gracioso. -¿Cómo se me ocurre declararme hoy?-dice Renata hablando con ella misma. Yo la observaba renegar y luego me mira que estoy sonriendo. -Tú debiste hacer algo.-dice avanzando hacia mí. Estábamos en un paradero dónde el frío aire dominaba. Así que la abracé. -Sí, lo sé, pero no sabía como.-dije finalmente.
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