ESTRATEGIA CONTRA PODER

1.7K 120 25
                                    

CAPÍTULO 21. ESTRATEGIA CONTRA PODER

Recibí múltiples heridas por todo mi cuerpo, varios rasguños y un par de costillas rotas, pero en menos de quince días estuve curado, al menos en lo que respecta a eso; sin embargo, me he forzado demasiado a mí mismo a la hora de usar a Incursio y por palabras del médico hemos comenzado a fusionarnos, de seguir explotándolo de ésta manera probablemente jamás pueda volver a ser el mismo. Por el momento lo único que ha sucedido es que mi ojo derecho se ha vuelto rojo y mi iris ha tomado una forma de estrella o cruz, siendo honesto últimamente he comenzado a escuchar algunas voces en mi interior, rugidos que poco logro comprender, pero sé que provienen de mi Tyrant, siento como me llama cada vez más, atrayéndome hacia su inmenso poder, pero no puedo sucumbir a él, al menos no aún.

El ejército de la Armada Revolucionaria ha llegado, se está posicionando alrededor de las murallas de la capital, son millones de soldados y guerreros dispuestos a derrocar al joven monarca y al ministro para dar paso a una nueva nación más justa, pero eso será imposible mientras Esdeath continúe con vida. El día de mañana comenzará la batalla y Night Raid se unirá al ejército, por supuesto no puedo traer conmigo a mi hija, debo ocultarla en caso de lo peor, gracias a la Jefa Najenda he encontrado personas que están dispuestas a cuidarla mientras la batalla finaliza.

No quiero separarme de mi pequeña, han pasado ya seis meses desde entonces y mi hija es más fuerte y ha crecido bastante, ahora es capaz de mantener firme su cabeza y mantenerse sentada sin tambalearse demasiado, incluso ahora ha comenzado a probar otro alimento que no sea leche, no se ha enfermado y en su rostro muestra una espléndida sonrisa y una mirada fuerte. Es una bebé muy terca y determinante, en cuanto ve algo que le llama su atención patalea y exige con pequeños sonidos, a veces me recuerda mucho a su madre, me preocupa que haya heredado algo del sadismo de su madre, pero en realidad creo que en si es una bebé terca que ha sido consentida por todos los miembros de Night Raid.

Estaba sentado en una silla de madera, mirando fijamente a mi hija. Ella estaba en el suelo, en una alfombra rodeada de pequeños juguetes de madera, algunos creados por los miembros de Night Raid y otros conseguidos en la capital por Leone; sonreía y reía tomando los pequeños objetos mientras los hacia mover torpemente con su mano, no podía quitarle la vista de encima, probablemente sería la última vez que la vería. Me arrodillé junto a ella y tomé algunos de los juguetes para comenzar a juguetear, mi hija comenzó a reír con un enorme brillo en sus ojos, decidida a quitarme el pequeño caballo de madera que había tomado.

—Eres muy fuerte —dije cuando ella haciéndose hacia adelante alcanzó el muñeco en mis manos y me lo arrebató, no es como que me haya resistido demasiado, pero ella se había esforzado para cumplir su cometido—. Pórtate bien ¿de acuerdo?

Ella me miró ladeando la cabeza, entonces me mostró el caballo y sonrió con determinación, como si me demostrara que realmente era fuerte.

—Fui incapaz de pensar en un nombre, pero cuando regresé te pondré uno y me encargaré de convertirte en la niña más feliz —continúe, tomando un nuevo juguete, pero al parecer a ella no le interesaba en esta ocasión—. Si no...regreso, encárgate de vivir tu vida sin arrepentimientos, se feliz y se buena con las personas.

Realmente soy muy malo para las despedidas. Las posibilidades de regresar eran muy bajas, más aun con el plan que tenía en mente, pero quería creer que volvería con ella y seríamos una familia feliz, aun soy muy joven, así que no tengo idea de como ser un buen padre. La tomé en brazos y la pegue a mi pecho, ella se debatió ignorante de mi despedida y queriendo volver con sus muñecos. Salí con ella de la habitación mientras comenzaba a llorar y me daba pequeños golpecitos en mi hombro, así como jalaba con fuerza infantil mi cabello, lo suficientemente fuerte como para que hiciera muecas.

¿Un hijo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora