DETERMINACIÓN

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DETERMINACIÓN

Un incómodo silencio envolvió a los integrantes de Night Raid, quienes incrédulos miraban a su compañero después de que este pronunció aquellas palabras, unas palabras que jamás imaginaron saldría de su boca.

— Tatsumi... — Masculló Leone rompiendo aquel silencio.

— Sé que esto puede resultar sorprendente e incluso ridículo; también lo es para mí, el solo hecho de pensar que amo a Esdeath, quien ha causado tanto daño... es... me cuesta aceptarlo, pero así es como me siento. — Repuso apretando aún más sus puños y cerrando sus ojos con la misma fuerza. Le era difícil confrontar aquellos sentimientos solo, así que había tenido la necesidad de confesarlos.

— Bien... ¿qué piensas hacer con ellos? — Najenda, quien si bien también se había sorprendido, no se puso tensa como el resto del equipo. Más bien mantuvo su seriedad. — ¿Nos traicionarás?

Soltó aquella pregunta sin ningún escrúpulo y sin ningún sentimiento especial, no mostró enojo ni tampoco preocupación, su actitud fue exactamente igual como la vez que le pidió al chico unirse a Night Raid. La expresión de Tatsumi tambaleaba, podía verse sus cejas temblar ligeramente debido a la presión que ejercía intentando controlar sus emociones, duró así por unos cuantos segundos hasta que se relajó; abrió los ojos un poco mirando al suelo y con determinación alzo la mirada hacia su jefa.

— No. — Contestó sin dudar. — Jamás antepondría mis débiles sentimientos...

— Ya veo, ¿cuál es tu plan? — Sonrió.

— Tiempo. Si en el lapso de tiempo entre hoy y el parto, Esdeath sigue con la idea de acabar con la armada revolucionaria la mataré durante el parto. — Contestó respirando profundamente.

— ¿Planeas hacerla cambiar de bando?

— ¡Eso es ridículo! — Expresó Mine con enojo, le parecía estúpida la idea.

— Ridículo o no, haré lo posible y si no logró hacerlo entonces seguiré con el plan de la armada revolucionaria.

— ¿Serás capaz de confrontar el amor que tienes por ella? — Esta vez fue Chelsea quien hizo la pregunta, se mantenía sería.

— Daría mi vida por cumplir con el objetivo de Night Raid. — Respondió alzando su puño hasta la altura de su pecho. — Una vida, un sentimiento... nada de eso es tan importante como la vida de una nación entera.

— Yo confió en Tatsumi. — Comentó Akame asintiendo con un movimiento de cabeza. Sus palabras significaban mucho para él.

— Gracias, Akame... — Sonrió. — Vine aquí para confesarles mis sentimientos sobre Esdeath, de querer traicionarlos simplemente le hubiese confesado a los Jaegers de la posición del escondite.

— Entiendo Tatsumi. — Najenda se levantó de su asiento y se acercó a él posando una de sus manos sobre el hombro. — Eres joven y sé que todo esto es difícil, pero también estoy segura de que eres un chico leal a Night Raid; en otras palabras un compañero y amigo.

— No los defraudaré...

La reunión se dio por finalizada, no había más que decir. Tatsumi estaba decidido a cambiar de opinión a Esdeath. No era algo fácil, de hecho caía en lo imposible y aun así su naciente sentimiento por ella lo hacía querer intentarlo, pero era ese mismo sentimiento lo que le daba la determinación para asesinarla, de ser necesario. En un mundo donde los sentimientos que lo gobiernan tan solo lo pudren, no hay cavidad para aquellos que radican en lo honesto; es por ello que para que comience a haber cavidad, se debe eliminar a las personas que generan esa cárcel aunque eso signifique sacrificar uno que otro más honesto, después de todo existen prioridades. Y eso, Tatsumi lo comprendía perfectamente.

— He vuelto... — Saludó entrando a su casa dentro del palacio, estaba cansado y su cuello le dolía.

— Bienvenido a casa. — Lo recibió Esdeath, casi parecía el ambiente de una familia feliz. Eso le daba un poco de asco, seguramente cientos de personas vivían en desgracia y no podía sentir este calor... le desagradaba que en el fondo disfrutara de ese calor. — ¿Tienes hambre?

— No, gracias.

— ¿Pasó algo malo? — Esdeath dejo atrás su tono meloso poniéndose seria, no le agradaba ver a su querido Tatsumi tan desganado. Se acercó a él cuando este se sentó en el sofá.

— No, es solo que sigue sin agradarme.

— ¿Qué cosa?

— Esto... — Contestó cruzando los dedos de sus manos sobre sus rodillas. — Tú... yo...

— ¿A qué te refieres con eso? — Preguntó Esdeath arqueando las cejas.

— Mi ideología sigue siendo la de la armada revolucionaria. — Confesó Tatsumi mirándola a los ojos. Esdeath no pareció sorprenderse y se sentó a su lado.

— Así que es eso... — Dijo, pero fue lo único.

— ¿Es todo lo que dirás?

— Ya te lo dije una vez, los deseos de los débiles no me interesan. — Respondió con tranquilidad, no parecía molestarle la confesión de Tatsumi.

— Supongo que ahora no estoy de humor para empezar una discusión... al menos no por ahora. — Suspiró recargándose más en el sofá, estirando sus brazos hacia los lados. Esdeath sonrió y aprovechando que Tatsumi bajó la guardia se acercó a él.

Tomó sus mejillas entre sus manos y lo besó. Tatsumi hizo un movimiento de cejas al sentir sus labios, más no dijo nada y a pesar de dudarlo por un segundo, no tardó en corresponder a él. No se molestó en abrir los ojos, simplemente dejó que Esdeath hiciera lo que quisiera; ante eso ella aprovechó y comenzó a besarlo con mayor pasión, sus lenguas se envolvían y una guerra empezaba entre ellas por ver cual tomaba el control. Ninguno de los dos cedía a los deseos del otro.

— Iré a descansar. — Dijo Tatsumi una vez se separaron. La sensación de aquel apasionado beso lo había dejado aún más confundido. Esdeath había ganado.

— Claro. — Esdeath se levantó siguiéndolo a la recamara, estaba feliz.

Para Esdeath era maravilloso tener a Tatsumi a su lado, su gran amor y esperar dos hijos de él la hacía sentir aún más confiada, no tenía ni la menor idea de cómo en verdad él se sentía y aunque realmente lo amaba solo se le ocurría pensar en la felicidad de ese momento.

¿Un hijo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora