LA DECISIÓN DE NIGHT RAID

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LA DECISIÓN DE NIGHT RAID

Pasaron unos minutos no estoy seguro de cuántos, quizá una hora o quizá solo cinco, pero fue eterno; aun a mi corta edad podía sentirlo, sentir lo que significa ser padre de dos hermosas criaturas que acababan de nacer y al mismo tiempo tener una extraña conexión con la madre de ellos, ya no le temía sino todo lo contrario, la amaba. Esdeath se había quedado dormida, incluso para ella fue muy difícil y agobiante dar a luz a dos bebés.

El primero en salir de su vientre fue una niña y segundos después nació un niño, eran prácticamente idénticos con la excepción del género; ambos tenían el cabello y cejas de color celeste iguales a su madre, pero la forma de sus ojos era la mía y algo que llamó mi atención fue que tenían sus ojos de distinto color. Mi hija tiene su ojo derecho de color azul y su ojo izquierdo verde, mientras que mi hijo su ojo derecho es color verde y el izquierdo azul; es algo bastante inusual, ver a alguien con ojos de color distinto, pero para mí lucen exóticos y hermosos; antes de que se quedase dormida Esdeath dijo que eso los hacía ver letales, no pude evitar reír ante su comentario.

Esdeath no parecía querer despertar, realmente necesitaba recuperar fuerzas y los pequeños que estaban en cada uno de sus brazos también se habían quedado dormidos, pero la primera en despertar fue mi hija quien aunque apenas podía mantener por unos segundos sus ojos abiertos parecía estar chupeteando algo imaginario mientras mantenía sus manitas flexionadas y pegadas a su pecho, no pude resistirme a la idea de cargarla aunque el miedo me invadía ya que nunca había sostenido a un bebé. Vi al doctor y sus ayudantes cargar a mis hijos un par de veces así que trate de imitar sus posiciones, tragué saliva, lo peor que podía pasarme en ese momento era que tirara a mi pequeña así que traté de hacerlo con suma delicadeza; para mi suerte lo logré a la primera y el tenerla tan cerca desprendiendo ese olor característico a bebé me hizo figurar una sonrisa enorme y que mis ojos brillaran con intensidad; realmente es bellisima. Tomé su manita y de inmediato atrapó con sus diminutos dedos mi dedo indice apretándolo con la máxima fuerza posible que alguien recién nacido podía ejercer; no sé por qué, pero me sentí profundamente orgulloso de su fuerza.

—Es un hermoso bebé.

Sin darme cuenta una persona desconocida ingresó al cuarto, no era el doctor ni tampoco alguno de sus ayudantes, pero venía vestido con una bata negra característica de los doctores del palacio. Caminó hacia mí con una sonrisa confiada que no me pareció honesta, inmediatamente di un paso hacia atrás tomando una postura defensiva, el sujeto se detuvo y alzó sus brazos.

—Tranquilo —dijo—. Me envía el ministro, soy especialista en bebés y me ha pedido que me encargue de la salud de los hijos y de su soldado más valioso del Imperio.

—No había oído de ti.

—Ni yo sabía que tendría que venir aquí, en realidad me trajeron por la fuerza —se cruzó de brazos observándome cuidadosamente—, créeme niño, lo último que hubiese deseado es venir a la capital.

Aun con sus palabras no confíe completamente en él, pero no podía hacer mucho. El palacio estaba muy bien resguardo, ni siquiera Night Raid se atrevería a tratar de entrar, el riesgo era demasiado alto; así que no tenía de otra, debía confiar en el desconocido. En el momento que me relajé, el supuesto doctor se acercó a Esdeath suspirado al ver que estaba dormida, no lo culpo. Tomó a mis hijos y los reviso rápidamente, por supuesto no despegué el ojo de sus movimientos, no permitiría que les hiciera algo extraño; cuando finalizó me entregó nuevamente a mi hija, nuevamente sonreí y dejé que atrapara mi dedo con su manita. Cuando me di cuenta el sujeto le estaba inyectando algo en el cuello a Esdeath y el ambiente cambió

— ¡Oye! —traté de quitarle la aguja, pero había sido demasiado tarde— ¿Qué demonios le hiciste?

—Lo siento Tatsumi —escuché una voz familiar, así que me giré hacia el origen—. Teníamos que hacerlo por el bien del Imperio.

¿Un hijo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora