"UNA ROSA, UNA CARTA, Y UN SENTIMIENTO EXTRAÑO"
Era espeluznante, los pasillos estaban vacíos, el ambiente se sentía tenso y una corriente de aire frío hizo que mi cuerpo se estremeciera. Lo que se trataba de una casual caminata para llegar al jardín, pronto se convirtió en una forma de escape, por alguna razón me sentía insegura y temor era lo que invadía mi cuerpo.
Todas las personas se encontraban reunidas en el jardín delantero del castillo celebrando el festival anual de las rosas, un nombre muy simple para un agasajo tan hermoso como lo era aquella gran fiesta, misma en la que se celebraba el día uno del mes en que florecían las primeras rosas de toda la temporada, las cuales se convertirían en el regalo perfecto para tu pareja y amor de tu vida. La verdad puede parecer algo insignificante y hasta ridículo, pero se trata de una tradición que todo el reino espera con ansias. En la semana previa al día uno, la capital se llena de turistas de todos los condados, viajan desde todos los puntos del reino solo con la intensión de asistir; en las posadas es difícil encontrar habitación y las calles colapsan, por ende, no es solo un festejo, en esos días los comerciantes se benefician y la economía en Galiena incrementa muchísimo en comparación a lo habitual.
La celebración se lleva a cabo en el transcurso de un día; desde la mañana las personas comienzan a llegar a los terrenos del palacio, donde se realizan juegos de todo tipo, competencias, un banquete disponible a todas horas, paseos en velero y al caer la noche, los fuegos artificiales decoran el cielo y es justo en ese momento cuando el caballero regala una rosa a su amada, como símbolo de amor y respeto hacia esa persona especial, y al igual que los demás, el rey obsequia la rosa más hermosa de todas a su reina. Claro está que este año eso no sucederá.
Podía sentir la mirada de alguien sobre mí, justo como aquel día que caí por las escaleras, era como si esa persona estuviera esperando el momento exacto para atentar contra mí, por lo que mis piernas comenzaron a moverse aún más rápido, comenzando a correr. Me sentía muy insegura estando sola, desde aquel incidente ya no me sentía a salvo a menos de que estuviera en compañía de alguien, siempre tenía la sensación de que me estaban vigilando y que en cualquier momento algo malo volvería a sucederme. No me fijé en que ya estaba fuera del castillo hasta que choqué con alguien, y cuando vi de quien se traba, la calma llegó a mí y poco a poco me fui relajando.
- ¿Que sucede? ¿Por qué corres como si estuvieras huyendo de alguien?
-No huyo de nadie -su mirada estaba fija en mí y por alguna razón me puse nerviosa -solo... sentí miedo, todo estaba muy solitario y oscuro.
-Has vivido toda tu vida entre esos muros y ¿sientes miedo?
-No me juzgues, puede llegar a ser muy lóbrego.
El solo sonrió y me tomó de la mano para adentrarnos más en la multitud y a lo lejos pude ver a mamá, mirando al cielo, estaba claro que feliz no se sentía, siempre fue esta su celebración favorita, y la de papá igual, él siempre se tomaba el día para buscar la rosa más perfecta y maravillosa de todas para obsequiársela a ella en su debido momento, se decían cosas tan lindas y profundas, en sus miradas se reflejaba cuán sinceras eran sus palabras, ellos realmente se amaban. Siempre pensé que mis padres gozaron de suerte porque habían tenido la oportunidad de casarse con la persona que amaban y no por conveniencia como habían querido mis abuelos, ellos lucharon para estar juntos y se amaron hasta que la muerte los separó.
ESTÁS LEYENDO
Reina Escarlata | EN PROCESO
Ficção Adolescente¿Cuánto crees que esté dispuesta a luchar una persona por algo que realmente desea? ¿Cuánto crees que logre aguantar alguien que está siendo lastimado de varias formas, solo por conservar lo que es suyo por legado? Una princesa que asciende al trono...