Capítulo 13

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"UNA PERSONA DESAGRADABLE"

No podía creer como lograba conseguir paz en medio de tanto caos, no encontraba una explicación a la manera en que podía olvidar todo lo que estaba sucediendo con tan solo sentir el viento en mi rostro, era increíblemente satisfactorio oír el sonido que hacía mi caballo al cabalgar, mismo que de alguna forma lograba hacer que perdiera el conocimiento de todo aquello que me rodeaba. Por unos instantes la nube negra que había estado sobre mí durante días desapareció, la tormenta se había calmado y los rayos y truenos habían cesado, aquel miedo decidió partir y la angustia se había marchado con él. Volví a ser libre hasta que el sonido que hacían los otros dos caballos llegó a mis cavidades auditivas y en segundos regresé a mi realidad.

La felicidad me invadió por un instante, pero al verlos detrás de mí, con su infatigable insistencia por mantenerme a salvo, cuidando mi espalda y de mí, me recordó de inmediato que no gozaba de tiempo para ser libre, mi vida corría peligro y no podía darme el lujo de andar por ahí arriesgando mi bienestar por tan solo unos minutos de tranquilidad. Había conseguido sentir paz por un instante, y eso me bastó para recargar mi fuerza física, mental y espiritual, era suficiente y debía volver al palacio.

-Demos vuelta, es hora de regresar.

Los dos guardias que seguían mis pasos asintieron y acataron mi orden, pero pronto mi caballo y amigo desde siempre comenzó a disminuir la velocidad hasta el punto de solo caminar muy lentamente, o al menos lo estaba intentando.

-Algo le sucede a mi caballo.

-Solo debe estar cansado -comentó uno de mis acompañantes.

-Uhm, no lo creo, estoy segura de que no se encuentra bien.

No quería seguir cabalgando y causarle más daño, razón por la que los dos guardias optaron por ir en un solo caballo mientras uno de ellos me cedió el suyo.
Al llegar a los establos mi caballo se desplomó y al instante en mi corazón se formó un nudo y lágrimas invadieron mis ojos, él no podía morir, había sido regalo de mi padre cuando yo aún era una niña y de inmediato se convirtió en mi amigo, amaba a aquel animal, en serio lo hacía. Mis dos caballos eran indispensables en mi vida.

Varios golpes en la puerta llamaron mi atención, Egan asomó la cabeza y luego todo su cuerpo estuvo dentro de la habitación.

- ¿Está muerto?

-No, pero está luchando para no estarlo -un silencio muy doloroso se instaló a nuestro alrededor mientras yo intentaba no llorar frente a él.

-Al parecer fue envenenado.

- ¿Envenenado? ¿Fue por algo que comió cuando salimos a cabalgar? ¿Fue mi culpa?

-Claro que no, no eres responsable en lo absoluto por lo ocurrido. Todo indica que él ya había comido del veneno cuando decidiste ir a pasear, encontramos residuos de aquello en su comida.

Reina Escarlata | EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora