-Dime Lu, ¿tienes planes para esta noche?.-preguntó Mariana acercándose a la ojiverde quien estaba guardando unos libros en su locker.
-No, solo debo estudiar un poco para el examen de español.-respondió con desinterés.
-Perfecto.-sonrió. -Esta noche las chicas y yo saldremos, quiero que vengas con nosotras.
-Mari...
-No aceptare un no por respuesta.-interrumpió. -Pasare por ti a las ocho.-aviso antes de desaparecer por uno de los pasillos dejando a la chica de ojos verdes sola y con la palabra en la boca. Mariana conocía muy bien a su amiga, si le daba el tiempo suficiente para negarse no cambiaría de opinión así que esta vez fue más rápida que ella.Como había prometido Mariana paso a la hora pactada por la ojiverde en compañía de varias compañeras del instituto. Llegaron a un bar donde había un espacio exclusivo para el karaoke, estaba relativamente lleno. Como pudieron entraron y tomaron una mesa.
-¿Quien se animara a cantar?.-pregunto una animada Mariana, dos chicas a su lado aceptaron hacerlo pero más tarde, cuando ya estuvieran un poco ebrias para no tener pena.
Las horas corrían con calma, todas incluso la ojiverde ya estaban muy ebrias, tres de las chicas ya habían cantado. Unas inclusive ya se habían besado con algún desconocido. Parecía ser una gran noche. Las chicas cantaban, bailaban, bebían y reían como si de eso dependieran sus vidas, era más que seguro que al día siguiente no aguantarían la resaca. Mariana se levanto de su asiento y con ayuda de Lucia fue al baño, antes de adentrarse en el le encargo su bolso. Unos segundos después el teléfono de Mariana comenzó a sonar, como pudo la ojiverde contesto la llamada sin siquiera revisar quien llamaba.
-¿Mariana?.-pregunto una voz masculina del otro lado de la línea.
-No, número equivocado.-respondió con dificultad.
-Pero este es el numero de Mariana.-cuestiono, haciendo que la ojiverde cayera en cuenta que el teléfono que había sonado era el de su amiga no el suyo.
-Ha si, perdón, error mio.-admitió, provocando la risa del chico. -Mariana esta en el baño...pero ahorita vuelve.-explico.
-¿Donde están?.-pregunto.
-Estamos bi, bien. Es muy divertido este lugar.-comento.
-Qué bueno pero no pregunte como estaban sino en donde estaban, en que bar se encuentran. ¿Podrías mandarme la ubicación?.-insistió.
-Claro, espera un momento... que no soy muy buena con...estas cosas.-reconoció haciendo reír una vez más a la persona del otro lado de la línea.
-Ya la tengo, llego en unos minutos, quédense ahí.-aviso antes de colgar la llamada.La chica guardo el aparato en la bolsa, jugo unos minutos con su cabello en lo que Mariana salía del baño.
-¿Con quien hablabas?, me pareció escuchar que conversabas con alguien.-pregunto acercándose a la ojiverde.
-¿Yo?, numero equivocado.-dijo entre risas, comenzando a caminar junto a Mariana a la mesa. Ambas estaban tan ebrias que sin su ayuda mutua hubieran terminado en el suelo.El hermano de Mariana iba deprisa en su auto al lugar que la chica desconocida pero muy graciosa le había indicado que estaban. Le llego a parecer hasta un poco tierna la forma en la que hablaba la chica supuso que estaba muy ebria. Después de varios minutos llego al lugar, volvio a llamar a su hermana un par de veces pero al no obtener respuestas decidio entrar. Habia tanta gente adentro que penso que seria imposible dar con su hermana, hasta que a lo lejos logro ubicar a una de las compañeras de Mariana que alguna vez habia ido a su casa para realizar un trabajo con la pelinegra. Camino como pudo entre las personas para poder llegar a las chicas.
Lucia estaba bailando junto a Mariana encima de la mesa mientras las demas chicas las animaban. Un chico se acerco a la mesa, dirigiendose a la chica de ojos verdes, le toco la pierna pero esta reacciono enseguida dandole una patada.
-¿Qué te pasa?.-se quejo el desconocido.
-Qué te pasa a ti, por que diablos me tocas, eres un imbécil.-dijo molesta mientras se bajaba de la mesa para poder quedar frente al chico.
-Te vez más hermosa de cerca.-confesó el castaño.
-Y tú más imbécil.-el chico la tomó del brazo haciendo que esta se quejara, comenzando a forcejear con él. Pero de repente el castaño fue empujado al suelo.
-Me pareció ver que ella no te quería cerca.-dijo un apuesto pelinegro.
-Yo me estaba defendiendo sola.-comentó la ojiverde acercándose al chico.
-Lo sé, hiciste un buen trabajo pero quise ayudar.-respondió, sosteniendo a la chica del brazo para que no cayera debido a que apenas podía mantenerse de pie.