Unos jadeos provenientes de la habitación junto a la de Lucía, la hicieron despertar, miró su teléfono para ver la hora, 3:30 am marcaba.
Soltó un suspiro y salió de de habitación con dirección al lugar donde se producían los jadeos. Entro a la habitación sin tocar la puerta, ahí estaba él removiéndose por toda la cama. Rompía a la chica ver de esa manera a su novio, mirarlo angustiado, frágil y roto, no era algo que le agradara.
Lucia se sentó en el borde de la cama, comenzó a sacudir al chico para que despertara pero no parecía lograrlo.
-Alex despierta.-pidió con voz suave. -Alex, Alex, vamos despierta.-lo sacudió un poco más fuerte haciéndolo despertar de golpe. Su rostro mostraba angustia pura pero al ver a la ojiverde junto a él, su rostro se relajó y dejó escapar un pequeño sollozo de sus labios.
Sin pensarlo la chica lo envolvió en sus brazos, él se desahogaba mientras que ella lo abrazaba con más fuerza y acariciaba su espalda.
Lucia conocía su historia, lo que le había tocado vivir, su dolor, su sufrimiento. Conocía los problemas que enfrentaba y lo entendía completamente por eso estaba con él, lo amaba y lo apoyaría siempre.
Después de algunos minutos ambos se recostaron en la cama sin romper el abrazo. Alex se sentía mucho mejor cuando la ojiverde estaba cerca de él, escuchar su corazón era la mejor canción de cuna que podría escuchar.
-¿Que hice para merecer una chica como tú?.-se preguntó acariciando la mejilla de la chica que dormía en sus brazos.
Al día siguiente Alex acariciaba las mejillas de Lucia cuando ella despertó, sonrió de oreja a oreja al ver a su novio frente a ella. Quien le deposito un beso en la frente al percatarse que ya estaba despierta.
-Buenos días, amor.-dijo él con una voz suave.
-Buenos días, a ti.-beso fugazmente sus labios.
-Gracias.-beso la nariz de la chica. -Gracias por siempre estar para mi y cuidarme.-dijo con la sinceridad en sus palabras.
-Siempre lo haré .-beso al ojiverde con tanto amor, un beso que no sabían que ambos necesitaban.
