-Mueve tu trasero Lu, tenemos que practicar.-dijo Mariana llevando a la chica de ojos verdes al campo de fútbol americano donde las porristas ya las esperaban.
Después de más de dos horas de práctica por fin las porristas se despidieron, dejando a Mariana y la capitana a solas en el campo.
-¿Como está todo con Daniel?.-pregunto la ojiverde mientras guardaba unas cosas en su mochila.
-Bien.-tomo un poco de agua. -Esta noche pensábamos en salir pero Dani debe cuidar a su hermano y yo a mi prima, no encontramos a nadie que los cuidara, parece que todas las niñeras de la ciudad están ocupadas.-dijo con pesar.
-Yo los puedo cuidar.-se encogió de hombros.
-¿Really?.
-Si, soy buena con los niños. Aparte eres mi mejor amiga haría lo que sea para que puedas pasar tiempo a solas con tu novio.-comentó divertida.
-Muchas gracias Lu, eres la mejor.-la abrazo y levantó levemente.Lucia cuidaría a los pequeños en casa de Daniel, la habían citado a las 6pm así que tuvo tiempo suficiente para ir a su casa, ducharse y comer un poco antes de llegar a la casa del chico de rulos.
-A las 7:30pm cenan y a las 9pm deben estar en la cama.-explicaba Mariana.
-Deja de actuar como una madre, se lo que hago y ellos ya están un poco grandes así que tranquila, nos divertiremos aquí, ustedes hagan lo mismo.-pidió.
-Cualquier cosa me avisas, no importa que sea tú me llamas.-comentaba Daniel haciendo reír un poco a la ojiverde.
-Ya váyanse, fuera de aquí.-los llevo hasta la salida y cerró la puerta.Había terminado la cena hace un par de minutos cuando sonó el timbre de la casa, la ojiverde extrañada se levantó del sofá de la sala donde estaba sentada y se dirigió a la puerta. Solo deseaba que no fueran sus amigos, apenas llevaban dos horas fuera. Sin duda estaba preparada para regañarlos pero se llevó una gran sorpresa al ver detrás de la puerta al chico de ojos verdes con su característico gorro azul.
-¿Qué haces?.-pregunto con su voz ronca entrando a la casa.
-Cuidó a estos pequeños mientras Mariana y Daniel se divierten un poco.-explicó después de cerrar la puerta.
-No son tan pequeños.-bromeó -¿necesitas ayuda?.
-No vendría mal un poco.-admitió.Martin tiene 14 años, esta jugando videojuegos en la sala con Lucia, por lo menos la chica lo intenta. En el comedor se encuentra Alex con la prima de Mariana, jugando al castillo.
-Martin llevaré a Sofía a ducharse cuando regrese tú serás el siguiente.-avisó y el chico solo asintió.Lucia se quedó realmente sorprendida al ver como Alex jugaba con la pequeña, la cargaba en su espalda mientras la paseaba por toda la cocina como si él fuese un caballo o algo así. Sofía estaba más que feliz.
-Vamos Sofía, tienes que ir a ducharte.-comentó y la pequeña se levando de la espalda del chico.
-Esta bien pero...¿Alex podría leerme un cuento antes de dormir?.-pregunto con un puchero.
-No podría negarle nada a esta princesa.-se apresuró a decir Alex. La pequeña sonrió y salió disparada al baño.
-Buen trabajo como niñera, Rivera.
-No estés celosa tú eres mi princesa favorita.-abrazo a la ojiverde.
-Más te vale.-amenazo entre risas, haciendo reír al chico de gorro.Los chicos ya dormían, Alex y Lucia conversaban un poco en la sala. Después de todo ser niñeras era algo agotador.
Ambos sentados en un sofá, abrazados.
-¿Cuando tendremos bebés?.-pregunto el chico de repente sorprendiendo a la ojiverde.
-¿Quieres tener bebés conmigo, Rivera?.-pregunto con una ceja alzada.
-Claro.-se encogió de hombros. -¿Quien más me soportaría a mi y a unos bebés?, aparte solo contigo quisiera dar ese paso.-confesó antes de dar un beso fugaz en sus labios.
-¿Cuantos?.-pregunto curiosa.
-Cinco o seis.-Lucía carcajeó ante tal cifra.
-Tú estas loco, pero lo pensaré.-continuó riendo mientras Alex repartía besos por todo su rostro.