Pasaban de las 11 de la noche, Lucía salía de su trabajo bastante agotada ya. Iba tan sumida en sus pensamientos que no noto cuando doblo en una calle que no debía. Entrando a un callejón oscuro y desolado. En cuanto se percató del lugar en el que se encontraba dio la vuelta para salir de ahí pero su camino se vio interrumpido por un hombre ebrio que la miraba con lujuria.
-Creo que me he sacado la lotería.-su aliento a alcohol chocó contra el rostro de la chica. La ojiverde cerró sus ojos, sus manos comenzaron a temblar al sentir como ese ebrio hombre la tomaba de las muñecas.
-No quiero problemas.-dijo con su voz entrecortada. El hombre se acercó a ella en un intento de besar su cuello pero la chica comenzó a forcejear para quedar libre de su agarre. -Suéltame.-pidió mientras seguía forcejeando pero claramente él le ganaba en fuerza y tamaño. -No me toques.-grito con las lágrimas haciéndose presentes.
-¿No escuchaste que pidió que la sueltes?.-una voz se dejó escuchar a espaldas del hombre.Segundos después ambos hombres desconocidos se encontraban en el suelo, debido a lo ebrio que estaba el acosador fue mucho más fácil dejarlo fuera de combate.
El chico se levantó del suelo y se acercó lentamente a la chica.
-¿Te encuentras bien? ¿Este idiota te lastimo?.-pregunto con la preocupación en sus ojos. La chica negó enseguida.
-Gra...gracias por llegar. Si no fuera por ti no sabría que hubiera pasado.-un sollozo escapó de su garganta.
-Lo importante es que te encuentras bien.-sonrío levemente. -Me llamó Alex, ¿puedo acompañarte a casa?.-propuso.
Lucia parecía estar meditándolo un poco pero terminó por asentir y dedicarle una sonrisa tímida al chico.
-Soy Lucía, gracias por salvarme.-murmuró.Después de unos minutos llegaron a la casa de la chica, una linda casa color blanco.
-¿Que tal si vamos por un café mañana?.-ofreció el chico.
-Mañana no puedo.-respondió, notando la decepción en el rostro de Alex. -Pero el viernes si.-agregó.
-Pasó por ti a las 6.-dijo con una gran sonrisa.
-Buenas noches, Alex.-deposito un beso en la mejilla del chico y camino hacia la entrada de la casa.
-Buenas noches, Lucía.-se despidió, espero a que la ojiverde entrara a la casa y camino hacia su casa.