IV

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—Entonces —pronunció dejando su celular sobre la mesa, antes de cruzarse de piernas—. Cómo fue que el hombre más inteligente de Kanat'ma ¿se volvió infeliz?

Él sonrió divertido y se llevó el cigarrillo a los labios, antes de darle una calada, y soltar el humo suavemente.

—¿Desde cuándo ser inteligente es sinónimo de felicidad? Comprendes tantas cosas, que con el tiempo, terminas por aburrirte de todo, por amargarte la vida.

—Así que, afirmas lo que muchos considerados genios han sentido.

—Supongo que sí —le dijo desinteresado, antes de darle una nueva calada al cigarrillo.

—Es increíble que siendo médico, fumes, sabiendo los daños que eso le causa a tu cuerpo.

—Esto no es tabaco —sonrió, soltando el humo.

Giselle desvió la mirada y luego anotó algo en su libreta. Beraelt la observó unos segundos, y luego extendió su mano hacia el celular, deteniendo la grabación. La jovencita lo miró confundida y él volvió a reincorporarse en su asiento.

—Responde algo, Giselle ¿Por qué aceptaste esta visita?

—Simple curiosidad.

—Recuerdo que insinuaste que mi mal humor se debía a mi ausencia en el kok'ta. ¿Cuántas veces has participado en él?

—Eso no es relevante en la entrevista.

—Dejemos la entrevista de lado entonces —pronunció con simpleza, con cierta diversión en su mirada, antes de tomar su taza de café y darle un sorbo.

—No hablo de mí vida privada con desconocidos.

—Mm, eso me suena a virgen.

—No, no soy virgen, señor Athana —Sonrió falsamente, tomando su celular.

—No pudiste mirarme al decirlo, y te incómoda hablar de ello. Eres virgen, cómo mucho, me arriesgo a decir que te masturbas.

—¿Es siempre así de irrespetuoso?

—No, a veces puedo ser peor —sonrió divertido.

—¿Podemos continuar con la entrevista?

—Antes que eso, deja de llamarme señor. Debo tener unos ocho o diez años más que tú.

—Es por respeto, no sólo por la edad.

Él la miró a los ojos y sonrió, antes de hacerle un ademán con su mano para que continuara con su entrevista.

***

Así que, se llama Giselle Paris, tenía diecisiete años, y estaba cursando su último año en la secundaria. Su promedio era regular, nada sobresaliente, pero, desde los quince años trabaja en el periódico principal de Kanat'ma.

Carraspeó un poco su garganta, luego de estar fumando hasta tarde, y tomó su celular, marcando el número de la jovencita.

Se acostó en la cama, llevando uno de sus brazos por detrás de su cabeza, usándolo de almohada.

"—Señor Athana, son más de las dos de la madrugada."

—No parece que durmieras, niña —sonrió, mirando el techo.

"—No lo hacía, estaba terminando un ensayo para mañana."

—Quisiera decir que niña más aplicada, pero si fueras así, no estarías realizándolo a último momento.

"—Sigo sin comprender el motivo de su llamada."

—Simple, curiosidad —sonrió al recordar la respuesta de ella.

"—¿Curiosidad de qué? No comprendo."

—De saber si me atenderías. Estoy cansado de las mismas personas de siempre que me rodean. De hablar con ellos. Pero tú, eres alguien nueva, me... Me interesa conocerte.

"—¿También dirá que me veo más grande? ¿Qué no parezco de mi edad?"

—Eso si que no —rio—. A mí no me importaría admitir que me gusta alguien menor, pero legal, si fuera así. Simplemente estoy aburrido.

...

Aburrido... 🙄😒

No me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora