LVII

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—Zhanda ¿Por qué regresaste a esta hora? ¿Qué te ocurrió?

El rubio siguió de largo, ignorándola.

—¡Te estoy hablando!

—No tengo ganas de hablar, me iré a dormir —le dijo marchándose a la habitación.

—Pero yo sí —le dijo molesta, tomándolo del brazo para detenerlo_. ¿Qué te pasó? Son casi las doce de la noche.

—Hoy mi hija cumplió tres meses.

—¿Y qué con eso? ¿Me dirás que le festejan los meses? ¡No soy estúpida, Zhanda! ¡¿Dónde estabas?!

—Si le quiero festejar los meses o los años a mi hija, es problema mío y de Giselle, no tuyo —gruñó, soltándose.

Deismy lo vio marcharse, y lágrimas de rabia se acumularon en sus ojos. Ahora más que nunca necesitaba quedar embarazada, o perdería a su marido.

***

—Mi sobrina es tan linda.

—Y ella te quiere mucho, mira como te observa y sonríe —rio Giselle, al ver cómo su hijita miraba a Kerish.

—Oww, es tan tierna ¡Me va a matar de amor! —exclamó la jovencita, besando sus mejillas—. Tu papá es un degenerado, pero se lo perdonaremos por darnos una bebita tan linda.

Giselle miró a Kerish, y luego rio.

—¿Por qué dices algo así?

—Ay, Giselle, por favor. Tenemos prácticamente la misma edad, y el desgraciado te embarazó. Mínimo que usara un condón.

Giselle sonrió incómoda, mirando a su hija.

"—Quiero sentirte a ti, completamente.

—E-Está bien —jadeó.

—Eres especial para mí, Giselle."

—Mira como mueve sus piernitas, parece que quiere salir corriendo —rio Kerish.

—Sí, es muy imperativa, pero todavía no puede pararse.

—¿Por qué no? Si ella ya está emocionada por pararse.

—Porque aún tiene muy frágil la columna, y podría dañarla.

—Ah, entiendo. Qué loco ¿No?

—¿Qué cosa?

—Que seas madre, que seas tan jovencita. ¿Qué se siente?

Giselle respiró profundo, y luego suspiró.

—Pues, es difícil, sabes —sonrió—. Tengo una personita que por muchos años, dependerá de mí las veinticuatro horas, y ahora sé que sí o sí, debo trabajar. Ahora tengo otras responsabilidades, pero el amor que siento es tan grande, que todo eso se hace chiquito.

—Con sólo mirar a esta dulzura, creo que lo entiendo —sonrió mirando a la bebé.

***

Luego de que Kerish se fuera, Giselle se quedó a solas con su hija. Prepararon la merienda juntas, pero Sunny no quería dormir la siesta.

La niña cada vez quería dormir menos, y no lo entendía, recién tenía tres meses para estar tanto tiempo despierta. Se suponía que era cuando los bebés más dormían.

—¿Qué es lo qué quieres? ¿Qué te tome en brazos? —sonrió con dulzura, al ver cómo la niña se desesperaba, moviendo las piernitas y balbuceando.

La alzó, y luego se sentaron ambas en frente de la ventana, mirando la calle, las personas que salían a caminar aquella tarde.

Sunny empezó a moverse, y Giselle, sonrió, tomándola por debajo de los brazos para tenerla parada, aunque no apoyando sus piecitos.

—Sólo un rato, mi amor, sabes que aún eres muy pequeña para estar de pie.

Y luego de unos minutos, y estar hablándole a la niña, Sunny empezó a balbucear, inquietándose.

—¿Qué pasa, mi amor? Querías estar parada ¿Qué quieres ahora?

Sintió que alguien golpeaba el vidrio del otro lado, y al levantar la cabeza, se encontró con Zhanda, sonriéndole. Giselle miró al rubio, y luego a su hija.

¿Lo habría reconocido?

...

¡Otra vez cometí un error! 😫😫 ¡Kerish tiene la edad de Giselle! No sé porqué pensé que tenía la edad de Helowi 🙄🙄
Quizás porque siempre las confundo jajaja

No me dejesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora