XV

162 17 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Elektra no se movió de su lado hasta que llegó la ambulancia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Elektra no se movió de su lado hasta que llegó la ambulancia. Aquel hombre, Liam, no dejaba de reír ante la preocupación de la chica con quien no dejaba de coquetear a pesar de estar herido. Por lo que entendí, él no es de aquí. Estará bien, al menos eso dijeron los paramédicos.

Ahora salgo después de dejar a Justine en su casa, su madre estaba enfadada, pero me agradeció por llevarla. Salgo mientras Elektra está afuera, sosteniendo el cuerpo ebrio de Graham.

—Te ayudo —así lo hago y comenzamos a caminar con dirección a su apartamento. Unas cuadras después hablamos sin importarnos que Graham está aquí, sabemos que no recordará ni una oración completa.

—No puedo creer que nos hayan ocultado que vivían juntos, por tanto tiempo, me siento tonto.

—Fue fácil, sueles caer en las mentiras de una forma sencilla, me sorprende de Dave, pero él no está interesado en nuestras vidas, así que resultó mejor de lo que creímos.

—Dios Elektra, no soy idiota, sólo que ustedes dos han metido demasiado que son unos profesionales. Yo no miento, eso no es correcto.

Ella suelta una carcajada.

—El chico que engaña a su novia hablando de lo que no es correcto, que ironía tan absurda —se burla, eso me molesta, pero tiene razón.

—¿Engañas a Justine? —pregunta Graham dando pasos torpes.

—Sí, lo hago con tu novia —digo molesto, ante esto Elektra me observa amenazante y Graham ríe.

—Ya quisieras Damon —me contesta con palabras atropelladas, apenas puedo entenderlo.

Llegamos al edificio departamental, y ahora no hablamos, sólo ella comienza a abrir las puertas y esas cosas. Llevo a Graham hasta su cama, observo como le sonríe a Elektra mientras ella quita sus zapatos y lo pone bajo las mantas.

—Estuviste fabulosa —dice—. Haz que Damon se vaya y después interpretas unos diálogos de Julieta, eso me calienta.

Ella sólo suelta una risita, terminando de prepararlo para dormir. Yo estoy molesto, me duelen los pies, tengo frío, y Elektra me ha dejado excitado. Ante todo esto soy sincero conmigo, me molesta que Graham haya logrado conquistarla. ¿Cómo putas lo hizo? ¿Y cómo pasó?

Estoy tan centrado maldiciendo mi suerte que no puedo decirles lo feo que es este apartamento, aunque se tienen el uno al otro, eso hace las cosas más fáciles.

—Te daré unas mantas Damon y prepararé el sofá para que duermas, ¿quieres cenar?

Yo sólo asiento, siguiendo a Elektra fuera de la habitación mientras dejamos a Graham dormido.
Como galletas con té, veo a Elektra acomodando el sofá cama, poniendo sobre él mantas. La cocina y la sala de estar son una misma habitación. Ella se sienta en el borde, observándome. Yo hago lo mismo, no me intimidan esos ojos cansados así que no quito mi mirada. Quiere jugar, pues lo haré a mi manera, estoy cansado de jugar bajo sus reglas. Cuando termino dejo la taza en la barra y camino para sentarme también.

—Gracias por ayudarme con Graham, no habría podido traerlo hasta aquí sola. Es muy pesado.

Quito mis zapatos, y enseguida mis calcetines, siento como mis pies arden y punzan.

—¿Elektra agradeciendo algo? ¿Acaso los extraterrestres te han intercambiado por alguien más?

—No tienes que ser un idiota —escucho su tono de voz molesto, esto hace que la observe. Sentirla tan cerca y aspirar su fragancia característica me hacen flaquear.

—Lo siento Elektra, hay tanto que debo procesar, me siento agotado de todas las formas, mis piernas me duelen y sólo quiero dormir.

Ella se levanta para caminar frente a mí y arrodillarse, ahí toma mi talón, levanta un poco mi pierna y comienza a masajear mi pie.

—No es necesario Elektra —quiero detenerla pero no lo hará, sólo me sonríe y la verdad siento demasiado bien, sus manos están frías y me relajan demasiado, al punto de que llega a ser excitante.

—Estoy siendo amable contigo Damon. Sólo deja que haga un poco por ti, como agradecimiento de todo lo que has hecho por mí hoy, porque otro día no existirá una Elektra que te lo agradezca. 

Me dejo caer un poco, y enseguida sigue con mi otro pie. Cierro los ojos y sólo siento su tacto. Puedo sentir una erección, así es, relajarte demasiado también las suele provocar, no pasa mucho cuando dejo de sentir ese suave tacto en mis pies, abro los ojos y está sobre mí. Sus labios besan los míos, y sus manos buscan quitar mi playera. Se dio cuenta de mi erección, lo sabía, pero ahora interpongo la razón sobre el deseo, y la aparto un poco, ella me observa.

—Tu novio está en la habitación de al lado y quieres hacerlo, esto no se hace —me observa ofendida, con un poco de enojo en esa expresión.

—Damon Albarn, estoy demasiado caliente y te estoy dando la oportunidad de elegir. Si no eres tú iré a despertar a Graham, así que dime si lo rechazas.

Claro que no, ese cabrón la tiene cada noche a su lado. Yo extraño su piel, su olor, sus sonidos, su humedad. Sujeto su nuca y vuelvo a besarla. Está demasiado desesperada, tanto como yo que no tardamos en quitarnos la ropa. Podría romper ese bonito vestido ajustado a ese cuerpo perfecto, pero ella lo evita, quitándolo por su cuenta.

Me hacen falta manos para poder palparla, para acariciarla como ella se merece, pero lo que no me hace falta es tiempo porque ella ya se está embistiendo mientras la abrazo y beso su cuello intentando captar su fragancia, todas esas feromonas excitantes.

Gemimos, cambiamos de posición, me rasguña, golpea y muerde, todo pasa rápido por nuestra desesperación. Por primera vez lo estoy haciendo sin el efecto de alguna droga, sólo con las pasiones que desata la madrugada sobre dos cuerpos necesitados de contacto, dopamina y adrenalina.

No sé ni en que momento nos corremos ambos, porque todo ha sido orgásmico, desde antes de penetrarla, desde que la vi actuando en aquel escenario.

Ella busca su ropa interior y se la pone, yo hago lo mismo. Y mientras la veo alejarse quiero decirle algo: lo increíble que fue, que extrañaba su cuerpo, o que la amo.

—Felicidades por tu actuación, fue brillante —ella se detiene para observarme.

—Siempre lo he hecho fantástico, pero gracias por ser el último en notarlo —sólo veo una sonrisa y enseguida apaga la luz. Sólo escucho la puerta de su habitación cerrándose.

Cualquiera se conformaría con tener sexo con ella, y por esa razón odio no poder ser cualquiera. Pero es lo único que voy a tener de Elektra, y debo aceptarlo.

ᴛᴇʀʀᴀᴄᴏᴛᴛᴀ ʜᴇᴀʀᴛ ↳ ᴰᵃᵐᵒⁿ ᴬˡᵇᵃʳⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora