XIX

110 9 2
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Joder ¿dónde putas estabas? —Graham se ve enfadado, pero se acerca a mí y me abraza fuerte—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Joder ¿dónde putas estabas? —Graham se ve enfadado, pero se acerca a mí y me abraza fuerte—. No sabía si había pasado algo o si dormiste en la calle. ¿Qué pasa contigo Elektra?

Me separa de su cuerpo, viendo mi rostro y acariciando mis mejillas.

—Estaba molesta y ya. Por favor deja el tema. Estoy bien, estoy aquí. Sólo no hables de mi salud o de mi aspecto, menos sobre si necesito un descanso, sé que te preocupas, pero no es asunto tuyo. Ahora debo ducharme para ir a la audición.

Me da un beso en los labios, asiente y enseguida camino al baño.

—Te amo Elektra, y mucho —sólo no me detengo, ni siquiera a responder porque es obvio que también lo hago, aunque no lo diga.

Graham me acompaña al lugar de las audiciones, después se va al estudio. En unas horas vuelvo a estar con Steve, en su oficina.

—¿Tienes 36 años y no quieres una novia? Si no consigues una rápido morirás solo —suelta una risita mientras me observa desde su silla, mientras termina de ordenar papeles.

—Te preocupas por si tengo pareja. ¿Qué hay de ti? ¿Nadie es lo suficientemente bueno para estar contigo?

—Exactamente eso pasa —digo seria, mientras él se lo toma en burla—, pero no debe interesarte mi vida, yo tengo 20, no estoy ni un poco cerca de ser vieja.

Él se queda pensando, y pronto se acerca hasta mí.

—Aún no he almorzado. ¿Quieres ir a comer algo? —definitivamente no, quiero que me de alguna de sus sustancias trasportadoras a otra realidad.

—No. Sabes que yo sólo vengo aquí por una cosa. ¿No? —él baja su mirada por mi cuerpo.

—Lo sé, pero hoy no tengo ganas de sexo —suelto una risita.

—No estoy aquí por el sexo.

—Es que no tengo más sustancias, me llegarán dentro de dos días, Elektra. Vamos a tomar un café, no serás una adicta ¿O sí? Tendríamos muchos problemas si eres adicta.

Maldita sea. Acepto su estúpido café en una tienda cerca del edificio. Mientras me habla de negocios y de las empresas a las que se afilia, no dejo de pensar en cuando va a detenerse.

—¿Damon y tú son algo? —pregunta dando tragos al café.

—No entiendo porque debería decirlo, mi contrato no me obliga a compartir a mis parejas —él suelta una risita nerviosa y se suelta el botón de su elegante saco.

—O sea que si son algo —¿En qué momento este hombre pensó que podemos ser amigos?

—Por Dios, Damon es el tipo de chico que cree en la fidelidad hasta la muerte y que el amor dura para siempre y esas mierdas. ¿Crees que sería capaz de engañar a Justine? No lo haría ni con Naomy Campell, así que deja de ser insistente con esas mierdas. Mi contrato no me obliga a decirte con quien duermo.

—Vamos —su sonrisa genuina se ha vuelto una nerviosa—. Lo pregunto cómo tu amigo, no como tu manager.

—¿Por qué razón crees que no me llaman? He hecho decenas de audiciones, y no soy una mala actriz —no hace falta explicar porque cambio la conversación.

—Eres una excelente actriz Elektra, eres sumamente hermosa, tienes todo lo necesario para ser una estrella, pero yo no comprendo porque no te eligen. Quizá tu aspecto no es el que buscan, o tu forma de expresarte o moverte. Sólo no dejes de ir a mi oficina, necesitas seguir intentando las propuestas que tengo. Serás grande, pero el éxito no llega de un día a otro.

No sé que es lo que pasa, pero tiene razón, tal vez no soy lo que están buscando.

Por la tarde, Graham insistió para salir a caminar, después de hacer fila para subir al London Eye, estamos casi en la cúspide, observando Londres por una de estas cabinas, rodeados por extranjeros.

—He perdido la cuenta de las veces que he estado aquí, no sé porque acepté subir de nuevo —él suelta una risita mientras me abraza por detrás y recarga su barbilla en mi hombro.

—Pensé que, si te traía a un lugar que has visto cientos de veces, finalmente podrías observarme a mí —me giro, y por estar frente a él, se mantiene serio, con un poco de culpabilidad.

—Odio los rodeos Graham —con esto se acerca y sostiene mi rostro, haciendo ver su necesidad de vernos a los ojos.

—Siento que te estoy perdiendo, cada vez interactuamos menos, estamos convirtiéndonos en un maldito matrimonio monótono, que vive en la rutina y lo único diferente que encuentra es fuera de casa. No quiero esto para nosotros —puedo sentir lo que siente, joder. Tiene razón, pero no puedo dedicarle demasiado tiempo cuando cada dos días tengo que someterme a hacer lo que dice un maldito hombre de 36 años que me garantiza el éxito que he querido desde que tengo memoria.

Me lanzo para besarlo, aferrándome a su chaqueta, pegándome a su cuerpo y haciéndolo lento. Hay demasiado que quiero decirle, pero esas palabras acabarían con todo lo que ambos hemos soñado. ¿De qué forma decirle que debo soportar que su productor y manager me penetre solo por un estúpido descuido y que esa es la razón por la que sólo quiero que me abrace cuando estamos juntos? Me separo de él, no completamente.

—Lo siento —en seguida se separa de mí, sorprendido.

—Elektra jamás se disculparía. ¿Qué has hecho con ella? —suelto una risita y él me imita.

—Joder, soy tan mala, todos los seres de mi alrededor sufren porque Elektra es demasiado cruel para los seres del planeta —digo con sarcasmo y él mantiene su risita, se acerca de nuevo y me susurra al oído, sujetando mi cintura.

—Vamos a casa, y si quieres nos mantenemos abrazados hasta el anochecer.

—Iremos a casa —digo susurrando también—, pero me vas a follar, como si mi padre pudiera descubrirnos.

Se separa de mí y me sonríe.

—¿Por qué carajo esta rueda no avanza más rápido? —esto me hace reír tiene razón, esto es muy lento.

ᴛᴇʀʀᴀᴄᴏᴛᴛᴀ ʜᴇᴀʀᴛ ↳ ᴰᵃᵐᵒⁿ ᴬˡᵇᵃʳⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora