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—Damon, Graham no está en casa, fue a visitar a sus padres —me sorprende verlo aquí.

—Piensas que no lo sé. Si tú te apareces en mi apartamento, pensé que podría aparecerme aquí también, no sólo es cuando tú quieres Elektra —suelto una risita.

—Apenas te vi y pensé "voy a follármelo como nunca", pero se me han quitado las ganas, regresa después.

Su expresión es muy distinta y se vuelve suplicante cuando voy a cerrarle la puerta en la cara, pero esta vez es demasiado inteligente y entra, me empuja para lograrlo, pero no demasiado.

—Me vas a invitar té y me dirás porque no lo acompañaste. 

—Te invito té, pero tú lo prepararás, y prepárate para la historia más larga de tu existencia —me sonríe y enseguida pasa a la cocina, comenzando a calentar agua. Cuando el té finalmente está listo, pasamos al sofá.

—Jamás pensé que estuvieras tan mal con su madre —yo sonrio orgullosa.

—Graham era un chico bueno, imagínate lo dañado que está por mí, soy una zorra que ha trastornado a su hijo.

—Ahora entiendo porque Graham estaba tan desesperado para independizarse.

—Ahí lo tienes —termino mi té y lo dejo en la mesita. 

—Extrañaba estas conversaciones contigo —confiesa viéndome a los ojos, aun bebiendo de su taza—. Desde aquel día las cosas cambiaron ¿no lo crees?

—Claro que lo creo, cuando tienes sexo con alguien no puedes dejar de verlo con morbo —confieso y él suelta una risita, terminando su té y dejando la taza en la mesita.

—Definitivamente, nunca pensé que esto fuera tan incomodo a veces —es lo que expresa, y notó un poco de melancolía en él.

—¿Por qué incomodo? —esto sí que no lo entiendo—. Sólo es una tensión sexual, sería incomodo si me gustaras, o si yo te gustara.

—Claro, a tensión sexual me refiero.

Se queda en silencio, observando el televisor apagado, y nadie dice algo durante los siguientes segundos.

—¿Y ahora qué? —pregunto tratando de hacer que se vaya.

—¿Quieres hacerlo? —que pregunta tan extraña,

—Tal vez si —contesto esperando que se acerque, recordando un poco de la adrenalina de aquella primera vez en que lo hicimos, sólo por el morbo y la excitación.

—¿Ahora?

—Supongo que si — se acerca tímidamente hasta donde estoy, se sienta a mi lado, entonces no hace nada, hasta que me observa a los ojos y comienza a acercarse hasta que nuestros labios se unen y el sabor a té me resulta exquisito.

Su beso es tierno e inocente, pero recién me sujeto de su cuello, esa velocidad cambia, su voracidad se vuelve amenazante y su cuerpo comienza a someter al mío, poniéndome debajo de él.

Mientras me besa sus manos buscan quitar mi blusa, yo lo permito. Damon ahora es algo diferente a lo que tengo siempre con Steve, con Albarn si lo disfruto, logra excitarme demasiado. Quiero acariciar su cabello, pero deja de besarme, se separa de mí, me recuesta en el sofá y comienza a quitarse la playera. Está de rodillas entre mis piernas, mientras uno de los cojines del sofá me mantiene con la espalda un poco alta. Se mantiene observándome, entonces me canso de esa mirada intrigante y bajo a su abdomen, comienzo a tocarlo, intentando hacerlo desde su pecho, hasta donde me permite la mezclilla de sus jeans. Aquí me doy cuenta de su erección, pero por alguna extraña razón no quiero sentirla, sólo quiero disfrutar de Damon observándolo y acariciándolo, su compañía se ha vuelto demasiado anestesiante para mí, a tal grado que ya ni siquiera me hacen falta drogas, no quiero tenerlas para tener sexo con él, quiero sentirlo y saber que es él, y no Steve. Levanto mi vista, y lo encuentro observándome, tomo sus manos y lo jalo de nuevo, para sentirlo. Nuestros labios se unen de nuevo, quiero acariciar su cabello, pero sujeta mis manos y la coloca con fuerza en el sofá, sobre mi cabeza. Sus besos se tornan más violentos, entonces comienza a bajarlos hasta mi cuello, donde comienza a morderme.

—Damon, no. Graham lo notara —le suplico, mientras no puedo dejar de sentir adrenalina que aparece y desaparece en mi estómago.

—No me interesa, Elektra —esas palabras me calientan aún más. Un Damon despreocupado, salvaje, valiente y malvado excita más que cualquier droga.

Quiero detenerlo antes su amenaza de delatarme a mi novio por su hambre de mí, pero las corrientes de placer, y sus manos presionando fuerte las mías, hacen que mis intentos se queden en pequeños esfuerzos mientras comienza a besar mis senos, justo donde el sujetador no cubre. Sus manos dejan de sujetar las mías, para pasar a mi cintura y ahí continua el recorrido de esos besos húmedos. Sólo aquí puedo aferrarme a esos mechones rubios. Se separa para quitar los jeans que uso, y yo me siento para terminar de desnudarlo, es cuando le doy la oportunidad de dominarme, porque me quedo quieta, observándolo. 

Esa fuerte erección está demasiado ansiosa por sentirme, mientras la observo vuelve a recostarme, y mientras sus labios besan los míos busca mi entrada hasta entrar finalmente, aquí nos separamos, se levanta para observarme, me mantengo recostada, y mientras comienza sus movimientos, y nuestros sonidos salen sin poder ser callados, él comienza el maldito juego de sostenernos la mirada, yo no la aparto, me mantengo centrada en ese rostros que no tiene vergüenza por gemir, mientras sus manos se sostienen en mi cintura para darse más impulso. Esos preciosos ojos azules provocan algo extraño en mí, algo que ni siquiera soy capaz de describir con palabras. Damon logra ganarme ese juego de miradas cuando penetra más rápido. Cierro mis ojos y sólo lo siento inclinarse para besarme de nuevo, hasta que terminamos en un momento lleno de éxtasis, confusión y exaltación. Cae sobre mí, recargando su cabeza en mi pecho mientras nuestras respiraciones intentan ser normales. 

Yo no quiero decir algo. Cualquier palabra arruinaría la forma en la que me siento, pero por primera vez comienzo a sentir remordimiento. ¿Qué ha cambiado? Sólo siento las manos de Damon, moviéndose para levantarse y comenzar a vestirse, yo debo hacer lo mismo.

Tiempo después Graham llega, saludando a Damon y comenzando una conversación entre ellos. Mi novio no sospecha algo, lo conozco, y aun así no se sentiría mal por Damon, de todas formas, nunca se lo diremos. A Graham lo amo, Damon sólo es el chico con quien paso un buen tiempo, y eso debe de continuar de esa forma. Por lo que debo de convencerme de que nada ha cambiado entre mi amigo y yo, porque no lo ha hecho. Lo único distinto fue que no hubo drogas esta vez, pero eso no significa nada.

Apenas Damon se marcha, Graham me pega contra la pared y comienza a besarme, estando sumamente desesperado.

—Mi madre no dejaba de hablar de ti —dice mientras besa mi cuello y comienza a presionar fuerte mi cuerpo—. Quiero ver si eres tan sucia como ella lo dice.

Ante esto sonrió

—Te haré ver que soy más sucia de lo que ella piensa —Graham suelta una risita, coloca su mano en mi cuello, presionando ligeramente, y enseguida comienza a besar mi cuello mientras que usa su otra mano para bajar mi pantalón. 

ᴛᴇʀʀᴀᴄᴏᴛᴛᴀ ʜᴇᴀʀᴛ ↳ ᴰᵃᵐᵒⁿ ᴬˡᵇᵃʳⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora