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EMMA

<<<<TIEMPO ATRÁS.

Cuando era pequeña siempre me burlaba con Paul, respecto a mi muy mala suerte y sumen a eso el hecho de que siempre he sido un poco torpe y de muy malas ideas.

En fin después de despedirme de Carol y subir a mi moto lo más sensato seria marcharme a casa dada las circunstancias, pero como eso de la sensatez y yo nos somos muy amigas, sin pensarlo mucho he dado marcha directo a la colina con un punto fijo despejar mi mente.

Ahí estaba yo dando vapor a toda capacidad, viendo pasar todo con rapidez y la brisa golpeando el casco, me deje llevar por el momento olvidándome de todo, lo cual fue un grave error que cuando visualice a metros de mi una camioneta negra y unos 6 hombres tapando el paso fue que volví a la realidad, intente perder velocidad con la intención de dar la vuelta y escapar pero fue inútil me tenían rodeada, detrás de mi se encontraba otra camioneta negra y no cabe duda que son los mismo hombre.

¡Joder!

Al verme rodeada y sin escapatorias frene quedando frente a los hombres.

Dos de ellos se acercan corriendo mientras los demás me apuntaban, me agarran colocándome una bolsa de tela negra en la cabeza.

— ¡Joder con cuidado que me lastiman! Además ¿Por que me están secuestrando? — Me hago la que no se nada no pierdo nada con intentarlo, de la nada siento como me empujan para que camine y siento como depositan un golpe en mis piernas, cayendo de rodillas.

— Vamos camina, al jefe no le gusta esperar.

Me levantan con brusquedad y supongo que me suben a la camioneta.

A lo que imagino serían como unos 30 minutos la camioneta se detiene, me bajan yo diría con demasiado brusquedad haciendo que de nuevo caiga de rodillas.

Escucho como se ríen a mi alrededor, por la bolsa de tela negra en la cabeza no logró ver donde me encuentro, lo que se me hace casi imposible subir lo que supongo son escaleras, me lleve más de un tropiezo hasta que el hombre que me dirige me agarra de la chaqueta con brusquedad llevándome así casi de arrastras ganando uno que otro golpe en el camino.

Los muy hijos de su madre me ataron los pies y manos a una silla, después que llego un hombre mayor supongo es el jefe. El cual se reía mientras daba ordenes para que me dejaran sin aire, comenzaron a preguntar por Farella pero no le di prenda alegando que no sabia nada, después de casi minutos de tortura ya estaba realmente agotada y muy asustada, por como mencionaba a mi padre le tiene mucho rencor.

Me encontraba ya al borde del colapso no podía respirar, dado que el hombre mayor alias el jefe se ha encargado de que uno de sus hombres vuelva a colocarme una bolsa negra, que con el agua se pega a mi cara dejandome imposibilitada para respirar, las sogas que me tenían atada de tanto moverme me tenían las muñecas de los brazos al rojo vivo el escozor y el dolor se le sumaban a la falta de aire.

Nunca me ha gustado parecer débil pero ¡Joder esto me supera! Este no puede ser mi final, los sollozos salen sin poder retenerlos, siento como el no respirar me pasa factura al sentirme débil y comenzar a perder fuerza.

Pero como un ángel, una fuerte voz que retumbo en el lugar dio alto a mi tortura, la cual me ha dado un poco de aire, evitando así el evidente desmayo que se aproximaba.

Un silencio se dio en el lugar, siendo interrumpido por el que ahora se que llama Valentino que creí hasta ahora era el jefe pero que ahora creo es el de la voz que llegó.

Escuchó cuando les ordena que me desaten, a lo que me toma por sorpresa el tal Valentino se opone pero al que ahora se que se llama Michele, le amenaza y tomándome por sorpresa dejando escapar un grito, pues hubo un disparo muy cerca de mi, siento como algo salpica la bolsa que tengo en la cabeza, ¡Ay joder eso es sangre! Sin evitarlo lloro, no quiero estar más acá ¡Por favor Dios si estas ahí ayudame no me dejes morir!.

A los segundos siento como me desatan los pies y manos, cuando me quitan la bolsa me cuesta adaptarme a la poca luz que hay, observó lo maltratada que están mis muñecas con razón me duelen, juro que me las van a pagar.

Cuando levanto la vista hacia mis verdugos a lo que quedo de piedra ante el adonis alias Dios griego que tengo enfrente.

Me quedo observándolo es como si todo a nuestro alrededor desapareciera, me es imposible dejar de verle fundado en un traje echó a la medida que se aferra a su bello y seguro trabajado cuerpo, luce como todo un modelo de los que aparecen en las revistas empresariales, su cabello negro un poco desordenado pero que no le resta belleza todo lo contrario lo hace ver más atractivo y con su arma en la mano logró ver unos tatuajes de letras en ella y en sus dedos dándole un toque de rebeldía.

El contacto se rompe pues el ordena y todos acatan.

Desborda seguridad y poder, la mayoría se marchan y el se acerca a mí le preguntó quien es y venga que su respuesta me deja un poco desencajada es el prometido de Farella, cosa que me enoja y quiero creer que es porque a amenazado a mi hermano, a lo que sin tener poder de mi mano la estampó contra su mejilla su cara es de desconcierto y enojo, a lo que no dejó que me intimide y le grito en defensa de Paul, aprovechando la furia que da valentía le suerto un cabezazo a el hombre que me quiere sujetar, que era el mismo que se divertía torturándome si mal no recuerdo Seul, sin perder tiempo me hala el cabello y puedo ver claramente su intención cuando levanta la mano.

Me preparo paran recibir el golpe el cual nunca llega, pues Michele le a disparado en la frente salpicando mi cara con su sangre.

Mi cuerpo entra en colapso, siento como mi garganta se cierra haciendo que el respirar se me sea imposible, el mundo me da vueltas, el miedo, el estrés de las ultimas horas me pasan factura y siento como mi cuerpo comienza a convulsionar dejando caer las lágrimas, Dios no puedo respirar.

Siento un toque y una suave voz me dice que respire y aunque intento alejarme, por su culpa estoy acá notó el desespero en su voz, comienzo a imitar su respirar mientras sus palabras de que me llevara con Paul , y que todo estará bien ayudan sumando sus ojos fijos en los mios son como un llamado a tierra a que pueda encontrar nuevamente el control de mi cuerpo.

Una vez controlada mi respiración no puedo apartar mis ojos de los de el, solo cuando lo logro me quedo fijo en sus tentadores labios.

Me ruborizó de la vergüenza cuando noto que el sabe donde tengo clavada mi vista, el no deja de observarme seguro tengo las mejillas a todo rubor, levanta su mano a lo que inconscientemente me sobresalto, se detiene sin dejar de mirarme a los segundos continua su camino y pasando los nudillos de sus dedos suevemente por mi mejilla tomando en el camino un mechón de cabello dejándolo detrás de mi oreja, como acto reflejo cierro los ojos sintiendo su toque, erizando mi piel con ello.

— ¡Danson! — Grita el sacándome de mi estupor observo a mi alrededor, solo nos encontramos nosotros dos y un hombre que supongo es Danson, en que momento desaparecieron los demás que habían quedado después de la salida del tal Valentino y sus hombres.

— Digame señor — Espeta el hombre con evidente respeto y familiaridad.

— Lleven a la pequeña Baker con su hermano y no se te olvide concretar lo que te pedí.

¡Como que pequeña!

— ¡No soy la Pequeña! — Espetó furiosa — Emma Baker.

— Silencio, los adultos hablan pequeña — Dice y puedo ver que una sonrisa aparece en su rostro.

— Gilipollas — Digo en susurro.

— ¿Como me has dicho?.

Intento mostrar una cara que refleje enojo pero se me es imposible, no se por qué le divierte tanto la situación pero logra contagiarme pero no se lo haré saber.

— Nada, Señor Michele — Le digo solo para molestar, su sonrisa se borra lo que me desconcierta lo cambiante que son sus estados de animo.

— Te encargas — Le dice al hombre que llamo Danson saliendo el casi que corriendo.

Cuando Danson y yo llegamos a el estacionamiento lo cual nos tardamos dado que la adrenalina del momento abandono mi cuerpo intensificando los dolores, ya Michele no se encontraba por ningún lado.










SIN RETORNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora