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Anduvieron por dos días sin encontrar rastro de Kagome, Shipo los guio hasta la aldea de ogros, donde había marcas de pelea, el olor de Kagome los guio a una cabaña, Inuyasha se apresuró a entrar, rompiendo la puerta, en la habitación encontró la ropa de Kagome toda rota, la tomo en sus manos presionando con fuerza, tenía potro aroma, gruño al sentir la esencia masculina de ese sujeto, en el pasado había peleado con él, siempre terminaban empatados, tan heridos que era difícil de continuar, acaso ese maldito había abusado de Kagome, el pensamiento lo hizo lanzar un fuerte juramento, los demás entraron y lo encontraron con los ojos rojos por la ira, Miroku aparto a Sango, si Inuyasha se enojaba en exceso podía liberar a la bestia que tenía dentro, olvidando a todos, con el único deseo de matar para obtener más poder.

-Inuyasha debemos seguir-susurro acercándose a él- piensa en la señorita Kagome-pero el comentario solo sirvió para gruñir con más fuerza, mostrando unos filosos colmillos.

-cálmate-Sango le dio un fuerte zape dejando a Miroku muy asustado-CARAJO lo último que necesítanos es que te vuelvas loco.

-Sango, que te pasa-dijo sobando su cabeza con sus ojos dorados de siempre.

-eres mi heroína Sango-menciono Shipo con los ojos iluminados.

El aullido de Kirara los hizo salir a prisa, a lo lejos el fuego se elevaba, Sango monto a su fiel amigo junto con Shipo y Miroku, mientras Inuyasha saltaba llevándoles distancia adelante, en minutos llegaron al caos creado por un maligno ser, el pueblo entero ardía en llamas, los gritos de la gente que corrían en llamas, el olor chamuscado de carne, parecía un infierno, inclusive Sango quien nunca se alteraba por las escenas brutales, en esta ocasión cubrió su boca para no gritar, sus ojos se abrieron enormes, estaba anonadada por la crueldad de ese guapo hombre, alto con un pañuelo en la cabeza, las marcas moradas en la cara no le quitaban belleza a su sádica sonrisa.

-Miroku, Sango, Shipo ustedes apaguen el fuego, tal vez quede alguien con vida, yo iré a pelear con ese-grito Inuyasha lanzándose entre las llamas, estas no le tocaron y paro frente al sujeto.

-Inuyasha vienes a ver cómo me divierto-hablo el tipo entre risas.

-Renkotsu ¿Dónde está tu hermano Bankotsu? -exigió saber.

-no tengo la menor idea-contesto encogiendo su hombro.

-es extraño verte solo.

-no está solo-la voz de otro de los Shichinintai apareció entre las llamas con una voz atronadora.

-Ginkotsu-Inuyasha sonrió de lado al ver a sus oponentes-esto será divertido.

-Renkotsu déjame aniquilar al híbrido tú te has divertido ya-hablo el hombre enorme con cabello rojo girando su cuello.

- ve entonces-respondió cruzando los brazos, un circulo de fuego los rodeo.

Colmillo de acero fue empuñado, mientras el enorme sujeto alzaba su espada delgada y filosa, ambos combatieron espada con espada, en el pequeño espacio, creando en cada choque chispas, ambos hombres desfrutaban de la pelea, se atacaban a muerte, Inuyasha sangro al recibir un corte en el brazo, mientras Ginkotsu sangro en la cara, la pelea no desistió, cada vez con más ferocidad, intentando clavar el corazón del otro, la lucha se hacía intensa, mientras los otros pagaban el fuego, sacando a algunos aldeanos de las casa sin consumir, los alejaron al bosque para resguardarse, Miroku miraba el remolino de fuego que no se extinguía con el agua, Inuyasha estaba dentro peleando contra ese sujeto.

-vamos tenemos que ayudarlo-Sango se encamino al lugar.

-mujer espera-la detuvo Miroku del brazo-no podremos entrar, es una fuerte barrera.

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