Los hombres presentes quedaron en silencio y con la mirada de sorpresa, acaso habían escuchado bien, Bankotsu estaba petrificado ante la noticia, no daba crédito a aquello, Inuyasha gruño y maldijo por lo bajo, Jakotsu daba brincos de felicidad, pero fue Suikotsu quien tomó el control de la situación debido a lo delicado y estado de shock de su líder.
-Jakotsu ve y llama a Kikiu, necesitare de sus poderes como sacerdotisa-ordeno.
-carajo Bankotsu no es momento para quedarnos parados, si quieres que tu bebe se salve, necesitamos salir de aquí.
El mercenario inclino la cabeza para mirar a la pálida Kagome, la apretó con fuerza y camino junto a su hermano, sintió un aire fuerte, al ver de reojo se encontró con Inuyasha quien tenía empuñado a colmillo de acero cubriéndolos de un ataque de Hakudoshi, sus miradas se encontraron, lo vio apretar la mandíbula y sus ojos dorados resplandecieron de tristeza, saber sobre el pequeño que su mocosa esperaba, debió ser un duro golpe para él.
-váyanse, estando aquí no podrán salvarla, ellos les molestarán en todo momento evitando que le salven-dijo Inuyasha sin mirarla-cuida de ella.
-gracias-articulo Bankotsu y miro a sus hermanos que le rodeaban.
-cuidaremos de ellos-dijo Kyokotsu.
-vamos, saquémoslos de aquí-susurro Ginkotsu.
-bien.
-debemos encontrar un lugar cuanto antes para que los valore y auxilio-dijo Suikotsu.
-Kikiu está atendiendo a los aldeanos que sufrieron heridas.
-entonces todo está en mis manos, vamos-susurro Suikotsu.
Entre zancadas salieron de la aldea, los siete iban de prisa, necesitaban alejarse del lugar donde peleaban, Sango y Miroku salieron en apoyo de Inuyasha, quien los vio partir sabiendo que no importaba cuantas batallas ganara la más importante y que valía la pena, la había perdido por no saber pelear, irónico, pensó, dejando que el dolor se hiciera presenta mientras atacaba a Hakudoshi.
Fueron veloces para alejarse entre los árboles, adentrándose al bosque, Ginkotsu les llevo en una cueva, al salir lejos de ahí, Renkotsu provoco una fogata, Bankotsu la dejo sobre una manta que Jakotsu traía, Kyokotsu se sentó lejos de ellos, mientras los demás se le unían, bajaron las cabezas esperando no haber perdido tiempo, Suikotsu saco un pequeño rollo que llevaba siempre consigo donde mantenía diversos instrumentos médicos.
-prometo que haré todo lo que pueda por salvarle-susurro poniéndose a tocar el vientre de Kagome.
-lo sé-susurro sin dejar de tocar la mano femenina.
Fueron largas horas en las que se entretuvo, comprobando con sus poderes e instrumentos la salud de Kagome, hizo uso de varias hiervas para crear un té poderoso para detener el desprendimiento, sus poderes de médico le dejaron comprobar que estaba a tiempo, sin embargo, necesitaría de tiempo para reponerse, él y sus hermanos apoyarían a su líder en todo momento, más ahora que los necesitaba.
-te amo mi querida mocosa-susurro Bankotsu mientras la veía dormir.
Los siete enanos estaban tristes por blanca nieves, la metieron en una urna mientras dormía, deseaban su bienestar, pero para ello, el príncipe debía llegar cuanto antes, ¿Dónde estaba el príncipe? ¿Por qué no llegaba por ella? Blanca nieves tenía miedo entre tanta oscuridad, la voz de la madrastra la atormentaba.
-morirá tu príncipe azul, morirá por ti, si piensas seguir manteniéndolo contigo, lo terminare alcanzando y quitando la vida-la voz resonaba en su cabeza- tu historia no tendrá un final feliz, no seas ilusa- la risa maniaca resonó en la oscuridad- morirán, morirán, jajaja…
- ¡NOOO!
-Kagome, amor…-susurro preocupado Bankotsu, mientras la miraba revolverse-cálmate, aun estas convaleciente… -menciono sujetándola.
-DEJAME, DEJAME, ÉL VIVIRA-gritaba.
-detenla Bankotsu, puede lastimarse-sugirió Suikotsu.
Bankotsu abrazo a Kagome, acaricio su espalda, susurro palabras de aliento, para tranquilizarla, poco a poco ella se fue calmando, sus ojos se abrieron para mirarle, estaba cansada, débil, aun así, le sonrió, las lágrimas resbalaron por el rostro atractivo del mercenario, estaba feliz, temeroso y sobre todo se sentía dichoso por tal regalo, ella y su hijo, su hijo, sonrió posando la mano en el vientre de Kagome.
-lo perdí-pregunto temerosa la, ojos chocolates.
-no amor, le debo mucho a Suikotsu, pero debemos cuidarte más que nunca.
- ¿Dónde estamos? -dijo mirando a todos lados.
-salimos de la aldea, nos encontramos en una cueva, pero no te preocupes nosotros cuidaremos de ti.
-tengo sueño.
-duerme que yo velare tus seños-menciono meciéndola en sus brazos.
Inuyasha estaba mirando el cielo, su colmillo de acero estaba ensangrentado, el caballo blanco había muerto en sus manos, a nada estuve de liquidar a Hakudoshi, pero su animal le defendió, al menos logro sacar su rabia, suspiro al pensar en Kagome.
-te ves devastado-la voz de Kikiu le saco de sus pensamientos.
-pensé que te fuiste con él.
-me necesitaban aquí, Kaede no es tan fuerte como antes, pero no le digas.
- me alegro que él te haga feliz.
- gracias, me lo merecía, no era justo ser la otra.
-perdón, nunca debí tratarte así.
-en el fondo siempre supe que la amabas.
-ojalá hubiera aceptado aquello desde el principio, debí dejarme de tonterías y revelarle lo que sentía.
-creíste que siempre estaríamos ahí para ti.
-fui imbécil, lo acepto-dijo mirando su arma.
-te deseo lo mejor-susurro- matemos a Naraku y estoy segura que encontraras la felicidad.
-lo dudo, pero al menos luchare para que ella la tenga.
En medio del bosque del lamento se elevaba una casona, Naraku miraba el espejo de Kanna donde podía observar todo lo que pasaba afuera de sus barreras, la chiquilla con mirada vacía era su fiel sierva, obedecía sin chistar, él reía por descubrir que sus planes marchaban muy bien.
-necesito una manzana-murmuro.
-envenenada supongo-dijo Kohaku.
-por supuesto.
-quiero el corazón de blanca nieves, porque si ella muere, el príncipe azul caerá con mayor facilidad, y si él cae, los siete también, pero antes vayan y maten al maldito lobo sarnoso y su par de lacayos.
-a la brevedad señor-dijo un hombre de cabello negro.
-confió en que tú si puedas traerme un fragmento.
-no le fallare, matare a quien sea para complacerlo.
Hakudoshi, Kohaku y Kagura le miraron de reojo, ese sujeto para nada les agradaba.
Continuara...
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Amor Prohibido
FanfictionSolo soy un maldito mercenario que esta de paso, pero él me puso en tú camino ... esto que siento está prohibido...