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-aun no muere-fue la voz de Naraku que resonó en la cabeza de Byakuya- tráelo, quiero ver como deja de respirar.

-como ordene amo-murmuro el hombre y lo tomo del hombro para desaparecer con él.

-estúpido Bankotsu-murmuro Inuyasha saltando para llegar a la mansión, poco a poco la ilusión de la nieve desapareció.


La araña gigante estaba junto a Naraku, este sonreía con malicia, mientras Byakuya aparecía con Bankotsu, el cuerpo del mercenario estaba lleno de sangre, estaba tan débil, que apenas respiraba.


-amo, el hibrido viene-susurro Kanna.

-lo matare señor-murmuro Byakuya.

-tráeme su cabeza-contesto.


Inuyasha se detuvo al ver al hombre justo en la entrada de la casona, este sonreía aun con sangre en la ropa, ambos iniciaron una pelea, Inuyasha podía sentir el deseo de matarle por parte de ese hombre, pero no le temía, al contrario, estaba dispuesto a matarle él primero. Se miraron desafiantes, mientras sus armas exigían la vida del otro, el viento cortante fue lanzado, pero Byakuya logro evadirlo con su arma, ambos se lanzaron golpeando sus armas, era una batalla a muerte, Inuyasha estaba preocupado, a Kagome no le quedaba mucho tiempo, si Bankotsu había muerto ella también lo haría, tenía que acabar con este hombre cuanto antes, Byakuya utilizo la velocidad para atacarlo creando cortes en su cuerpo, pero dejarle llegar a él solo fue una táctica de Inuyasha, una vez que lo tuvo a su lado, clavo a colmillo de acero, el hombre le miro con una sonrisa antes de caer partido en dos, la sangre pringo al hibrido quien hizo una mueca de disgusto, pero enseguida se limpió la cara y agarro el fragmento expulsado por Byakuya, para ir en busca de Kagome.


Naraku supo justo el instante en que su ultimo siervo fue asesinado, sonrió de lado sabiendo que llegaba todo a su fin, se acercó para sujetar a Bankotsu del cuello, lo miro con una sonrisa, disfrutaba saber que pronto obtendría todos los fragmentos, miro a su araña, quien tenía en una de sus patas el estuche con los fragmentos que tenía Kagome.


-Kagome-susurro Bankotsu.

-me sorprende que aun estés vivo-dijo Naraku lanzándolo al piso con molestia, y moviendo su mano lo hizo colgar de los brazos con gruesas cadenas-ella está muerta Bankotsu, te ha dejado-se burló.

Kanna miraba todo lo que su amo hacía, una vez muerto el mercenario sabía que le llegaría su turno, no estaba orgullosa por ayudar a un ser tan despreciable como Naraku, por su culpa había visto a sus amigos morir, lo odiaba, no quería que ganara, por ello había cambiado el veneno que tenía la manzana, Naraku creía que la sacerdotisa estaba muerta, pero lo único que ella tenía era un sueño profundo, la historia que había escuchado llamo su atención, sin querer había deseado que todos y cada uno de ellos, a quienes Naraku había revivido, tuvieran un final feliz, así como la bella durmiente lo logro con su príncipe, a través de su espejo pudo observar como el hibrido se acercaba, oculto aquello de Naraku, necesitaba que sacaran a Kagome del lugar, era la única que podía pedir el deseo, lo supo cuando el pozo acepto su petición, ese lugar tenía concentrado un gran poder y ocultaba a un ser en su interior, un ente de luz que creaba el puente del pasado al presente, y la única que a través de los tiempos había logrado su simpatía era Kagome, quien cruzaba de un lado a otro por él, no tenia la menor idea de porque ella, pero no importaba, solo que ella era la única esperanza que tenían para soñar un futuro.

-Naraku te ha llegado la hora-dijo Inuyasha.

-lo crees de verdad Inuyasha-rio Naraku.


Del techo cayo una araña, la cual esquivo Inuyasha, en segundos tenía una cantidad extrema de arañas sobre él, utilizaba su arma para eliminarlas, hasta que logro deshacerse de todas, Naraku le miraba, mientras enviaba a su gran araña para atacar, se vio abajo del animal, sintiendo las patas presionar su piel, provocando un entumecimiento en su cuerpo, pero su determinación pudo más y lanzo por los aires al animal, antes de atravesarla con colmillo de acero.


-maldito-grito Naraku atacándolo con una daga.


Una barrera detuvo su ataque, no podía creer de quien se trataba, aquella chiquilla sin sentimientos estaba protegiendo al hibrido, con un campo de fuerza, tan poderoso que le costaba atravesarlo.


-lleva a Bankotsu con Kagome, ella está al final del pasillo-grito Kanna.

-ve Inuyasha apúrate-la voz Miroku lo hicieron girar.

-ayúdalos, nosotros lo detendremos-dijo Sango sobre Kirara y con Shipo.

-ya regreso chicos-contesto.


Sin comprender aquello Inuyasha rompió las cadenas de la mano de Bankotsu, quien se apoyó de él para llevarlo donde estaba Kagome, lo veía mal, ¿Dónde estaba Kikiu? Se apresuró a entrar al cuarto, Kagome estaba acostada con su ropa de colegiala, era extraño verla con aquella ropa.


-Bankotsu escúchame-dijo parándolo y obligándolo a mirarlo-aquí esta Kagome, te necesita, ella y tu hijo te necesitan-pero este no respondía se encontraba semi inconsciente.

-mocosa-susurro.

-diablos Bankotsu-lo sacudió-reacciona por Kagome-suplico.


La oscuridad estaba presente, en algún lugar podía escuchar un sonido, un latido, su cuerpo empezaba a pesarle, algo estaba pasando, quería abrir los ojos, pero no lo conseguía, escucho una voz familiar, era Inuyasha, estaba segura, llamaba a Bankotsu, su corazón se aceleró al comprender que no estaba bien, quería despertar, quería mirarlo, quería estar con él.


-te darás cuenta que los deseos pueden hacerse realidad, pero tienen un gran costo-susurro una voz que le pareció conocida.

- ¿Quién eres? -pregunto en la oscuridad.

-soy el amo de tu destino.

-nadie puede decirme a donde ir.

-lo sé-escucho una risa- has sido la única que ha logrado forjar su camino sin obedecer mis órdenes.

- ¿Quién eres? -volvió a preguntar.

-no me temas Kagome Higurashi, solo soy un amigo.

- ¿Qué haces aquí en mi sueño?

-hace un tiempo pediste un deseo recuerdas.

-deseo encontrar a un chico especial para mí-recordó murmurar dejando caer una lagrima al pozo.

-yo soy uno con el pozo, te di lo que querías, Bankotsu es tu chico especial, pero lamento no poder hacer nada para que permanezca contigo.

-no, no puedes quitármelo después de haberlo puesto en mi camino.

-yo cumplí con lo que pediste, tal vez la próxima vez pienses mejor tu deseo.


Sabía que su vida se extinguía, un último esfuerzo, por Kagome, se dijo, respiro hondo y abrió los ojos para encontrarse con los ojos dorados de Inuyasha, quien lo miraba con rabia, de reojo percibió la presencia de su mocosa, empujo de mala gana al hibrido y camino tambaleante hasta ella, la sangre cubría su cuerpo, su respiración era entrecortada, paso su mano por su bello rostro dejando una marca roja en ella, se inclinó y sus labios se unieron a los de ella.

Continuara…

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