Los pies en la tierra || Bellamy Blake

9. Mío(s)

Los brazos de Bellamy me rodeaban por detrás y de un segundo al otro sentí como todo el aire abandonó mis pulmones y mis piernas se debilitaban, sin embargo, él me sostuvo con fuerza para evitar que cayera al suelo. Mi mente hacía todo lo posible por procesar todo lo que recién había ocurrido pero era demasiado que digerir.
—¿Qué fue lo que hiciste?— me dirigía a John pero las palabras apenas podían formarse en mi boca. Mis pensamientos comenzaron a ordenarse y la ira se apoderó de mí. —¿Qué carajos fue lo que hiciste, Murphy?— grité incorporándome mientras me soltaba del agarre de Bellamy, caminé fúrica hasta John y lo empujé, él solo dio un par de pasos atrás y entonces lo empujé de nuevo y de nuevo y de nuevo, cada vez con más fuerza hasta que cayó al suelo y Clarke me detuvo interponiéndose entre ambos.
—Jess, no podemos hacer eso. Aquí abajo aún tenemos la oportunidad de decidir cómo será nuestra sociedad, tenemos la oportunidad de cambiar las reglas del juego.— explicó la rubia. Sabía que tenía razón pero la ira me carcomía, intentaba calmarme pero entonces Bellamy llegó corriendo directo a darle una paliza. Clarke y Finn los separaron antes de que lo matara a golpes, pero por mi parte, ver eso, aligeró un poco del estrés que sentía.
—No permitiré que vuelva al campamento.— exclamó Bellamy furioso.
—No lo hará. Lo flotaremos... exiliaremos.— añadió Finn y todos estuvimos de acuerdo. 
—Si tan solo te veo cerca del campamento, volveremos aquí y no habrá segundas oportunidades.— todos comenzaron a caminar de vuelta al campamento y yo solo miraba al chico retorciéndose de dolor en el suelo. Bellamy me hizo dar la vuelta y puso su mano en mi espalda baja, guiándome fuera de ahí.

En el camino de vuelta al campamento, no podía dejar de pensar en lo mucho que me había quitado John Murphy: a mi madre, mis amigos, mi libertad y ahora esto. La cabeza me dolía y sentía todo el cuerpo pesado pero no quería dormir, había convencido a Monty que me llenara mi cantimplora del alcohol que hacía en la destilería que había armado y me dirigí a la nave, la escalé y me senté por el segundo nivel pero por afuera, la vista era increíble y era lo suficientemente silencioso para poder pensar demasiado y después callar todos esos pensamientos con alcohol.

—¿Estás bien?— escuché desde abajo, era Octavia.
—Excelente.— le dije con una sonrisa falsa y levanté la botella como si brindara por ello.
—Baja de ahí, Jess.— exclamó.
—Oh no, gracias. Estoy muy a gusto.— respondí.
Me amenazó con subir y bajarme a la fuerza ella misma si no lo hacía por mi cuenta, mientras dejaba sus cosas en el suelo dispuesta a subir conmigo, entonces me di por vencida y bajé. Conversamos un rato de lo sucedido y me demostró lo buena que era escuchando, además bebimos un poco más y antes de que se fuera, me dio un par de sabios consejos pero por mas que me había ayudado bastante el hablar con ella, aún no podía dormir.

Caminé hasta la fogata y me tiré en el suelo al lado de esta, observaba las estrellas pensando que alguna de esas era el Arca y en un ámbito mas espiritual, por así llamarlo, trataba de imaginar que mi madre era parte de ellas. Siempre había tenido una fascinación por las estrellas, pero vistas desde aquí abajo era una experiencia completamente diferente, no se podía comparar a nada que haya visto antes. Además, era mucho mejor desde la tierra porque aquí se podían buscar las constelaciones.

—¿Problemas para dormir?— escuché y Bellamy se asomó en mi campo visual desde arriba.
—Hey, creí que estabas dormido.— me levanté y él se sentó a mi lado.
—No puedo. ¿Qué hay de ti?— habló cansado.
—Igual.— solté con el mismo tono, había sido un día muy atareado pero con todo lo que había sucedido, era algo difícil recobrar el sueño. —Gracias.—
—Lo siento.— dijo al mismo tiempo que le agradecía, una ligera sonrisa salió de ambos.
—¿Por qué lo sientes?— pregunté.
—No pude salvarla.— soltó con un aire de nostalgia en su voz.
—Tampoco yo... pero hicimos lo que pudimos.— traté de ocultar lo mal que me sentía al respecto.
—Supongo.— él tenía la mirada fija en el fuego. —¿Por qué gracias?— preguntó segundos después.
—Salvaste mi vida... otra vez.— añadí.
—No fue nada.— respondió, claramente, hundido en sus pensamientos.
—A este paso podría ser una competencia.— bufé y él rió un poco negando con la cabeza al mismo tiempo.
—Solo cuido de lo mío.— quedé helada.
—¿Huh?— pregunté sin poder esbozar una palabra completa.
—Solo cuido de los míos.— mencionó. No sabía si era efecto del alcohol que había bebido, del interminable día o del cansancio pero podría jurar que había escuchado perfectamente bien la primera vez. —Ve a dormir, Jess. Mañana será un nuevo día.— se levantó y me ofreció las manos para ayudarme a pararme.

Daba vueltas en la cama intentando dejar de pensar en lo que había pasado en la fogata pero simplemente no podía, la escena se repetía una y otra vez en mi cabeza tratando de buscar una buena justificación para lo que había escuchado. Bellamy era la última persona que me imaginé de esa forma, es decir, casi siempre peleábamos sobre cualquier tontería intentando probar que teníamos la razón, era un completo dolor de cabeza para mi como yo para él, al menos cuando se trataba de desiciones respecto al campamento, lo que era casi todo el tiempo. Seguramente estaba pensando demasiado en esto y no era absolutamente nada pero por más que intentaba convencerme de eso, no lo lograba. ¿Acaso me había convertido en una chica más que había caído en los encantos de Bellamy Blake?