Los pies en la tierra || Bellamy Blake

11. Obstáculos

Maldecía continuamente mientras intentaba sacarme las espinas que tenía en los brazos. Eran de una especie de planta y aunque dolían demasiado estando en mi brazo, era peor cuando las sacaba.

—¿Necesitas ayuda con eso?— escuché a mi espalda.
—No, gracias.— respondí negando con la cabeza.
—Joder, Jess. Eres más terca que una mula.— río Monty acercándose a mi dispuesto a ayudar. Comenzó a deshacerse de todas las espinas rápidamente mientras yo solo me concentraba en no gritar. Después de terminar con eso, me puso una venda con las extrañas algas rojas dentro, eran las mismas que habían ayudado a curar a Jasper y me dijo que seguramente mañana estaría como nueva. También me dijo que Bellamy había negado por completo que me había visto en todo el día, más bien les dijo que nos habíamos encontrado hacía unos pocos kilometros del campamento.

Estaba afilando mis flechas cuando Bellamy entró a mi tienda.
—¡Flotarán a trescientas personas! El oxígeno se acaba y su plan es flotar a trescientas personas para conseguir un poco más de tiempo, es por eso que nos enviaron.— explicó y yo seguía enfocada en lo que estaba haciendo, sin embargo trataba de no pensar de forma egoísta. —Les dije donde estaba la radio.— confesó finalmente.
—Bien.— fue lo único que salió de mi boca y él se dio la vuelta dispuesto a irse pero lo detuve. —Gracias.— ambos sabíamos a qué me refería así que se limitó a susurrar un "No hay de qué" y dejarme sola pero cerca de una media hora después, volvió.
—¿Has visto a Octavia?— preguntó alarmado entrando a mi tienda.
—No desde que llegamos.— respondí y dejé mis flechas para ayudarlo a buscar.

No había pista de ella, nadie la había visto en todo el día, Bellamy no dejaba de entrar y salir de las tiendas una y otra vez esperando que mágicamente apareciera donde no había estado las últimas tres veces que entró a buscarla.
Todos estaban o ayudando a Bellamy o escondiéndose de él, estaba completamente histérico.
—¡Hey!— me acerque al ver cómo asustaba a un chico. —Ven aquí.— lo lleve un poco lejos de todos. —Tienes que cálmate ¿me escuchas? Seguro salió a cazar o algo así.— intenté darle confianza pero solo sé altero más.
—¡No, no me voy a calmar, Jess! ¡Mi hermana está ahí afuera sola y lleva demasiadas horas perdida! No me quedaré aquí esperando a que llegue cuando todos ya sabemos que no lo hará.— me gritó.
—¿Como estás tan seguro?— grité de vuelta, no iba a dejar que me tratara así.
—Anoche.— susurró —Anoche me siguió y cuando supo lo que haría, se molestó conmigo y se suponía que había vuelto aquí.— explicó con un claro tono de arrepentimiento en su voz.
—Bien... haz un equipo, nos iremos en cinco minutos.— dije tratando de saber qué es lo que haríamos exactamente. Si hubiera empezado por ahí, probablemente ya la habríamos encontrado.

Llevábamos ya unas horas buscándola cuando un chico encontró una pista, que después nos guió hasta territorio de los terrestres, unos cuantos regresaron al campamento porque tenían miedo de morir aquí, pero claramente para la mayoría de nosotros no era una opción.

Corría lo más rápido que podía, apenas podía sentir mis piernas y el aire era demasiado escaso por más que jadeaba. Había francotiradores y trampas por todos lados, lo que a la vez nos impedía ser tan rápidos como desearíamos. Nos habían guiado a un punto sin que nos diéramos cuenta y después nos habían separado. 
—¡Jessica!— escuché al chico un poco alejado y traté de correr hacia él mientras gritaba su nombre de vuelta.
—¡Bellamy!— por instinto voltee a la derecha y vi a un hombre trepado en un árbol a punto de soltar su flecha. Corrí aún más rápido y casi al llegar a Bellamy, me lancé sobre él haciendo que cayéramos al suelo.

Estaba muy aturdida, mi cabeza daba vueltas y no podía enfocar la vista, escuchaba todo como si estuviese debajo del agua. Poco a poco fui incorporándome, sentí como Bellamy me movía para ver si estaba bien y fui escuchando su voz diciendo mi nombre más claramente.
—¡Jess!— gritaba mientras sostenía mi cara entre sus manos, obligándome a ver hacia arriba. Mi vista se iba esclareciendo y lentamente, me di cuenta que la mancha que veía sobre mi, no era más que el rostro de Bellamy. Al ver la preocupación en su rostro, estaba por hablar cuando un extraño sonido nos distrajo... pero ya habíamos escuchado eso antes.
—¡El ácido!— hablé con dificultad y Bellamy también lo recordó.
—Debo sacarte de aquí.— susurró, al parecer, para si mismo y me tomó en brazos. Mi cabeza dolía y aún estaba un poco mareada, pero de pronto sentí como me inundaron las ganas de dormir. Sin ser muy consciente de lo que hacía, me acurruqué en los fuertes brazos que me cargaban y me recargué en el pecho de Bellamy.
—Jess...— logré escuchar un poco lejos. —¡Jess!— desperté y me di cuenta que el sonido no venia de lejos, era Bellamy quien me hablaba. —No puedo dejarte dormir, te golpeaste muy fuerte.— me limité a emitir unos cuantos sonidos desde mi garganta solo para hacerle saber que lo había escuchado.

Al poco rato fui capaz de ponerme de pie y caminar por mi cuenta, aunque Bellamy no quitaba su mano de mi espalda en caso de algún problema.

Después de lo que pareció una eternidad, encontramos a Octavia en una cueva. Según lo que ella nos dijo, un terrestre la mantenía prisionera y debíamos darnos prisa para poder escapar, sin embargo fue muy tarde. Yo cuidaba la entrada, así que en cuanto lo vi acercándose, le disparé una flecha pero al parecer, mi vista no estaba del todo recuperada todavía.

El hombre entró lanzándome al lado para quitarme de su camino y para mi magnífica suerte, me golpeé en la cabeza de nuevo, pero esta vez todo se volvió negro.