44. Contra la espada y la pared

190 10 0
                                    

Salimos de la cámara para evitar cualquier sospecha y entonces comenzamos con el plan. Monty hizo un mal movimiento y tuvimos que bajar el generador, movió un par de botones y entonces Bellamy me tomó de la cintura y nos escondió detrás de un pequeño muro, protegiéndome con su cuerpo. Volvimos a la cámara donde habíamos estado y peleamos contra el único hombre que estaba ahí, el líder. Antes de que pudiéramos matarlo, Bryan nos hizo saber que aquel era el hombre que había matado al padre de Monty y que era su oportunidad para cobrar venganza, pero Monty supo manejar su ira y dolor, de modo que soltó a los prisioneros y ellos se ocuparon del resto.

Salimos de ahí con diez personas más pero ni una máquina capaz de mantenernos vivos, así que no podíamos decir que habíamos triunfado explícitamente pero todos sabíamos que era lo correcto. Bellamy nos condujo de vuelta a Arkadia y como de costumbre, yo iba de copiloto. Su mano descansaba en mi muslo mientras un poco de música sonaba en el radio que Raven recién había instalado. Su agarre se apretaba de vez en cuando y sin quitar los ojos del camino, él sonreía travieso sabiendo perfectamente lo que estaba haciendo.
—Deja de hacer eso.— hablé bajo para asegurarme de que nadie nos escuchara.
—¿O qué?— rió pícaro apretando su mano nuevamente.
—¡Lo pagarás muy caro, Bellamy Blake!— dije sonrojándome y él solo rió.

Al llegar a Arkadia, dimos los avisos que teníamos que dar, pusimos a todos los que debían saber al tanto de la situación y pocos minutos después estábamos libres. Nos encontramos en un pasillo y tomé su mano, haciéndolo correr hasta su habitación. Al entrar, Bellamy cerró de un portazo y me jaló de la cintura hacia sí, uniéndonos en un beso apasionado, el cuál no tardó en subir de tono. Me cargó poniendo mis piernas al rededor de su torso y caminando hasta la cama, donde se sentó y yo quedé encima de él. Sentí un roce en mi entrepierna, el cual se intensificaba con forme me movía lentamente y entonces él se acostó en la cama, a lo que yo solo reí y le di un último beso antes de levantarme.
—Adios.— susurré y caminé hasta la puerta.
—¿Qué?— exclamó indignado.
—Te dije que lo pagarías ¿o no?— reí divertida ante la mirada que me dio.
—Tu no saldrás de aquí.— rió y corrió tras de mi, agarrándome de inmediato y cargándome sin esfuerzo alguno. Me tiró sobre la cama y aunque intentaba escapar entre la risa y su fuerza, no tenía muchas posibilidades. Cuando estuvo sobre mi, ambos estallamos en carcajadas que cuando cesaron, nos dejaron un momento mirándonos el uno al otro como si nada en el mundo estuviera pasando. Solo éramos nosotros dos y nada ni nadie más. Pocos segundos después, me levanté un poco para besarlo y atraerlo hacia mi, sus besos viajaron de mi boca hasta mi cuello y entonces fue cuando la ropa nos empezaba a estorbar. Nos deshicimos de las prendas rápidamente pero sin prisa y continuamos con nuestros planes debajo de las sábanas.

—Podría quedarme aquí para siempre.— habló suavemente depositando un beso en mi hombro desnudo.
—Hagámoslo.— me volteé hacia él y me acurruqué en su pecho.
—Okay.— susurró mientras depositaba otro beso en mi cabeza y me abrazó más fuerte.

Durante los días siguientes, las cosas no parecían mejorar mucho en Arkadia, los avances en el Arca no eran los que deberían ser y con la poca gente que ayudaba jamás estaríamos listos. Raven ahora estaba a cargo de racionalizar desde la comida hasta los horarios de uso de los rovers y hacía unos días nos había dicho que era necesario hacer una lista porque no todos los que estaban en Arkadia podrían estar dentro del Arca.
—¿Eso es todo?— preguntó Raven cuando le llevamos lo que el equipo de caza había traído.
—Empezaremos con una comida al día.— respondió Clarke.
—Intenta una cada tercer día.— respondió Raven frustrada. —Los equipos de caza regresan con menos comida cada vez.— respondió. —Si la radiación no te mata, él hambre definitivamente lo hará.— habló Raven dirigiéndose a Bellamy.
—Yo no moriré de hambre porque yo no estaré en la nave.— respondió Bellamy, a lo que yo respondí dejando caer el paquete de carne con un poco más de fuerza de la necesaria y salí sin decir nada más. Escuché un suspiro frustrado de su parte y luego mi nombre. —Jess...— el tono de su voz reflejaba frustración y cansancio. Habíamos estado discutiendo este tema desde que Raven lo mencionó, él insistía que no iba a entrar en la nave, que la gente afuera necesitaba una especie de esperanza y que no estaba dispuesto a dejar más sangre derramarse en sus manos. Yo lo entendía perfecto, sabía que no había forma de que todos estuviéramos adentro de la nave y justamente por eso quería quedarme fuera de ella también, pero Bellamy claro que no permitiría eso. Todo este tema nos tenía entre peleas todo el tiempo, él se iba temprano en la mañana antes de que yo despertara y regresaba después de que estaba dormida, por lo que solo nos veíamos cuando teníamos juntas o algo por el estilo. A pesar de eso, siempre besaba mi mejilla cuando llegaba a la habitación y antes de irse, lo que hacía la situación aún más difícil. Me tenía contra la espada y la pared, no me dejaba quedarme afuera con él pero no estaba dispuesto a entrar conmigo.

Los pies en la tierra || Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora