The last great dynasty | Chanbaek

Prólogo

—¿Puedes contarme una historia, Baekhyun?

   El nombrado se sobresaltó al escuchar aquella voz suave de la nada. Eran más de las 10 de la noche, se suponía que su hermano menor debería estar descansando en su cama. No allí dándole un susto de muerte cuando se encontraba a punto de conciliar el sueño. Con pereza se removió en su cama y se dio la vuelta para ver a un pequeño de Luhan 7 años sosteniendo una blanca almohada frente a él.

–¿Qué sucede, Lu? –Se sentó mientras se refregaba el ojo con su puño, antes de agregar–: deberías estar en durmiendo ahora.

   La silueta del niño se podía notar gracias a los rayos de la luna llena que se colaban por la ventana de la habitación de Baekhyun. Si no fuera capaz de reconocer el aroma y forma de su hermano, pensaría que se trataba de un fantasma y estaría rezándole a la diosa Luna en ese mismo momento.

   Era verdad que tenía 8 y ya era un niño grande que comenzaría su entrenamiento en un par de años, pero aún le asustaban mucho los asuntos paranormales. Claro que si estuviera frente a su padre lo negaría hasta el cansancio, ese hombre parecía disfrutar verlo morir de vergüenza.

–No puedo hacerlo, así que pensé que si me contabas una historia me darían ganas de dormir –confesó con simpleza, a la vez que sacaba a Baek de su ensimismamiento con sus palabras.

   El mayor de ambos hermanos soltó un suspiro cansino antes de hacerse a un lado en su gran cama, para así invitar a Lu a recostarse junto a él.

   Sin necesidad de una invitación verbalizada, el niño se subió y gateó hasta llegar cerca de la cabecera. Todo esto bajo la adormilada mirada del primogénito de los Byun.

   Se suponía que ninguno de los dos debía salir de su habitación después de que los mandaran a dormir, especialmente esa noche. No entendía muy bien la razón, pues sus padres no habían sido muy explícitos al explicarle y a él le aburría escuchar detalles de todas formas, pero tenía claro que no debía salir. Por ello, se sentía un poco ansioso con respecto al menor saliendo de su habitación para dirigirse a la suya. ¡Era el hermano mayor, lo que Luhan hiciera estaba bajo su responsabilidad! Sus padres solían ser insistentes al decirle que él era el ejemplo a seguir. Baekhyun se limitaba a responder que sólo era meses mayor.

   Sin embargo, al ver aquel par de ojos observarlo con tranquilidad y una sonrisa leve que se esmeraba en ocultar por orgullo, decidió que lo podía reprender más tarde. De todas formas no se sentía cómodo haciéndolo.

–Hace muchos años, nuestra raza, los humanos hijos de los hermanos Luna y Sol ,vivían en el alba eterna. El cielo siempre era de un lindo color azul claro y se podía ver a los dos hermanos protegiéndonos desde arri-

–Siempre cuentas esa historia –interrumpió el Byun de menor edad, acurrucado a una distancia prudente del contrario.

   Baek bufó y su flequillo castaño se elevó con la acción.

–Te gusta esa historia y no intentes negarlo, ahora silencio y ven aquí –Después de aquello estiró su brazo para alcanzar al niño de hebras café y pegarlo a su pecho.

   Al inicio Luhan gruñó ante la repentina cercanía y pataleó unos segundos, mientras el castaño lo apretaba contra su pecho riendo divertido. El pequeño siempre solía ser de esa forma, se mostraba reacio al contacto físico, pero en el fondo siempre lo anhelaba. Después de un rato, Baekhyun sintió como su hermano se relajaba y devolvía el abrazo de forma tímida.

–Como decía, los dioses Luna y Sol nos protegían a la vez hace muchos años. Se conoce que ambos mantenían las conversaciones más interesantes durante esos días, ambos eran muy unidos y los secretos entre los dos no existían. Todo cambió un día, cuando la Luna se enamoró de un hombre mortal, de uno de los hijos de su propia creación. Ella siempre lo observaba cuando Sol estaba distraído. Este joven alfa poseía una belleza y fuerza envidiable; sin embargo, no alardeaba de ello, ni lo utilizaba para beneficiarse.