Capítulo 16

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—Asegúrense de llamar al señor Ahn para que revise su estado –ordenó mientras caminaba por el corredor; Baekhyun era seguido por un par de criados, quienes memorizaban sus indicaciones–. Quiero una escolta de 6 personas que lo acompañe hasta aquí.

–Su Majestad, ¿desea que el joven Park se quede en el palacio? –preguntó uno de ellos.

–Sí –respondió sin dudar–, es por su propia seguridad.

    Y no mentía. Se trataba de intento de homicidio, un sabotaje al torneo que no tenía planeado que quede impune.

    El omega aceleró el paso al sentirse impaciente. El par de jóvenes continuaba tras su sombra. Las gruesas columnas de estilo dórico preservaban el minimalismo junto con el color blanquecino de los suelos. Incluso si se trataba del lugar donde había crecido y pasado la mayor parte de su vida, no podía evitar percibirlo frío e impersonal. Solo como la vasta construcción que acogió a las generaciones previas.

     El ambiente estaba templado, a pesar de que el viento fresco corría y balanceaba las hojas de las plantas del jardín.

    Unos pasos más y arribó a su destino. Antes de darle tiempo a los criados para que le abrieran las puertas, apresuró el paso y lo hizo por sí mismo.

   Lo que no esperó fue encontrar a Yifan allí, con los brazos cruzados y rostro severo.

    Había evitado quedarse a solas con él durante todo el camino de regreso y las horas que pasó en el palacio. Supo que muy tarde para darse media vuelta y correr a esconderse con Lu, por lo que se limitó a tomar una respiración profunda llenándose de valor e ingresar.

    Su tío llevaba el cabello sujeto en una coleta pequeña, solo algunos mechones oscuros se escapaban de la liga, pero se veía en armonía con su imagen. El alfa mayor lo observó con una ceja alzada cuando el menor dio pasos cortos hacia él.

–¿Podrían dejarnos solos? Necesito conversar con Baekhyun –pronunció y el nombrado se sintió asustado.

    Los dos jóvenes no tuvieron problema para hacer una reverencia en su dirección y dejar el lugar presurosos.

    No pudo evitar encogerse cuando el sonido de la puerta resonó por toda la estancia, como si se tratara de la señal que daba comienzo al regaño de su vida. Él lo esperaba, sabía que incluso después de la coronación no se iba a salvar. Había actuado siendo guiado por su impulsividad.

    Fue iluso pensar que, aunque solo faltaran horas para el inicio de la festividad del eclipse en el pueblo, todo iba a ser natural hasta el día siguiente. La agenda era apretada, pero eso no parecía ser impedimento para recibir el regaño que se merecía.

–¿Quieres explicar en qué pensabas? –Escuchó que le dijo.

   En otra ocasión hubiese agradecido tener la oportunidad de justificarse antes de la reprimenda. Sin embargo, esta vez solo se sintió más nervioso. Incluso expuesto, pues no sabía cómo explicarse.

–Yo... estaba preocupado y no pude evitar reaccionar así –comenzó sin saber ordenar sus ideas con la rapidez necesaria–, mi instinto me lo ordenó y-

–Tu instinto –repitió incrédulo–, ¿me estás diciendo que hiciste todo ese espectáculo porque no fuiste capaz de controlar algo tan básico?

    El tono duro lo hizo encogerse en su lugar. Ni siquiera le había alzado la voz, pero el enojo era notorio.

–Lo siento –pronunció en voz baja.

    Hubo un silencio mientras él jugaba con sus dedos, inquieto.

The last great dynasty | ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora