Capítulo 14

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     El sonido del metal de las armaduras haciendo fricción entre sí hacía que la situación se percibiera más tangible. Las piedras del camino maltrataban las ruedas de la carroza; sin embargo, estas se conservan útiles y resisten la inconsistencia del suelo. La brisa ligera que corría a aquella hora despejó su rostro de las hebras finas y castañas.

     Las viviendas estaban oscuras mostrando una imagen muy distinta a la que daban durante el día cuando la ciudad estaba despierta. El pavimento gris hizo que rememorara las ocasiones en las que, a paso ligero, se dirigía a sus encuentros secretos a mitad de la noche. Incluso si ansiaba dejar de pensar en aquellos días se sentía incapaz. Esas calles carentes de iluminación habían sido testigo de sus ilusiones nacientes y felicidad.

    Saltó en el asiento cuando pasaron por encima de un socavón, aún así no se inmutó. A su lado, un despierto Luhan haló de su túnica para abrigarse más. Su hermano se había sentado en medio, como si fuese una especie de barrera entre Yifan y Baekhyun. El príncipe agradeció el gesto internamente, si bien su tío lo había escuchado cuando le contó que la diosa le habló, aún le resultaba incómodo estar cerca del mayor. La discusión era muy reciente y no habían llegado a un acuerdo.

    Su transporte se detuvo y él tragó saliva con nerviosismo. Casi fue una hora de movilización para llegar al destino.

     Una construcción remota se alzaba, surrealista, frente a su persona. Era la primera vez que sus ojos observaban aquel lugar; las pinturas no le hacían justicia. Parecido al templo lunar, pero con un aura más misteriosa e inquietante, sólo así podía describirlo.

     Fue sorprendente para todos ver a un criado abrir la puerta y darles la bienvenida. Habían llegado de sorpresa, sin ningún anuncio previo, y aún así, allí estaba el muchacho haciéndoles una reverencia. Dos guardias del palacio ingresaron con los tres Byun mientras que el resto de la escolta permaneció afuera, alerta.

     Ingresar fue incluso más fascinante que admirar la construcción por fuera. El techo era demasiado alto, incluso más que el de su hogar. Y eso era decir mucho. No obstante, lo que más lo cautivó fue el majestuoso árbol con ramas que apuntaban al cielo. El tronco, ligeramente curvado, se lucía con elegancia. No pudo evitar contener el aliento.

    Conocía la historia. Byun Haneul, una alfa invidente de su linaje que decidió dedicar su vida al sacerdocio en el templo del dios Sol. La mujer pasó años en un voto de silencio ininterrumpido, luego se mudó a aquella casa inhóspita y lejana. Muchos cuentan que ella soñaba con epifanías cada noche, que la meditación constante la llevó a ser capaz de ver el futuro e interpretar el presente casi igual que los dioses. Haneul murió joven, solo en compañía de un par de criados fieles. Cuando Baek era apenas un niño le habían contado que, donde quedó su cadáver virgen, creció un árbol lunar.

     Ver la planta y sus hojas que reflejaban brillos dorados hizo que no pudiera apartar la vista por varios segundos.

    Byun Haneul fue la fundadora del oráculo de Cheonche, lugar al que incluso personas de gobiernos vecinos acudían a consultar en la actualidad. Además, su legado continuó y pocas personas que nacían con el don residían allí.

–Byun Baekhyun.

     Despegó su vista de la superficie leñosa para dirigirla a una fémina. Miró con curiosidad la venda fina que cubría sus ojos, ella parecía desplazarse con destreza por la estancia, a pesar de no poder utilizar su visión para ello.

    El omega fue capaz de percibir un aroma a sándalo cuando la vio detenerse a unos pasos.

–Estaba esperando tu visita –Él volteo a ver a Luhan, desconcertado, mas las siguientes palabras dirigidas a sus acompañantes no le dieron tiempo para pensar–: Su majestad, su alteza, estoy encantada de que nos honren con su presencia. Mis sirvientes se encargarán de ustedes mientras el príncipe y yo charlamos.

The last great dynasty | ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora