Capítulo 1

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    Chanyeol tropezó con sus propios pies y cayó al suelo de sopetón frente a todo el mundo.

   Bueno, con "todo el mundo" se refería a los demás niños de su edad que estaban entrenando en el campo junto a él. Sintió como sus codos ardían por haberse apoyado en ellos al caer y supuso que se los había pelado. Gimió por lo bajo de solo imaginar las molestas costras que empezarían a formarse en su piel dentro de unas horas.

   Un par de manos lo sostuvieron de los brazos con cuidado para ayudarlo a pararse. No tuvo que levantar la vista para saber qué se trataba de Jongin, de todos modos los demás niños alfa siempre se mantenían al margen de ese tipo de situaciones, con la errada idea de que un bendecido del Sol debía ser fuerte y no mostrar sus emociones la mayor parte del tiempo.

–¡Park! ¡Ve a la enfermería a desinfectar esas heridas y vuelve al campo! ¡Aún queda otra hora de entrenamiento! –exclamó su instructora, quien se encontraba a unos metros de distancia de él.

   El pequeño Chanyeol recuerda que, cuando llegó temeroso a su primer día de entrenamiento, se alegró de ver a la alfa, al tratarse de un rostro conocido. Fue su error intentar hablarle con más confianza frente al grupo, pues ella lo había observado con una expresión que daba escalofríos, para después pedirle que guardara silencio mientras explicaba la clase; además que lo llamó por su apellido solamente, en lugar del usual "Yeollie".

   La señorita Joohyun era su vecina desde hace unos años y solía verla cuando acompañaba a su madre a hacer compras. La joven siempre saludaba a su progenitora y a él cordialmente antes de seguir con su camino. Recuerda que una vez le preguntó a su mamá de dónde conocía a la alfa y ella le respondió que "Irene" era una de las mejores guerreras del reino y que todos la conocían y respetaban por ello. Chanyeol deseó ser como Joohyun en el futuro, pues quería ser respetado también.

   El trato que recibió le bajó el ánimo inicial que había mostrado al reconocerla. Actualmente entendía que fue un tanto confianzudo y se seguía sintiendo incómodo cada vez que recordaba las miradas burlonas de los demás niños ante la respuesta fría que le dio su instructora.

–Te acompañaré, Chanyeol, tus codos están empezando a sangrar –comentó el delgado niño de hebras azabache mientras lo revisaba con la mirada–. Tu mamá me pidió que cuidara de ti y ya estás hecho un desastre antes de que termine la primera semana.

–¿Cuándo te pidió eso?

   El pelinegro encontró su mirada y Park notó que se sentía incómodo ante su pregunta. Aún así no se aguantó la molestia.

–Eso no importa ahora, camina –Jongin colocó una mano en su hombro invitándolo a seguir. Sin embargo, él apretó sus labios y se plantó en su lugar, sin intenciones de ir a ningún lado si no le respondía.

   El contrario soltó un bufido, exasperado con la actitud infantil de su amigo, quien todavía era meses mayor.

–Me lo pidió cuando estábamos esperando a que terminaras de colocarte bien el himatión, ¿contento?

–La verdad no, ya tengo 10 años, no necesito que me cuiden –respondió comenzando a andar.

   Ambos caminaron en silencio hacia la gradas que daban ingreso a la grande construcción en la que se encontraba la enfermería y otras áreas del centro.

   Todos los niños del imperio, sin excepción, debían comenzar su entrenamiento a la edad de 10 años. Esto era con el objetivo de preservar las raíces guerreras de su raza y mostrarle su fortaleza a los dioses; los ciudadanos de Cheonche se preparaban entonces para los Torneos de honor, los cuales se llevaban a cabo anualmente y coronaban a un ganador por cada división. Existían actualmente cuatro categorías y de cada una salía un vencedor, estas se dividían por casta y sexo.
   Cuando Chanyeol cumpliera los 16 años, hasta llegar a los 22, tendría que enfrentarse a los demás jóvenes para consagrarse como campeón anual; los ganadores obtenían el respeto de toda la población y también un año de manutención por parte del gobierno en recompensa. Por lo que la competitividad solía estar presente, especialmente en los linajes más orgullosos y también en los más pobres.

The last great dynasty | ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora