Epílogo

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     Baekhyun había salido del salón principal sintiéndose cansado. Hace apenas media hora los representantes de Jeowon habían partido de regreso a su ciudad. Eso sí, fue después de una hora entera de discusiones sobre acuerdos para la navegación y planificaciones de futuras alianzas con otras polis. Inhaló profundamente con la intención de que la tensión en sus hombros se desvanezca.

   Detestaba tener que encargarse de asuntos diplomáticos solo, se supone que Luhan era el encargado de esto; sin embargo, al tratarse solamente de una situación en la que formalizaron acuerdos, ni siquiera se presentó. 

   Observó a su cachorro dormir en la pequeña cama, apropiada para el tamaño de un infante de año y medio. Las sábanas eran de color amarillo pastel y arropaban su cuerpo protegiéndolo del frío.
  Sonrió con ternura cuando lo vio removerse haciendo que sus cabellos castaños se despeinen en el proceso.

–Adoro a Sungyeol, pero no quiero tener hijos, ¿siquiera tiene sentido? –Escuchó que Luhan comentó, aún con sus ojos fijos en el niño.

   El mayor soltó una risa suave.

–Oye, mi bebé es un alfa hermoso, era obvio que lo ibas a amar –dijo con voz suave–. Respecto a lo otro, no creo que a Sehun le moleste realmente.

  La tarde comenzaba a arribar con parsimonia. Los cielos pintaban de azul pálido, a su vez, las nubes eran teñidas por tonalidades lilas. El paisaje era uno de los favoritos de Baekhyun, incluso si adoraba los atardeceres cálidos, prefería aquel escenario que contemplaba a través de las ventanas.

–Precisamente es eso, son cinco años ya y nunca hemos hablado del tema.

–Sehun es medio bruto, es probable que jamás lo traiga a colación. Deberías intentar dar el primer paso tú –pronunció sinceramente.

   Si bien no podía predecir la decisión de su amigo, lo conocía lo suficiente como para saber que no mencionaría el tema para no incomodar a su hermano. 

  Era un tanto incómodo ser el confidente de ambos, pues se enteraba de más detalles de los que debería y a veces era tedioso abstenerse de dar información de más cuando los aconsejaba. Sin embargo, por lo menos era capaz de ayudarlos, de cierta forma.

–Sí, supongo que es algo que debo dejarle claro. Por lo menos por el momento. 

  Tarareó en respuesta, aún con el cuerpo ligeramente inclinado en dirección a la cama.

   Habían sido años duros desde su ascenso al trono y su posterior matrimonio. El peso de la corona haciéndole sentar pies en tierra. Encargarse de la toma de decisiones, incluso si contaba con el consejo de su hermano y los dirigentes de distintas instituciones de Cheonche, era una tarea exhaustiva. 

     El deceso del último Byun de la generación de la reina Taeyeon fue un golpe duro para todo el pueblo y para lo que quedaba de su familia. Hubo días en los que Luhan y él solo se encontraban para llorar en silencio, ninguno se atrevía a tocar el tema directamente luego de la fatídica noche. Una opresión constante con la que debían cargar, pero que con el tiempo fue sanando. 

   Su gobierno fue estable el primer año. No obstante, una energía sombría cubría las calles de la polis, pues el recuerdo de la desgracia perduró meses después.

    Le tocó soportar cuestionamientos y críticas, las cuales le sirvieron para poder construir su confianza con más firmeza. La sensación de intimidación inicial que sintió no se debía del todo a su edad, sino a no contar con su predecesor a su lado. El abuelo Jisung había tenido la guía de su padre para aconsejarle en sus primeros años de reinado, al igual que su madre. Al fallecer, Cheonche había quedado en manos de Yifan, quien también hizo un buen trabajo durante su vida. Ahora él no estaba y Baekhyun quedó a su suerte. 

The last great dynasty | ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora