The last great dynasty | Chanbaek

Capítulo 8

      Baekhyun no disimuló el suspiro de alivio que abandonó su cuerpo cuando Chanyeol posó la espada en el pecho de su contrincante. El otro alfa yacía en en el suelo, desarmado, cuando las trompetas comenzaron a resonar en una melodía de victoria. Las voces del público entonando "Invicto" en coro fueron ignoradas por el príncipe, quien se encontraba más interesado en visualizar con sus ojos los iris oscuros del alfa ganador.

    Por esa misma razón no fue capaz de percatarse de la mirada desaprobatoria que Yifan les lanzó desde su sitio en el trono.

    Park se quitó el beocio de la cabeza y peinó con sus largos dedos el cabello. Algunas hebras desordenadas se le pegaron a la frente por el sudor después del esfuerzo. El joven tenía la respiración agitada aún antes de dirigir su vista hacia él omega sentado en el palco del estadio. Hizo la reverencia protocolaria hacia la familia real, mas sus orbes se mantuvieron fijos en las facciones delicadas del joven heredero del imperio.

    Byun no disimuló la sonrisa que se dibujó en su rostro. Incluso a la distancia tenían ese efecto en el otro.

–Baek –susurró su hermano a su lado tratando de llamar su atención, lo cual logró al primer llamado–, siéntate derecho –Le dijo mientras hacía la mímica de enderezar los hombros y pegar la espalda al asiento.

    Rió por lo bajo, nada arrepentido de haber estado con medio cuerpo inclinado hacia delante. La batalla había estado emocionante, Chanyeol había utilizado el arma con destreza, simplemente no lo podían culpar por perder la compostura. En todo caso no consideraba que estaba siendo muy obvio, la mayor parte del público apoyaba al guerrero. No era nada extraño que él tuviera un favorito.

    Claro que la situación actual no era un torneo común; sin embargo, no lo consideraba nada fuera de lugar.

    Ante ese pensamiento recordó a Lu acusándolo de ser un insensato la mayor parte del tiempo.

    Vio a Chanyeol guardar la espada en la vaina sujeta a su cadera al salir de la arena, por lo que abultó sus labios en un ligero puchero al verlo desaparecer a lo lejos. Todos los competidores debían permanecer en la zona de descanso cuando su turno acababa o debían esperar para participar. Era obvio que el alto debía ir a tomar agua, comer y asearse. Aún así se sintió un tanto decepcionado.

    Ver pelear a los demás guerreros no era algo interesante para él, ni siquiera prestaba mucha atención si es que no había un rostro conocido involucrado. Se supone que todo iba desarrollándose conforme a un orden establecido por los triunfos y derrotas. Él no llevaba las cuentas, a diferencia de los fanáticos de los torneos y... claro, su hermano, quien parecía siempre estar al tanto de cualquier cuenta o dato que a casi nadie le importaba saber.

    Siempre era locuaz en las fiestas del palacio, celebradas en honor a las visitas de representantes de otros reinos. Era sorprendente como solían intercambiar papeles en esas situaciones. Al fin y al cabo, a él jamás le habían gustado los asuntos diplomáticos; cuando ascendiera al trono estaría Lu a cargo de todo ello.

    "Lee Seung..."

    Al pensar en su hermano decidió voltear a verlo, por esta razón notó la expresión tranquila del joven de hebras cafés. Su perfil calmado y concentrado capturó su atención por un par de segundos. No obstante, el leve temblor en su pierna contrastaba con toda la fachada pacífica. Parecía expectante mientras contemplaba la arena.

    "... enfrentándose a Oh Sehun"

    Baekhyun observó a su amigo caminar hasta detenerse frente a las lanzas. Sonrió un poco nostálgico al recordar sus entrenamientos juntos. En estos practicaban el uso de aquella arma, la cual era la favorita del omega y con la que tenía más maestría. Durante los últimos meses no había sido posible pasar mucho tiempo haciéndose compañía, debido a los pocos ratos libres que tenía en la actualidad. Todo el asunto de la pronta ascensión al trono lo tenía más ocupado de lo normal. Los usuales fines de semana de diversión eran pasado y sus responsabilidades de príncipe comenzaban a transformarse en las de un rey.