Capítulo 2

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    Un par de doncellas terminaban de sujetar con alfileres las telas que se encargaban de ocultar su desnudez. Estas se unían en su hombro derecho y el izquierdo. La seda color marfil caía con gracia formando una curva en la parte delantera, tapaba una parte de la piel de su torso, pero dejaba también a la vista parte de sus pectorales. Una faja del mismo color apretaba su cintura haciéndola ver más estrecha de lo que ya era; por la parte inferior la seda rodeaba sus caderas con elegancia dejando parte de su muslo derecho al descubierto.

   Una delicada corona dorada adornaba su cabeza y hacía contraste con las suaves hebras color caramelo de Baekhyun. El objeto tenía forma de cortas ramas de árboles lunares entrelazadas entre sí, también algunos frutos pequeños brillaban en las puntas de estas; el orfebre se había lucido al recrear aquellas formas en oro.

   La primera vez que el joven príncipe había visto esa corona había sido en los cabellos café de su madre. Cuando un torneo o alguna ocasión especial se llevaba a cabo, la bella Taeyeon la portaba con orgullo.

   Por esta razón se sintió nostálgico cuando vio a su tío Yifan ingresar a su habitación sosteniendo el objeto en sus manos. Sabía el valor histórico y, sobre todo, sentimental que poseía; llevarla puesta significaba que ya no era solo un príncipe, ahora era Baekhyun, el legítimo heredero, y aquello en el fondo lo aterraba. No se sentía preparado para afrontar las responsabilidades de un rey, mucho menos para casarse y tener una familia. La idea de tener hijos en el futuro no le parecía inconcebible, darse cuenta que la hora se acercaba sí.

–Joven príncipe, nuestro rey nos ha informado que ya debe ir dirigiéndose al Estadio Estelar, el Torneo del Sol comenzará dentro de poco –Le informó una de las jovencitas que lo había estado preparando durante la mañana.

   Su pierna comenzó a temblar ligeramente y su aroma a vainilla se volvió más agresivo, pero ninguna de las presentes mencionó algo al respecto. El castaño podía sentir como su corazón latía apresuradamente en su pecho, golpeaba con fuerza insistentemente, como si deseara escapar de su cuerpo. Se puso de pie con lentitud ante los atentos ojos de las jóvenes que intercambiaban miradas llenas de duda entre ellas.

   Quería a Luhan. Su hermano siempre lo reconfortaba cuando el nerviosismo lo quería invadir. Lamentablemente, por el maldito protocolo, él había tenido que ir primero.

   Tomó aire para calmarse, pero este se sintió como ácido entrando a su organismo.

   «Luna y Sol, velen por mi destino», dijo en su mente, con la esperanza de que aunque sea una vez sus ruegos obtuviesen respuesta.

–No podemos hacer esperar al rey, ¿no es así? –Le costó que su voz no temblara, después esbozó una sonrisa forzada en su rostro–, llama a mis guardias para que me acompañen a la carroza, por favor.

   La más pequeña de los presentes, la misma que arribó con el mensaje, hizo una exagerada reverencia en su dirección y salió de la habitación presurosa.

   Una vez se retiró, Byun se tiró en su asiento bruscamente.

–Traigan una cuerda, me quiero morir.

   Kyungsoo no aguantó una carcajada ante lo mencionado y los demás omegas apretaron los labios para conservar la compostura. El ambiente se sentía menos tenso una vez que el príncipe cambió su expresión lastimera.

–No te compliques, para eso están mis manos, Baek.

–Mi fiel Kyungsoo, ¡qué haría sin ti!

Esta vez fue Yeji quien no se aguantó la risa.

–Príncipe Baekhyun, estos días ha estado muy tenso, ¿desea que le traiga alguna infusión?

   El nombrado rechazó el ofrecimiento con una sonrisa amable. Tendría que permanecer horas sentado en su sitio. Que le dieran ganas de ir al baño apenas llegara sería lo menos adecuado.

The last great dynasty | ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora