Capítulo 15

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      Cuando Yixing regresó encontró a Chanyeol alterado. Tomó un buen tiempo para que el alto deje de obligar a su cuerpo a intentar ponerse en pie. Lo único que conseguía era conseguir punzadas en las heridas que comenzaban a curarse con lentitud.

    A través de frases cortas y pronunciadas rápidamente le explicó que había dejado asuntos pendientes en Cheonche, por lo que debía regresar lo más pronto posible. El joven le dio una mirada desconcertada y le pidió que se tranquilizara, que descansara primero y luego podría ayudarlo a viajar de vuelta si así lo deseaba. Fue después de comer, y un tanto avergonzado por el arrebato anterior, que procedió a agradecer infinitamente los cuidados y la comida. Le prometió al contrario que lo iba a recompensar por su buena acción, insistió incluso cuando este le dijo que no había problema.

    El sol comenzaba a ocultarse y, cuando aguantaba la respiración, el dolor en su cuerpo desaparecía por apenas segundos antes de volver. Yixing aprovechó para preguntarle sobre la razón por la cual había terminado malherido e inconsciente en las afueras de Jeowon, el alfa solo pudo contar sobre las imágenes que vinieron a su mente después de despertar. No consideró prudente hacerle saber los detalles que llegaron como destellos mientras pronunciaba en voz alta los hechos. Había recordado sentirse afiebrado, comenzar a ver borrosas las paredes del pasillo. Luego aromas fuertes, golpes que no pudo esquivar y su cabeza golpeando sobre la madera fría de un vehículo.

    Acto seguido lo único que pudo escuchar fue a Yixing desplazándose por la casa con tranquilidad. Afuera se escuchaba el bullicio cotidiano de personas transitando y niños jugando.

    Los minutos pasaban y los rayos solares comenzaban su proceso de iluminar el cielo hasta terminar ocultándose tras el horizonte.

    Chanyeol comprendía que no estaba en posición para exigir irse en ese mismo instante. Su cuerpo exigía reposo para sanar mientras que su conciencia le gritaba que no desperdiciara ni un segundo.

                               •  •  •

     Kyungsoo haló de las telas blancas con más fuerza, Baekhyun aguantó la respiración.

     Otro tirón más y presintió que sus costillas iban a encogerse hasta perforarle un pulmón si continuaban con la tarea de ajustar.

     Solo estaban ambos en la habitación del omega, pues él lo había pedido así. No tenía ánimos de ver a otros criados observando con lástima su expresión ensombrecida. Solo Do era capaz de mantenerse neutral mientras lo alistaba.

     Era un mutuo acuerdo que no habían pactado con palabras. Porque el omega de orbes redondeados captaba y comprendía lo que quería sin que él lo pidiese.

    El peplo blanco de bordes dorados fue colocado con delicadeza en su cuerpo esbelto. La seda blanca cayó como cascadas en las curvas de sus caderas.

    El omega pelinegro lo tomó del mentón con ayuda de sus dedos, su rostro alargado fue alzado y tinta rosa pintó sus belfos. El joven cerró los ojos cuando, con un pincel de cerdas finas, sus párpados fueron coloreados en tonalidades melocotón. Luego su mirada se profundizó al delinearlos con kohl.

    Cuando lo incitó a levantarse de su asiento y el mayor de ambos acomodó los últimos detalles de sus mechones rebeldes, supo que ya era hora.

    La sensación asfixiante y el picor en su pecho no hizo más que volverse más intenso.

–Baek –Lo miró directamente a los ojos–, no importa si no estás seguro, jamás bajes la cabeza ante nadie.

    El ardor en sus orbes fue notorio, luego, estos brillaban por las lágrimas que se acumularon.

The last great dynasty | ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora