Capítulo 4: ¿Feliz? cumpleaños.

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30 años antes...

Un 13 de junio de 1986 llegaba al mundo la pequeña Julianne Anabelle Russell Blanch. Hija de Alice Blanch y Arthur Russell y tercera hija del matrimonio.

Juju era bastante peculiar, se diferenciaba de mis hermanos por el simple hecho que tenía una filosofía de vida y un carácter que nos llama la atención. Es la más sensible, nos hemos criado como rocas nada nos traspasa sobre todo desde que mamá partió pero Julianne en cada oportunidad que tiene llora, se queja, patalea si es necesario. Cree en las segundas oportunidades, en la paz, evitando problemas y si embargo nosotros los mortales no creemos en nada de esas cosas. Viva el rencor.

Pero sí, hoy es 13 de junio y Juju cumplía veintinueve años de vida.

Es un día difícil para ella, en general se entristece un poco porque mamá no está aquí y además este año el psicópata de su ex novio no estaría aquí con ella así que me tomé el trabajo de despertarme temprano y prepararle un gran desayuno.

Fui a su habitación, abrí las ventanas dejando que el sol diera de lleno a su cara y me arrojé encima de ella para llenarla de besos.

—¡Feliz cumpleaños! —le grité.

—¡Sal de aquí que pesas! —se quejó entre la almohada.

Me hice a un lado, se incorporó y fregó sus ojos y entonces volví abrazarla.

—Feliz cumpleaños mi viejita.

—¡No estoy vieja! Sólo te llevo dos años.

—Pero eres más vieja que yo —la abracé más fuerte— a pesar de que seas una obsesiva te quiero mucho.

—Aunque seas la adoptada ya eres como de la familia. —me dijo tomando distancia de mi llevando sus manos a mis hombros.

—Entonces no te daré tu regalo. —me ofendí.

—¡Entonces sí eres mi hermana! —me sacudió.

—Ven. —le ofrecí mi mano y la lleve a la sala.

Llegamos a la sala, Timmy la saludó moviendo su cola y entonces notó la mesa del comedor con el desayuno listo y unos hotcakes con crema arriba donde me encargué de escribirle "Feliz cumpleaños"

—Oh, me cocinaste y tú nunca haces eso —llevó la mano a su hombro y tomo asiento— y yo que tengo hambre.

—Y... —caminé hacia el sofá y tomé la bolsa que reposaba allí— Este sí es tu verdadero regalo.

Se lo entregué, pareció fascinada ante mi regalo y lo abrió. Era un bolso que vi hace unos días de color nude, siempre se compra bolsos negros y creo que debería cambiar el color. Sus azules ojos se agrandaron al igual que su sonrisa.

—¡Es precioso! Gracias, me encanta.

—Sé que los bolsos son tu debilidad. — tomé asiento frente a ella.

—Gracias.

—Ya, no me agradezcas. —le serví café.

—No te agradezco sólo por esto, por todo lo que estas haciendo por mí.

—Ay, no empieces. —rodé mis ojos.

—No, en serio —tomó mi mano— Todo lo que me está pasando no sé si podría sola, me protegiste, guardaste el secreto a papá y los demás, me apoyas y me dejaste vivir contigo. Lo agradeceré siempre.

—¿Pero cómo que no haré todo eso? Eres mi hermana y sé que cuando yo pasé ese momento tú estuviste y los demás también. Ya sabes cómo somos, si un Russell está mal o necesita ayuda debemos pedir refuerzos. Aprendimos a cuidarnos entre nosotros, siempre lo hicimos.

Segunda Opción [TERMINADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora