Capítulo 20: Segunda Opción

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30 años antes…

Toqué insistentemente el timbre, ya estaba anocheciendo y pensé que no debí insistir tanto porque podría asustar a alguien, da igual, Juju me recibió.

Ella estaba seria, no ocultó para nada que le desagrada mi presencia aquí a diferencia de mis sobrinos que corrieron a saludarme y a abrazarme.

Echaba de menos a mis pequeños. Austin estaba altísimo, sentir sus abrazos era tan reconfortante, me hacia olvidar el pésimo día que tuve por la mañana.

—Hey, tienen que venir a casa y pasamos el día juntos. —les dije aún entre sus brazos.

—Si, si, si, si.—Alice me soltó y empezó a saltar.

Austin también me soltó, le entregué un chocolate a cada uno y corrieron hacia la sala, le eche un rápido vistazo, aún los sillones viejos (pero bien conservados) de la abuela seguían. Austin estaba en su lugar, oh si Susan estuviera aquí, odiaría qué se sentara ahí porque era su lugar…

Juju fue a la cocina, seguí sus pasos y la encontré lavando los platos, me dio la espalda.

—Intenté llamarte toda la tarde pero no contestabas.

No respondió nada, actuó como si no existiera.

—Como ahora... —agregué.

Con cautela me acerqué a su lado, ella fregaba con fuerza la esponja sobre el plato con cierta frustración, le entregué un chocolate.

—Chocolate con almendras, el que te gusta.

—No quiero.

Al fin contesta.

—Vamos, te encanta.

—Te dije que no quiero.—se tensó— ¿Qué haces aquí?

—Quería saber si necesitabas ayuda con los niños y quería saber cómo estabas.

—Estoy bien —secó sus manos—. Ya te puedes ir.

—Oye, sé que lo que te dije estuvo mal.

—Lo que dijiste, lo que hiciste... —rodó sus ojos.

—Si, tienes razón en todo.

—Dando la razón no se solucionan las cosas.

—Hablemos. —le di el chocolate.

Aceptó de mala gana, nos sentamos en la mesa de la cocina, abrió y probó un trozo, saboreando sin quitar su mirada de odio hacia a mí.

El chocolate soluciona todo…

—Hice mal todo —apoyé mis codos en la mesa—. No, estoy haciendo mal todo y estoy intentando mantenerme cuerda pero cada vez es peor.

—Em, nosotras no nos llevábamos así, entiendo que cada una tiene su vida pero convivimos bajo el mismo techo. Tú eres mi responsabilidad y yo soy la tuya si te perdías ¿Qué iba a decirle a papá?

—Lo sé, no sé qué pasó —negué— yo bebí un poco y tomé ácido que sé estuvo mal pero no pensé que me perdería tanto.

—Paul me contó que apareciste a medianoche en su casa a los gritos. Yo me enojé pero él me dijo que no es su responsabilidad ni la mía que eres adulta y tiene toda la razón. No tienes diecisiete y sé que no es la primera vez que llegas descontrolada a casa, evidentemente mamá está detrás de tí porque aún no entiendo cómo estas bien con los peligros que te expones.

—Si, me equivoqué estaba mal.

—Estar mal no es excusa —acusó— Cuando Greg me amenazaba yo no estaba bebiendo en un bar de vaya a saber donde metiéndome ácido para terminar en casa de un tipo que no da ni el pellejo por mí.

Segunda Opción [TERMINADA]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora