Capítulo 13

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- No logro saber quién de ellos puede haber hecho cosas así - pienso en voz alta.

Doy vueltas por la habitación de Iván y voy pensando. Es imposible que alguno de ellos haya podido hacer cosas con los desaparecidos. No son capaces ni de hacerle daño a un pobre insecto. Pero ahora que lo pensaba y la conversación que tuve con Iván y Sonia el día anterior, no los conocía en profundidad como para defenderlos después de todas las cosas que estaban pasando. No sabía dónde podían estar Luis, Valentina y Aitana.

Mi móvil vibra en el bolsillo de la sudadera y lo cojo rápidamente. La pantalla se ilumina con una llamada entrante de Toni.

- Creo que debo volver a la cabaña - digo en voz alta sin mirar a Iván.

- Está bien - acaba diciendo.

Ando hacia la puerta de la habitación para abrirla y noto que se coloca detrás de mi espalda. Giro el cuello para mirarlo de reojo.

- Todo va a estar bien - dice tranquilamente.

- Eso espero - acabo diciendo más para mí que para él.

Abre la puerta del todo y salgo sin mirar atrás.

Por el camino, pienso en ese beso que nos hemos dado en su habitación. No sabía a qué había venido ese acto, pero no ha sentado tan mal. Me ha gustado.

Llego a la cabaña y abro. Me encuentro a Toni de pie cerca de la puerta y rápidamente lo tengo tan cerca de mí que me asusta. Hecho mi cuerpo hacia atrás en un acto reflejo de verlo tan cerca.

- ¡Dios! Me habías asustado - dice nervioso, apartándose un poco de mí -. No sabíamos dónde te habías metido.

- ¿Ya os habéis enterado? - pregunto intrigada.

- ¿Por qué nos tiene que pasar esto a nosotros? - dice Elena con los ojos llorosos y la voz quebrada.

- He salido gritando nerviosa sus nombres porque no entendía porqué pasa esto - explico.

- No están por ninguna parte. No hay rastro de ninguno - dice Hugo.

Han desaparecido completamente. Quien haya hecho esto, se ha encargado de no dejar ni un mínimo rastro de ellos.

- ¿Dónde está Álvaro? - pregunto mirando a cada uno.

- Está en su habitación - me indica Chloe muy triste -. Esta muy mal. Elena fue quien lo encontró en el cuarto de baño como tú antes de salir corriendo. Lo llevamos a la habitación y de ahí no ha salido aún.

Voy directa a las escaleras y las subo dirección a la habitación donde está Álvaro.

Esta tumbado en la cama de lado, en posición fetal, mirando hacia la ventana y sin pestañear.

- Álvaro - lo llamo sentándome en el borde de la cama -. Necesito que me digas que ha pasado para que no estén.

Álvaro se incorpora en la cama y se sienta apoyando la espalda en el cabecero. Dobla las rodillas y agacha la mirada hacia sus manos.

- Sa...salimos de aquí...estábamos muy bien, íbamos riéndonos y hablando entre nosotros. Hasta que de pronto...oímos un ruido y nos giramos todos para ver que había sido. No vimos nada y seguimos andando - dice temblando -. Nos...nos perdimos. De un momento a otro ya no está Aitana, y Valentina fue la siguiente en no aparecer. Comenzó a llover y no sabía que había pasado - sin levantar la mirada sigue relatando -. Regresé lo más rápido que pude y me quedé a oscuras en el cuarto de baño, sin saber que hacer.

No tenía mucho sentido la explicación que me estaba dando. Es imposible que dos personas desaparezcan de la nada sin dejar ni un rastro cuando iba una persona más con ellas. Si hubiera habido una persona que se las hubiera llevado alguien lo habría escuchado y se hubiera dado cuenta.

- Descansa - le digo agarrando una de sus rodillas.

SOSPECHOSO

No tenía claro cuál iba a ser su próximo movimiento. Ya tenía parte de su objetivo conseguido. Tenía que seguir completándolo. Tenía que llegar a lo más hondo. Llegar a hacer daño a Laura. De hacerla sufrir. No soportaba su actitud. Se creía que era la más de todos. En resumen, no la soportaba. Tenía que conseguir ese objetivo como sea.

Solo podía pensar en cómo hacer daño a Laura. Y su única manera de hacerlo era haciéndola sufrir con la gente de su alrededor que más quería. Y si para conseguirlo tenía que hacer las cosas con violencia, lo haría.

Quería verla mal. Quería verla sufrir. Quería que llorará por no poder hacer nada. Quería que gritara en busca de ayuda cuando no la encontraría por ninguna parte. Quería dejar de soportarla. Y después la dejaría indefensa. Sin nada. Lo tenía casi todo planeado. Solo había un inconveniente que pondría todo en peligro: que descubrieran quién era.

Pero eso no iba a pasar. Lo tenía todo bajo control.

 Lo tenía todo bajo control

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