Capítulo 22

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Maratón 1/5

UN TÍTERE DEL TITIRITERO.

Anne

A lo largo de mi vida me habían calificado como muchas cosas.

Amable.

Bondadosa.

Alegre.

Feliz.

Munificente.

Incapaz causar daño voluntariamente.

Karla utilizaba la palabra "débil" como mi definición exacta.

Me la decía todos los días.

A cada hora.

Era una repetición constate y molesta.

Claramente no entendía que esas palabras eran detonantes.

¿Detonantes de qué?

De mi furia.

Y yo me preguntaba:

¿Es débil amar? ¿Es débil querer hacer el bien?

La respuesta de ella era concreta y seca.

—Sí.

Pero yo no pensaba así. Aunque en algo tenía razón.

Si amas a alguien, automáticamente se convierte en tu debilidad.

Para mí, Gilbert era mi debilidad.

Si alguien amenazaba con su vida, me tendrían en sus manos.

Porque haría lo que fuera por protegerlo.

Karla lo sabía. Lo sabía perfectamente.

Entrecierro mis ojos en dirección al espejo.

De forma inexplicable, me veo mejor.

Más sana.

Mis ojos tienen mas brillo.

Incluso mi cabello parece brillar cual antorcha.

Todo era obra de Karla y el régimen alimenticio que tenía para mi.

Los entrenamientos a los que me obligaba a ir había causado una resistencia en mi cuerpo que antes no tenía.

Pero me sentía abatida, desesperada. Creo que podría estar fácilmente en el umbral de la locura.

No es nada fácil pasar tus días sin ver a la persona que amas.

Sin tener contacto con ella mas que unas débiles señales a través de pensamientos.

Pocas veces había podido escuchar su voz en mi mente, pero estaba tan interrumpida la "señal" de su voz, que lo escuchaba entrecortado.

Fueron solo tres veces.

En un solo día.

Desde ese momento, no hubo mas.

Tampoco enviaron a alguien por mi. No debería querer que hicieran eso, porque sería enviarlo directo a la boca del león.

Pero esperaba preocupación.

Quizá que me extrañaran.

Escucho el golpe que produce un puño contra la puerta, suavemente.

—Adelante —murmuro sin dejar de mirar mi reflejo.

El cabello pelirrojo de mi único amigo se hace visible al abrir la puerta y entra, con paso lento. Se posiciona a mi lado, tomando el collar que me había regalado antes de mi cumpleaños.

ᴇʟᴇᴍᴇɴᴛᴀʟ [1] (ᴀɴɴᴇ x ɢɪʟʙᴇʀᴛ)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora