1. Triste final

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Debo despertarme… ¡Adam!… ¡Paul! ¡Vamos, levántate!

Quizá es muy tarde ya. Está oscuro en esta casa. Abro los ojos y miro por la ventana, ya es de noche.

¡Dormí demasiado tiempo! ¡Dios mío, Adam!

¿Paul habrá llevado a cabo sus amenazas? ¿Alguien se dio cuenta de mi desaparición? ¡Paul estaba tan
desesperado al partir hace un momento!Estaba tan decidido… ¡Debe ser muy duro saber que la mujer que
creías ser tu madre no lo es! Lorraine, madrastra de Paul… Paul quien me fue a sacar del conservatorio al caer la tarde, y se fue poco tiempo después de que llegamos a esta casa.

No sé dónde estoy. ¡Espero que no se haya ido con mi bolsa!

Me froto los ojos, el somnífero que Paul puso en mi vaso era eficaz. Si me dejara ir, podría dormir otro poco

Pero no es el momento de dejarse ir, tengo que avisar a Adam. Teniendo en cuenta el estado en el que Paul se
encontraba hace un rato, puede ser capaz de todo. Pero ¿por qué haberme sacado de allí y haberme hecho todas
estas revelaciones? Lorraine no es su madre, es ella quien suscitó la pelea que llevó a Adam al hospital en Riverton. Y ahora…

Ahora, ¡hay que moverse! ¡Cada minuto que pasa Adam corre peligro!

Espero que no sea demasiado tarde. Si Paul mata a Adam…

Recorro el lugar con la mirada. La luz exterior me permite ver un poco más claro. No hay nada en esta
habitación: un sofá, un sillón y una mesa baja. Los mismos elementos que vi al llegar. Me levanto, Paul no me ató. No quería hacerme ningún daño, no soy con quien está más
enfurecido. Una vez de pie, siento como una capa de plomo cae sobre mis hombros. Lucho contra el sueño. ¡No es el momento! ¡Avanzo en busca de un interruptor, debo encontrar mi bolsa, y mi violín! Más tarde busco el violín, necesito mi bolsa y mi teléfono, es lo más importante. ¿Y si fuera demasiado tarde?

Rodeo el sillón y tropiezo con algo.

¡El estuche de mi violín!

Me pongo de rodillas, mi corazón late rápido. ¡Al lado está mi bolsa! Paul me dejó todo antes de partir. Quería
que encontrara mis cosas al despertar. Sabía que el somnífero me haría dormir por mucho tiempo, que tendría el tiempo de actuar a su modo sin que yo alertara a nadie.
Lo que quiere decir que…

Mis manos tiemblan y, en la semioscuridad, busco en mi bolsa esperando tocar mi teléfono. ¡Espero que esté allí! Paul puede haberlo tomado antes de partir. De pronto, siento la funda de protección. ¡Aquí está! Lo tomo rápido, me siento en el suelo y lo enciendo. Tengo muchas
llamadas perdidas, se debe preguntar dónde estoy. Ni modo, me encargaré de eso más tarde. Marco rápidamente el número de Adam. De nuevo esta misma angustia.Hace unos días, Adam había desaparecido. Hoy, tengo miedo de que esté muerto, asesinado por su primo desdichado y celoso. Pero esta vez, Adam contesta de inmediato.

«Éléa, ¿dónde estás?»

Su voz es ansiosa, tensa.

«¡Adam! ¿Estás bien?»

Me siento aliviada, ¡Adam no está muerto!

Al menos, no todavía.

«¡Adam! ¡Adam, escúchame! ¡Paul quiere matarte, va a llegar, tienes que protegerte!»

Grito en el teléfono, me siento casi histérica.

– Éléa, ángel mío, cálmate. Estoy bien, no he visto a Paul. Pero, ¿dónde estás? ¿Qué sucedió?
– Fue Paul. Estaba en el conservatorio y me… trajo. No sé dónde estoy, la casa está vacía y yo…

TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora