4. El horizonte se aclara

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Vuelvo en mí. La luz del día me hace pestañear. Me enderezo, las imágenes vienen a mi cabeza. Lorraine apuntando un arma hacia Adam, Adam precipitándose sobre ella, los disparos…

¡Adam!

Los médicos de la ambulancia están en la sala.

¡Dios mío… No!

Me levanto, me acerco a la sala, con la mano en el corazón. Tengo miedo de ver, miedo de descubrir lo peor. Y efectivamente Adam está en el suelo, sobre la alfombra. Mis piernas pierden fuerza, un torrente de lágrimas fluye por mis mejillas. No grito, mis ojos no se desprenden del
cuerpo de Adam.

¡No, no! ¡No es posible!

Los paramédicos están nerviosos, escucho sus voces, lejanas….

– ¡Perdió demasiada sangre!
– ¡No vamos a tener tiempo de llevarlo al hospital! ¡Su estado es crítico!
– ¡No sobrevivirá en el trayecto!

Adam, no te puedes morir, no puedes dejarme, no después de todo esto…

Me deslizo lentamente hacia el suelo, tengo náuseas, siento la sangre golpear en mis sienes.

Lorraine ha ganado…

¡No es justo!

Me desmayo de nuevo.

«Éléa, hermosa, despiértate», me dice una voz sobre mí.

¿Adam?

Abro los ojos, una silueta está inclinada hacia mí. A contraluz, no distingo su rostro, sólo su olor… ¡es el de Adam!

« ¡Adam! ¡No estás herido!», exclamo lanzándome a sus brazos, aliviada.

¡Sólo fue una pesadilla!

– No, todo está bien hermosa. Maddie acaba de detener a Lorraine. ¿Te sientes bien?¿Presenciaste la escena?, me pregunta dulcemente Adam, acariciándome el cabello.
– Sí, vi todo, escuché todo…Cuando sacó el arma, los disparos…Creí…
– Lorraine no sabe manejar armas, no me costó nada arrancársela.
– Adam, ¡tuve tanto miedo de perderte! ¡Creí que debía empezar mi vida sin ti y me pareció… imposible! No puedo imaginarme la vida sin ti…

Lo abrazo, lo aprieto, respiro su olor, toco su cuerpo. Adam está vivo.

«Todo está bien,mi ángel,todo terminó,estoy aquí,contigo.Podemos regresar ahora si puedes levantarte.Ya no tenemos nada que hacer aquí… »

Adam me ayuda a levantarme. No me siento con fuerzas, pero no quiero quedarme un minuto más en este lugar. Quiero encontrar un lugar familiar, acogedor, abrazar a Adam.

– Tuve tanto miedo, le digo, sumergiendo mi mirada en la suya.
– Pero, ¿por qué se te ocurrió venir hasta aquí? Conrad me contó que saliste del camión hecha una furia, me reclama Adam.
– No podía esperar, quería estar aquí, cerca de ti en caso de que te sucediera algo…
– ¡Es verdad que al desmayarte, me fuiste de gran ayuda!

Adam se burla de mí. Su sonrisa me reconforta.

«Anda ven, vámonos de aquí. Conrad nos espera en el auto.»

Leo el alivio en el rostro de Conrad cuando me ve aparecer entre los brazos de Adam. Las emociones han sido fuertes para cada uno de nosotros. Los dos hombres se dan un abrazo silencioso. Luego, nos metemos en el auto. La casa de Lorraine se aleja detrás de nosotros.
Tengo la impresión de estar dejando un enorme peso, una angustia que me quemaba el vientre desde hace mucho tiempo.

¿Adam tiene razón? ¿Todo terminó ahora?

Recorremos los pasillos que llevan hacia la oficina de Adam, en silencio, mecánicamente.

TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora