1. Primeras amenazas

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Tontita... ¿Tontita? ¡Tontita!

Esas palabras resuenan en mi cabeza... Paul y Adam, ese enojo entre ellos, ¡esas miradas llenas de rabia!
Creí que iban a llegar a las manos...

¿Y por qué esa sonrisa socarrona de parte de Paul?
¡Adam parece tan atrapado en falta!

Espero unos instantes, con el corazón palpitante. ¿Adam va a seguir las órdenes de su primo? ¿Lova a escuchar y a cancelar nuestra velada? Debajo de la escalera, escucho que Adam resopla de enojo; Paul acaba de dejarlo riéndose, con una risa que me hiela los huesos, una risa fría, triunfante...

¿Pero por qué el tal Paul se cree el rey del mundo? Adam no tiene nada que ver con él...

Adam recibe una llamada, a pesar de mí misma, lo escucho...

«Sí, Lorraine...
Sí, acabo de hablar con él. Sí, esta noche. Los alcanzo... Llegaré ahí en unos diez minutos... Está bien. Nos vemos al rato.

»Su tía. «Los alcanzo». Tengo mi respuesta. Adam escogió a su familia.

¿Quién soy yo para luchar contra ella, contra su imperio? Un granito de arena al que se le puede soplar para que no perturbe el engranaje.
Eso soy yo... No somos del mismo mundo, ¡cuándo me lo voy a meter en la cabeza, caramba!

Ya no me atrevo a bajar la escalera...
¿Para qué? Mi velada con Adam está jodida, mi relación entera con Adam esta jodida... Venga, quiero regresar. Un bote de helado en el sillón, una buena película, así voy a festejar esta audición y el final de mi deseo...

Suspiro y bajo la escalera.
Adam me da la espalda, pero incluso a unos cuantos pasos, siento la tensión que emana de él. Todavía es peor cuando se vuelve hacia mí, su mirada es glacial, su mandíbula está crispada. Sus rasgos están marcados, su enojo contenido. No me gustaría que lo descargara sobre mí, prefiero no decirle que escuché todo...

- Eléa, lo siento, tengo que cancelar.
- ¡Oh! No importa...

Mi voz es pequeñita, tengo la cabeza baja sobre mis manos, apretando el estuche de mi violín. Las lágrimas se me suben a los ojos... Él me abraza y me aprieta contra sí, muy rápido, y enseguida se aleja.

«Cancelo por esta noche, pero nada más, ¿de acuerdo? Alcánzame mañana en el restaurant Forbes
Island. Esta noche, más vale... que regreses».

Sus ojos buscan los míos, los encuentran y hallo algo de dulzura en su mirada. Dulzura y un pequeño destello que comienza a serme familiar. Adam se vuelve rápidamente hacia la puerta de entrada de la academia y me empuja bajo la escalera, al abrigo de las miradas. Me estampa contra la pared, pega las dos manos cerca de mis orejas, impidiéndome esquivar ni un solo gesto. Ese cambio de humor me toma desprevenida, todavía no me acostumbro a esos cambios.

«Señorita Haydensen, no pierde usted nada con esperar...»

Me besa con cada palabra, sus labios se acercan y se pegan para retirarse enseguida, ¡nunca me habían besado así! Al cabo del tercer beso, mis sentidos están alerta, espero el siguiente para atraparlo y hacerlo durar... Pero Adman está jugando, sabe en qué estado me pone... Nuestros cuerpos se rozan pero no se tocan, siento su calor, adivino su sexo, mi imaginación enloquece y me siento arder en deseo...

Esperar, no tengo ganas de esperar...

Adam se desvía de mis labios, se concentra en el lóbulo de mi oreja... Gimo... Ni siquiera puedo mover las manos, tocarlo a mi vez... Soy su prisionera, ahí bajo la escalera... Adam baja, besa mi cuello y se mantiene siempre pegado a mí...
¡Tengo ganas de atraparlo y apretarlo contra mí!  Pero de pronto, se detiene. Si acaba de probar su poder sobre mí, puede estar orgulloso...
Estoy vencida de deseo frustrado.

TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora