El llamado del deber me salva de las preguntas de Claire. La siento frustrada por marcharse sin saber nada más, tanto mejor. Su ausencia es de corta duración, me llama por la mañana.
-Eléa, Adam caba de llamarme. Quiere que te dé el expediente para el teatro y discutirlo esta noche. Dijo que estaba interesado pero que quería saber más de ello…
Adam está por todos lados hoy… ¿Me quiere ver sólo para hablar del teatro? ¿Nada más? Trato de esconderle mi decepción a Claire.
— Sin embargo, tú serías la persona más indicada para hablar de ello…
— Le propuse ir contigo pero se negó. Me pregunto si no será sólo un pretexto para verte… En todo caso, hice bien en pedirte ayuda. Si me traes a Adam, te lo compensaré. ¡Venga, te cuelgo! Descansa, ¡debes estar al máximo esta noche!Eso es, sueño, nada como eso para poner fin a todos los pensamientos que vuelan en mi cabeza…
Claire regresó más temprano de su trabajo, con el famoso expediente bajo el brazo. Me angustio al pensar en la velada que se acerca. ¿Y si de verdad no fuera nada más que algo profesional? La decepción siempre existe.— Ey, tú no estás como de costumbre. Ya has tenido citas con hombres, ¿no? Pues bien, ¡es lo mismo! ¡Van a platicar y más si hay afinidad!
Claire me suelta un guiño coqueto.¡Cómo me gustaría lo de más si hay afinidad! No, Adam sólo quiere hablar de teatro, concierto, violín. ¡Nada más! Y no obstante, un montón de mariposas vuelan en mi vientre.
Claire se ocupó de mi vestimenta. Es increíble el ojo que tiene para saber lo que me va bien. Así que esta noche voy muy sobria, un vestidito negro tipo trapecio, escotado sobre mis senos, pero sin vulgaridad. Incluso domó mi cabello en un chongo natural y acomodó los rizos colgantes. El resultado no está nada mal. Claire necesita de Adam para su velada, así que yo también lo necesito para
llevar a bien este primer proyecto musical. Ay, qué mal me siento.
¡Y esa aguja que avanza demasiado rápido! O no tanto, una parte de mí muere de ganas de reencontrar a Adam.Tocan el interfono. El chofer llegó.
— Bueno, ¡se puede decir que su chofer es puntual! Déjame
mirarte una última vez… Estás un poco pálida…¡Oh, estoy muy excitada por ti!
Excitada…
¡Ella cree que de verdad voy a dejarlo pasar!
¡Ese entusiasmo no me ayuda para nada!— De hecho, no lo olvides, ¡no estaré esta noche! Pero si tienes algún problema, ¡llámame!
El coche se detiene frente al muy lujoso hotel Mandarín oriental.
Me invitan a pasar la puerta, me acogen como si fuese una habitual.
Un hombre viene a mi encentro y su cálida sonrisa me tranquiliza. Me relajo.— Señorita Haydensen, el señor Ritcher la espera en su suite. Si
gusta seguirme.¿Su suite? En efecto, Adam había hablado de una velada sin nadie… ¿Pero de verdad no habrá entonces nada de público?
— Señor, la señorita Haydensen llegó.
— Bien, gracias Conrad, creo que ya no lo necesito.Conrad se va, no sé si siquiera alcanzó a escuchar mi débil «gracias», a penas balbuceado entre mis labios… No puedo evitar el revisar a detalle cada rincón de esa suite. Todo es de un blanco inmaculado, es moderno pero cálido. Aunque no es la decoración la que más me impresiona, es la vista desde la terraza abierta…
— Eléa, estoy encantado de que haya aceptado mi invitación.
Adam está apoyado en el umbral de una puerta. Ha abandonado
su traje de costumbre por un pantalón de mezclilla. Lleva una camisa blanca de cuello Mao, muy sencilla pero que lo hace increíblemente sexy. Se ve todavía más joven y parece estar a mil leguas de su porte de eminente hombre de negocios. Se nota que acaba de tomar una ducha, su cabello castaño está todavía húmedo. Relajado, me observa con esa sonrisa que empiezo a conocer. No tengo la intención de permanecer muda esta noche, pero mi voz no está todavía muy segura.
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TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADOR
RomanceARGUMENTO Adam Ritcher es joven, apuesto y millonario.Tiene el mundo a sus pies. Eléa Haydensen, una joven virtuosa y bonita. Acomplejada por sus curvas, e inconsciente de su enorme talento, Eléa no habría pensado jamás que una historia de amor ent...