5. Epílogo

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La pequeña ciudad de Kelowna está en ebullición. Me encantan estos días de fiesta al aire libre, donde los niños disfrutan al máximo, corriendo por todos lados mientras sus padres
charlan. La fiesta es campirana, sin pretensión alguna, sin embargo el alcalde sabe cómo consentir a sus ciudadanos. En esta ocasión, mis padres son como los reyes, están viviendo su momento de gloria. Siempre han vivido en Kelowna, por lo que se han convertido, junto con su tienda, en figuras emblemáticas de la ciudad, siempre tan entregados y comprometidos. Hoy, Kelowna, el alcalde, sus consejeros y todos los ciudadanos, les rinden homenaje nombrándolos ciudadanos de honor. Yo los observo, van y vienen, saludan a la gente, ríen. Mi madre es sin
discusión, la reina del día y lo está disfrutando. Incluso mi padre, por lo general muy discreto,se ha contagiado de la alegría y celebra con todo el mundo.

Adam, Ryan, Claire y yo nos trasladamos hasta aquí para participar en el evento. De hecho,
mi madre no nos dio otra opción. Esta pequeña escapada nos permite, a Adam y a mí, alejarnos del tumulto que ha provocado el arresto de Lorraine y el cierre de la empresa farmacéutica Hill.

La investigación sigue su curso y los periodistas aún necesitan alimentar sus columnas. Todavía estamos bajo la luz de los reflectores y Adam es muy solicitado, pero eso no se puede comparar con lo que hemos vivido. Casi siempre estamos juntos, y el placer y las ganas de vernos no nos
abandonan. Las barreras han dejado de existir, ya no hay ningún obstáculo para vivir plenamente nuestra relación.

Durante estas dos semanas, descubrí lo que es ser simplemente feliz. Sin embargo, durante los primeros días me despertaba y la angustia por Adam, mi padre, mi hermano, Claire y todos mis seres queridos seguía ahí. Poco a poco, ésta se ha debilitado, hasta desaparecer por completo.
Me fui a vivir a casa de Adam, donde me adapté rápidamente. Claire no se enojó conmigo, esperaba que algún día me mudara. No obstante, salimos de nuevo regularmente y pasamos
buenos momentos entre chicas. También debo decir que por primera vez, desde que mi hermano
llegó a San Francisco, me puedo ocupar de él y poner atención en sus estudios. La creación de la
Filarmónica de San Francisco es oficial y las audiciones no tardarán en comenzar.Me he reencontrado con mi violín, mi Stradivarius, ahora nada puede frenar mis progresos.

Me siento tan libre y ligera.

«Estás muy pensativa, hermosa», me murmura Adam al oído.

Su mirada es dulce, me envuelve. Su expresión es relajada y serena. Estar a su lado es suficiente para sentirme feliz. Este hombre tan seductor, carismático, humilde, me infunde tanta confianza… Aún tiemblo al percibir su aroma, mi cuerpo se anima cuando me roza…

Y cuando me mira de esa manera…

– Pienso en estos últimos días, le digo.
– ¿En qué momentos?, ¿en nuestros encuentros sensuales o en nuestros intentos por esquivar a la prensa?
– ¡En los dos!

Adam me atrae hacia él y me acurruco entre sus brazos. Desde ahora no conozco un mejor
lugar en el mundo.

« ¡Siguen pegados el uno al otro!» dice una voz cerca de nosotros.Es Claire burlándose y mi hermano Ryan, quienes finalmente se nos unen. Mi madre no ha dejado a Ryan ni un sólo minuto desde que llegó y éste no ha dejado de saludar a todos ni de
reencontrarse con nuestros antiguos vecinos, amigos, y todos aquellos que nos vieron crecer.

La preferencia de mi madre por su hijo me es muy conveniente ahora.

– ¡Vaya, y eres tú quien lo dice!, replico. Últimamente ustedes dos siempre están juntos.
– Es verdad… Hemos decido darle una nueva oportunidad a nuestra relación, me explica Claire, acercándose a Ryan.
– ¿Se terminaron las peleas? ¡No! digo con tono burlón.

TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora