5. Rapto

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– ¿Y por qué no me dijiste nada de tu entrevista con Hayley?, le pregunto a
Adam viéndolo directo a los ojos.

Nuestros perfectos encuentros nocturnos no han borrado de mi memoria esta «ligera» omisión de Adam.

– Es una larga historia, y no quise mezclarte en todo esto antes de saber más, responde Adam.
– No sería la primera vez, respondo con ironía.
– Es cierto, confiesa Adam. ¿Recuerdas la investigación que comencé con respecto a los dos periodistas que mintieron respecto a nosotros?
– Sí, por supuesto, ¿cómo olvidarlo?, suspiro.
– Sabemos que recibieron una transferencia de una cuenta extranjera. Y después de eso, recibieron órdenes por teléfono, de una voz alterada que les explicó lo que debían hacer. La investigación llegó a un punto muerto. Fue
imposible encontrar al titular de la cuenta en el extranjero, y rastrear la
llamada.
– Entonces, ¿ya fue todo?
– Habría que llamar al FBI para investigar más a fondo, pero prefiero
permanecer discreto… La verdad siempre termina por conocerse, termina Adam, con la mirada en el vacío.
– ¿Y Hayley que tuvo que ver con todo esto?
– Aún no conocemos muy bien a Hayley, no sabemos si podemos confiar en ella o no… Entonces decidimos, junto con Conrad, acercarnos a ella y conocerla
un poco más. Por el momento, parece honesta, pero preferí ser prudente…
– Lo entiendo, pero no veo por qué no me habías dicho nada antes.
– Porque quiero mantenerte alejada de todo esto, de estas artimañas, de
estas sospechas… Ya has tenido suficiente por ahora, se defiende Adam, apretándome la mano.

Tiene razón… ¿De qué me hubiera servido saberlo antes? Sin duda, eso
hubiera evitado mi escena de celos, pero en vista de lo que resultó de ella, no me arrepiento….

Pero aun así, no me gusta la idea que Adam me esconda detalles tan
importantes para él. Aunque sea por mi bien.

– En todo caso, recibí el mensaje. Si me vuelvo a acercar a una mujer,
¡sacarás las garras!, bromea Adam.
– O no. También podría irme azotando la puerta.
– Eso es cierto. Y sería algo terrible para mí. Te aseguro, hermosa, eres la
única a la que quiero.

Adam se levanta y me atrae hacia él. Pone sus labios delicadamente sobre
los míos.

– Bueno, tengo algo que confesarte…

¿Ahora qué?

– ¿Conoces a un tal Oslav Kievsky?
– ¿Kievsky? Es uno de los mejores violinistas en el mundo. ¿Por qué?
– ¿Te gustaría conocerlo?, pregunta Adam, con un repentino brillo en los
ojos.
– Eso sería mágico… Pero siempre está de gira, casi nunca descansa y…
– Sí, eso es lo que me dijeron. Pero logré conseguir una entrevista con él, me anuncia orgullosamente.
– ¿Qué? ¿Hiciste qué?

No puedo creer lo que estoy escuchando.

– Te estoy preparando esta sorpresa desde hace algún tiempo y al fin te
puedo hablar de ella.
– ¿Entonces por eso eran tantas llamadas tan misteriosas?
– Así es, la mayoría. Tuve miedo de no lograrlo nunca y además, el tal
Kievsky fue finalmente muy comprensivo. Está dispuesto, según sus propias palabras, «a conocer a los nuevos talentos que están a punto de remplazarlo».

Voy a conocer a Oslav Kievsky, un ícono en el mundo del violín, una
referencia. Me siento muy pequeña… ¡Qué sorpresa! ¡Qué miedo!

– Es increíble lo que acabas de hacer, Adam, es… como un ídolo…
– Te mereces ese tipo de alegría, hermosa, murmura Adam abrazándome.

Nuestro desayuno se termina con este gesto de ternura. Regreso a la casa,
emocionada por mi próximo encuentro con el violinista. Tengo que ensayar algunas de sus piezas. ¿Tal vez aceptará que las toquemos juntos? Esta noticia me emociona tanto que podría ponerme a saltar como niña pequeña ahora mismo. Estoy sumergida en las partituras de Kievsky cuando mi teléfono suena. Es Owell… ¿Qué quiere conmigo ahora? No he tenido noticias de su parte desde la noche en que resulté ser la principal sospechosa de la desaparición de Adam…

TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora