¿Pero por qué nunca encuentro la maldita carta? Suspiro, exasperada. No es momento de perder el tiempo: el ambiente está tenso y todavía tengo que cambiarme en el vestidor y comenzar con mi turno. ¿Por qué el señor Owell parece tan nervioso? Creo que será una larga noche… En fin… Suspiro, esta vez de hastío. ¡Esperemos que sea una de mis últimas noches en el club! Los clientes son amables, a veces un poco altaneros, pero me reciben cortésmente y las propinas siempre son generosas. Mesera, perdón, anfitriona en el Presidio Golf Course de San Francisco, es por lo menos un poco más prestigioso y sobre todo tranquilo que mesera en cualquier restaurante. No puedo quejarme, este trabajo temporal me ayuda a pagar la renta al menos.
— Eléa, apresúrese, vaya a cambiarse y regrese a verme.
¡Rápido!
— Sí, señor, Enseguida.No recuerdo haber cometido algún error en mis turnos anteriores, ¿por qué de repente esta presión? No he hablado aún con ninguno de mis colegas, así que no sé qué está pasando. Oh, esto no me gusta… Nunca me había cambiado tan rápido en toda mi vida. Por suerte, tuve la brillante idea de maquillarme en casa. Sólo necesito dos minutos para ponerme una camisa blanca y mi falda estrecha negra. El uniforme es conservador y no podríamos decir que me favorezca mucho. ¡Debería de quejarme, después de todo, no todas tenemos talla de modelo! Pero es demasiado tarde ahora, no voy a armar toda una revolución cuando pronto dejaré el trabajo. La idea de
mi próxima renuncia me da un poco de alivio.
Llego a la oficina del sr. Owell, mi jefe, quien me recibe cerrando la puerta tras de él… Pero en fin ¿Por qué tanto misterio?— Eléa, esta tarde, se encargará del Salón de los Embajadores.
— Oh, pero yo…
— Sí, ya sé que nunca ha ido, pero confío plenamente en usted.
Usted es mí mejor empleada disponible hoy. Sea profesional, como de costumbre. En caso de tener algún problema, llámeme a mi línea directa. No delegue responsabilidades, y no pida ayuda a nadie más que a mí. ¿De acuerdo?
— De acuerdo, pero…
— Y sobre todo le pido discreción Eléa. No tome fotos. Sé que la presencia de Adam Ritcher puede impresionar mucho, pero espero
profesionalismo de su parte.
— Sí, señor.
— Muy bien Eléa, y sobre todo no olvide llamarme si tiene algún
problema. Sé que puede manejar perfectamente esta situación. Ya no es una principiante, cuento con usted. ¡A trabajar! Acaban de llegar, es el momento de ocuparse de ellos.¿Es por la presencia de Adam Ritcher que el sr. Owell se encuentra tan nervioso? ¿El famoso millonario? Ni siquiera es la primera vez que viene al club… Por lo pronto, estoy subiendo de nivel.
Solo las anfitrionas eméritas tienen derecho de trabajar en ese salón.
¿Debo estar nerviosa también? No porque el «rico y guapo» Adam
Ritcher esté aquí, sino porque nunca he estado en ese salón y estaré sola… ¡Vamos, no pasa nada! No debe ser tan diferente de lo normal… Puede que sea más tranquilo, puesto que habrá menos clientes que atender… Las consignas en los salones privados son estrictas, no puedo dejar mi puesto hasta que el último miembro del Club se haya ido. Eso puede tardar una eternidad. El señor Owell pudo haberme dicho cuántos son al menos…«No tome fotos»,
Como si fuera mi estilo el convertirme en groupie…
¡Además ni siquiera sé nada de ese Adam Ritcher!
He pasado los últimos meses metida en mis estudios. Lo he visto un par de veces en los periódicos, es todo… El mundo de los negocios y yo somos como el día y la noche.
Hay una pequeña puerta de servicio por la que el personal debe entrar al salón. Aprovecho que sigo pasando desapercibida para pensar en lo que me espera. Cuento cinco miembros en plena discusión en los sillones de cuero… Cinco, una cifra bastante razonable, ¡puedo respirar de alivio! Tomo mi lugar detrás del bar, sé que no debo interferir todavía. Es mi oportunidad para reconocer el lugar: todo está en orden, así que no perderé tiempo buscando lo que necesite. Aquí la organización es sinónimo de eficiencia. Y con este ambiente tan acogedor, a media luz, entiendo por qué estos salones son tan cotizados y tan apreciados para las citas de negocios. Me encantaría acurrucarme en uno de esos sillones, con una buena cobija y una taza de té. Es el lugar ideal para pensar en una nueva canción. No es temporada de prender la chimenea, pero sería exageradamente relajador…
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TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADOR
Storie d'amoreARGUMENTO Adam Ritcher es joven, apuesto y millonario.Tiene el mundo a sus pies. Eléa Haydensen, una joven virtuosa y bonita. Acomplejada por sus curvas, e inconsciente de su enorme talento, Eléa no habría pensado jamás que una historia de amor ent...