2. La ira de Emy

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La voz de Adam me saca de mi sueño. Está en el baño y puedo escuchar su conversación.

Habla sobre Ambrose, sobre el funeral.

¡El entierro es hoy!

Me levanto. Adam y yo no hemos tenido la oportunidad de hablar de ello, pero dudo que tenga ganas de participar en el funeral y de enfrentar a Lorraine en tales condiciones. Pero,¿Adam quizás se siente obligado? Me levanto y me dirijo al baño para encontrarme con Adam y dejar sobre su cuerpo, que espero esté aún desnudo, algunos besos. Pero Adam está terminando de hacer el nudo de su corbata justo cuando entro.

«Conrad, te llamo más tarde, dice colgando. Lo siento hermosa, seguro te desperté. Conrad no podía esperar.»

El aire está impregnado de su olor. Cierro los ojos y aspiro ese perfume masculino.

– ¿Hablabas del entierro de Ambrose?, pregunto, haciendo frente a la realidad que nos espera afuera. ¿Tienes pensado ir?
– No. Después de lo que pasó la otra noche, mi lugar no está en el funeral ¡Espero que Lorraine no lo tome mal!
– Debo confesarte que eso me alivia un poco. No me veía para nada acompañándote, y encontrándome con Lorraine…

Me estremezco ante tal idea.

«Tengo pensado ir a ver a Lorraine en cuanto sea posible, dice Adam, con un tono más grave. Y esta vez, no podrá evadir mis preguntas.»

Volver a ver a Lorraine, volver a enfrentar su rabia, su desprecio, su recibimiento glacial.

La muerte de Ambrose sólo aplazó ese momento.

– Te hubiera esperado antes de vestirme, gesticula Adam,mirándome, con los ojos iluminados. Tu espalda necesita de mis manos…
– Ni modo, ¡tendrá que arreglárselas sin ti!, digo, provocadora, dejando caer sobre mis tobillos mi camisón.

Luego, mirándolo directamente a los ojos, me deslizo bajo la regadera italiana.

«¡No pasa nada si te retrasas unos minutos!»

A punto de quitarse la corbata, su teléfono suena de nuevo. Indiferente al sonido, Adam me desafía con la mirada, quitándose rápidamente su traje.

Cuando los dos salimos del gran vestíbulo del Mandarin, Emy está atravesando la entrada con un paso decidido. Nos detenemos.

– ¿Emy? ¿Crees que haya venido a verte?, pregunto.
– No tengo idea.

Seguimos a Emy con la mirada. La joven se dirige hacia los ascensores, pero gira la cabeza hacia nosotros. Al vernos, cambia inmediatamente de dirección y se lanza literalmente hacia nosotros. Por su rostro, la joven no parece estar de buen humor.

¡¿Qué quiere?!

– ¡Adam, justo a ti quería verte!, dice, visiblemente alterada. ¿Podemos hablar en algún lugar tranquilo?
– ¿Qué quieres Emy?, pregunta Adam prudentemente.
– Hablarte, insiste. Es importante. Tranquilízate, no estoy preparando un nuevo golpe, necesito verdaderamente hablar contigo.

Adam la observa. Termina por aceptar.

«OK, subamos a la suite. Allí podremos hablar tranquilamente.»

Emy asienta con la cabeza.Me extraña que no objete nada por mi presencia. No es la misma, parece furiosa, animada por la indignación.

Al llegar a la suite de Adam, se deja caer literalmente sobre el sillón.

«Bueno, ¿qué es tan importante?», pregunta Adam, sentándose frente a ella sin dejar de mirarla.

Adam está alerta. Emy es famosa por sus locuras, sus mentiras, es posible que de nuevo esté sólo actuando. Por mi parte, me siento en otro sillón.

TODO POR EL MULTIMILLONARIO & DOMINADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora