Encuadra, enfoca y dispara / JungShin / CNBLUE

Capítulo 19

Lo primero que hice al despertarme fue subir la cara pues sentía algo sobre mi cabeza, Jung Shin estaba apoyado, una almohada detrás de su cabeza le daba esa posición, lo primero que hice fue sonreír, nunca antes había dormido con otro hombre que no fuese mi padre o Jong Hyun, me destapé las piernas e iba a bajar cuando me apretó y giró posicionándose sobre mí.

Jung Shin debo ir a trabajar –dije-

No vayas y quédate –dijo con la voz somnolienta-

Ya hiciste que me quedara a dormir, ya déjame ir a trabajar –dije entre risas-

Desayunemos y luego te dejo ir –levantó su cabeza y me besó muy rápido-

De acuerdo –dije-

Me levanté recogiendo las sábanas sobre el suelo y reí mientras veía a Jung Shin girar sobre estas como un niño.

Ya levántate para que me ayudes –me quejé-

Se levantó de manera perezosa y se arrastró hacia dónde yo estaba, me causaba mucha gracia su rostro recién despierto, con marcas de la sábana y los ojos ligeramente abiertos.

Vamos a preparar el desayuno –le dije mirándolo a los ojos-

Tomó mi mano y caminó así hasta la cocina en dónde me soltó y abrió la nevera.

Aquí está todo –dijo aún con los ojos entrecerrados-

Ve a lavarte la cara, yo voy cortando algo de fruta para el jugo.

Dejé que corriese mientras yo sacaba las bolsas con frutas para lavarlas y luego cortarlas, mientras lo hacía con una sonrisa en los labios recordaba cada una de las veces que había visto muy de cerca a Jung Shin, me gustaba y eso estaba claro pero tenía miedo… no sabía por qué lo había besado y es que estaba entre la confusión y el suicidio, Jong Hyun rondaba mi cabeza y eso me molestaba, sin querer corte mi dedo por andar pensando en tonterías y estropeé la tablilla.

Diablos! –susurré-

Jung Shin entró sonriente con otra playera cuando se acercó… al ver que mi dedo estaba dentro del chorro del agua que botaba el caño.

¿Te cortaste?-dijo nervioso-

Si –sonreí para no preocuparlo-

Era tarde, pues tomó mi mano e introdujo mi dedo a su boca.

Jung Shin –grité-

Sacó mi dedo y miró la herida.

Traeré un bandita –salió corriendo-

Miré mi dedo un tanto nerviosa y luego lo ví entrar nuevamente a la cocina.

Traía la bandita rosa entre sus dedos, la abrió y luego la colocó sobre mi dedo con cuidado.

Miré con que dedicación colocaba la bandita en mi dedo y luego le dio un beso.

Estarás bien –sonrió-

Como no terminé de cortar las frutas a tiempo, tuvimos que comerlas enteras, me sentí mal.

Lo siento, me hubiese gustado tener un desayuno como la gente normal –dije-

Así coma piedras contigo, me sentiré bien –sonrió-

Su sonrisa me llenaba de paz interior, lavamos los trastos y luego llegó la hora de despedirnos.

Gracias –dije riendo- perdona por lo del desayuno.

No importa si desayuno piedras ya te lo dije, si es contigo todo estará bien-me tomó por las mejillas y me dio un beso pequeño- Vete a trabajar.