Encuadra, enfoca y dispara / JungShin / CNBLUE

Capítulo 24

Llegamos a un bar muy bonito, se veía como un lugar de revista, muy fino y retocado.

Pasemos –dijo él-

Caminamos hasta la barra y tomamos asiento, fue cómodo cuando Jung Shin me tomó de la mano y la besó.

<<Que no te venga la culpa>>

Te he echado de menos –dijo-

Nos vimos ayer –sonreí- creo que estás exagerando.

Eres mi novia, te echo de menos como mi novia –sonrió-

¿Si fuera tu amiga no me echarías de menos? –le sonreí-

Sabes que es lo mismo –dijo con una sonrisa-

Esa mirada boba que nos mandamos fue tan hermosa. El tiempo se detuvo, la gente se quedó inmóvil como en esos juegos de niños, esos en el que dices “stop” y la gente se queda como una estatua, tal igual lo sentí, sus ojos, su sonrisa, sus labios, él era increíble y yo había tardado en darme cuenta, coloqué mi cabeza sobre mi mano para mirarlo aún mejor.

Por favor un whisky y … -me miró de reojo-

Creo que una cerveza está bien –dije sin quitarle los ojos de encima-

Él solo sonrió y siguió hablándole al barman.

<<Cuánto me gusta>>

Las bebidas llegaron, serví la cerveza en un vaso y bebí el primer vaso muy rápido.

No es agua, cariño –dijo sorprendido-

¿Me has llamado cariño? –le dije riendo-

Si –coqueteó conmigo-

Se acercó tan rápido que no sentí cuando sus labios chocaron con los míos, Jung Shin me iba a matar de un paro cardiaco en ese instante, no quería que nada de él se acabase, yo solo quería seguir ahí, besándolo, amándolo como lo hacía.

<<Me encantas>>

Sirvió el whisky en dos vasos y luego echó el hielo.

Toma –me pasó el vaso-  no me gusta beber solo el whisky.

Está bien –dije con una sonrisa-

Jung Shin era realmente lindo, su manera de hablar y expresarse muy intelectual me enamoraban, nunca dejaba de ser caballero, ni para ir al servicio higiénico, él me encantaba.

Voy al tocador –le dije-

No demores, cariño –me dijo-

Si –le sonreí-

Bajé de la silla y sentí un fuerte golpe.

¿Estás bien? –me dijo-

Me di cuenta que me había ido hacia adelante y que mi cabeza estaba sobre su pecho.

Si –le sonreí-

Creo que hemos bebido mucho –me dijo-

Si –sonreí- espérame.

Camine agarrando la barra y tocándome la cabeza, realmente estaba mareada, sentía el piso ir y venir lo que me hacía reír eufórica, entré y al ver mi rostro en el espejo supe que estaba al borde del colapso y que terminaría hablando cualquier disparate.

No voy a beber más –dije-

Todo se veía borroso, me agarré de la puerta y me quité los pantalones para poder sentarme en el retrete, me sentí estúpida porque ni eso podía hacer.