Prólogo

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- Hola, bobo.-
- Verónica, te he dicho que no me llames así.- Dijo Jughead.
- Claro, bobo.- Dijo ella entrando a la casa.
- Vine a buscar a Millie, le dije que la llevaría a almorzar y luego a la psicóloga.-
- Lo sé, me viene diciendo hace tres días que hoy saldría con la tía Ronnie.- Dijo Jughead.
- ¡Tía Ronnie!.- Gritó Millie mientras bajaba corriendo por la escalera.
- Hola, mi Amor.- Verónica la abrazó.
- Millie Jones, te he dicho que no corras en la escalera, te puedes caer y golpear muy feo.-
- Perdón, no te enojes, papi.- Dijo haciendo un puchero.
- Sabes que no me puedo enojar contigo, princesa.- la tomó en sus brazos.
- Lo sé, papi.- Lo abrazó.
- Compórtate con la tía Ronnie y sé amable con tu psicóloga.- Besó la frente de La Niña.
- Lo prometo, papi.- Alzó su dedo meñique.
- Muy bien.- Dijo él cruzando su meñique con el de ella.
- Te amo, nos vemos en unas horas, princesa.- Volvió a besar la frente de La Niña y la bajó de sus piernas.
- ¿Tía Ronnie, me tomas en tus brazos hasta el auto porfi?. Es que estoy muy cansada y me duelen las rodillas.- Hizo un puchero.
- Okay, Russell.- Verónica rió y la tomó en brazos.
- Nos vemos, hermanito.- Se despidió la morocha.

Luego de que su hermana y su hija se fueran, Jughead volvió a su oficina para seguir trabajando.
Su madre había fallecido, su padre seguía en un estado de coma y Verónica era diseñadora. Por lo tanto, le correspondía a él seguir al mando de la editorial de la familia.

Dos horas más tarde, Verónica se encontraba en la consulta de la psicóloga, esperando junto a Millie.

-Millie Jones, pase por favor.- Anunció una voz.
- Vamos, Millie.- Verónica tomó en sus brazos a Millie.

Al entrar a la consulta vieron a una rubia sentada frente a su escritorio.

-Supongo que tú eres Millie.- La rubia se levantó y le sonrió a la pequeña.
- Sí, es ella. Hola, mucho gusto, soy Verónica Jones.- Le sonrió.
- Mucho gusto, Verónica.-
- Millie, querida, saluda a Elizabeth.- pidió Verónica.
- Hola, Elizabeth.- Dijo La Niña tímida.
- Hola, Millie. Puedes decirme Betty.- Sonrió la rubia.
- Bueno, Betty.- Le sonrió.
-Eres bonita.- Le dijo la pequeña a Betty.
- Gracias, tu también eres bonita.- Volvió a sonreírle.
- ¿Tía Ronnie, puedes bajarme?, por favor.- Pidió la pequeña.
- Claro.-

Treinta minutos después, Verónica había abandonado la oficina, dejando solas a Millie y Betty. Luego de unos cuarenta minutos, Betty le pidió a Verónica que volviera a entrar junto a ellas.

- ¿Todo está bien?.- Preguntó Verónica.
- Sí.- Dijo Betty.
- Sí, tía.- Dijo la niña al mismo tiempo que Betty.
- Verónica, necesito que los padres vengan en la próxima sesión.- Dijo la rubia.
- Claro, se lo diré a mi hermano. Solo dime que día para avisarles.- Sonrió la morocha mientras tomaba en sus brazos a  Millie.
- ¿El miércoles estaría bien?.- Peguntó la rubia.
- Sí, súper, le diré a mi hermano que en dos días más.- Sacó su celular y lo apuntó en la notas.
- ¿Eso significa que nos volveremos a ver en dos días?.- Preguntó entusiasmada.
- Así es, Millie.- Le sonrió.

🔜🔜🔜

Las dos chicas habían vuelto a la casa de Jughead y le estaban comentando sobre su almuerzo.

- Y después de almorzar, la tía Ronnie me llevó donde Betty.- Dijo La Niña sonriendo.
- ¿Quién es Betty?.- Preguntó Jughead.
- La psicóloga.- Dijo Ronnie.
- Betty es muy bonita y divertida. Y la volveré a ver pronto.- Dijo Millie entusiasmada.
- Dentro de dos días. De hecho, tú también lo harás, ella pidió hablar contigo.- Dijo Verónica.
- ¿Y por qué yo?. Yo estoy bien, no necesito terapia. No quiero ir.-Se excusó él.
- Hazlo por tu hija.-
- Sí, papi. Hazlo por mí.-

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