Capítulo 13

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El hombre sigue caminando por el largo pasillo. Yo tiro del brazo de Tommy para subir al ascensor, ya que él sigue inmóvil y con el rostro aún pasmado.

Ya adentro del ascensor, presiono el botón de planta baja y empezamos a descender.

Tommy sigue con el rostro pasmado y preocupado. Estoy a punto de preguntarle qué es lo que le pasa, pero me detengo al ver que las puertas del ascensor se abren en el segundo piso y entran dos mujeres de mediana edad. Las cuales nos saludan amablemente y yo soy la única que les responde, ya que Tommy parece que está en otro planeta.

[...]

Estamos caminando en el estacionamiento del hospital, yo voy buscando con la mirada el automóvil de Tommy. Después de unos minutos, lo veo a lo lejos, estacionado junto a un árbol.

Ya es de noche, el cielo está cubierto de estrellas. Estrellas... me traen un sinfín de recuerdos. La noche antes de la operación. Esa noche mágica y romántica que pasé con Boggi. También recuerdo que dijo que yo era su estrella. La estrella fugaz. Lo que escribió en esa carta de despedida. Me dijo que él sería la estrella que me estaría cuidando por las noches desde el cielo. Pero él está vivo, aunque en coma...

Ahora no sé realmente si está en esa habitación recostado en esa cama, o me está observando desde el cielo. Es difícil saberlo, pero yo siento que está aquí, en mi corazón.

Un fuerte ruido me saca de mis raros y nostálgicos pensamientos. Dirijo la mirada hacia Tommy quien está tratando de abrir la puerta de un automóvil.

—¡Maldición! Ábrete pedazo de porquería. —Dice tratando de abrir la puerta del conductor.

¿Pero que le está pasando?

—Sabía que eras una carcacha de auto. —Bufa y le da una patada a la puerta.

—¡TOMMY! —Grito.

—¿Qué pasó _______? —Dice sin verme a los ojos— Estúpido auto de quinta. —Agrega y le da un puñetazo a la puerta.

—¡TOMMY! Hazme caso. —Digo en otro grito y lo jalo del hombro para que me vea de frente.

—¿Qué pasa? —Dice algo preocupado.

—Ese... no es tu auto. —Digo en un susurro.

Él abre mucho los ojos y ve el auto detenidamente unos segundos y su rostro se llena de horror.

—Tu auto está allá. —Señalo con mi dedo índice.

—¡Mierda! —Se da un palmada en la frente— Soy un idiota. —Se queda callado unos segundos observando el auto— ¿Se nota mucho que lo golpearon? —Me pregunta.

Yo observo el auto detenidamente y veo que la puerta del conductor tiene una gran abolladura y raspones que supongo le hizo con las llaves, al desesperarse. Es un Ferrari negro. ¡Vaya! Ahora el dueño del auto seguro querrá matar al primero que se le atraviese en su camino al ver cómo quedó su auto.

Pero de verdad, esto me empieza a preocupar. ¿Cómo Tommy confundió su auto con un Ferrari? Lo único que tienen en común es el color. Desde hace días está así de raro, pero cada vez se pone más extraño.

—Am... la verdad... parece que le pasó una manada de elefantes encima. —Digo y él hace un gesto como diciendo que ya valió todo.

—Oh. —Digo.

—Y no. Tampoco conozco a... a ese... hombre del ascensor. —Dice y vuelve a dirigir la mirada al frente.

Ya no le digo nada y me quedo pensando. Tal vez tenga razón, sólo fue algo raro.

Sólo espero que Tommy me esté diciendo la verdad, tal y cómo yo le digo la verdad. Es en la única persona que puedo confiar ahora.

|Una semana después|

Ha pasado una semana desde que vi a Boggi, no he ido a visitarlo. No precisamente porque no quiera, ni por la doctora Heather "metiche" Woods.  Sino porque he estado pensando en lo que haré. Mis estudios,mi bebé, Boggi, mis padres, Thomas y sus misterios. Dios, esto ha sido demasiado para mí. Pero creo que ya sé lo que haré. Espero tomar la decisión correcta.

—¡_______! —Dice la voz de mi madre que proviene del pasillo.

Me dirijo a la puerta de mi habitación y me asomo para ver a mi madre.

—Hola. —Digo con una leve sonrisa.

—Hola, ya ha llegado el abogado. —Dice.

—¿Y él... también? —Pregunto nerviosa, ella asiente.

—Bien, cariño. Termina de arreglarte, te espero abajo. —Dice y se aleja hasta que la pierdo de vista.

Me dirijo a mi tocador, poniéndome frente al espejo de este, y observo mi reflejo. El mismo de siempre desde que Boggi no está conmigo. Mi rostro sin sonrisa y apagado. Termino de acomodar mi cabello, el cual lo deje suelto. Tal y como le gusta a Boggi.

Observo mi ropa y noto que mi pancita ha empezado a crecer, muy poquito, creo que ni se nota. Pero yo lo siento así. Abro el joyero para sacar unos pendientes. Pero me encuentro con la cadena que me dio Boggi. La tomo en mis manos y abro la medalla. Siguen nuestras fotos ahí. Boggi y yo lucíamos tan felices. Una nostalgia me invade.

No sé por qué estaba guardada la cadena, pensé que la llevaba en mi bolso. Pero bueno, tal vez la guarde sin darme cuenta. Me la coloco al igual que un par de aretes. Y me doy un último vistazo en el espejo.

Bien, es hora de estar presente mientras firmar el divorcio mis padres. Tendré que ver a mi padre. No sé cómo reaccionaré al verle, después de saber que está ocultando a Boggi.

[...]

Al bajar por las escaleras, me dirijo hacia el salón, dónde están mamá y Jason sentados a la mesa. Y el ¿abogado? Supongo. Está de pie junto a mi padre.

Me acerco a la mesa y me siento junto a  Jason, quien trae puesto un traje que parece como si fuera el que usó en su fiesta de tres años, le queda apretado y aparte parece un mono con traje.

Me fulmina con la mirada al darse cuenta que me estoy riendo de él.

El abogado se sienta frente a nosotros y mi padre... a mi lado. Yo lo ignoro.

El abogado dice que está esperando a que llegue el notario para empezar con el trámite. Así que tenemos que esperar un poco más.

—Hey. —Me susurra mi padre. Yo trato de ignorarlo.

Me volteo a ver a Jason, lo cual es mala idea. Me sigo riendo de su vestimenta.

—Ya sé que fuiste a ver a Bogdan... —Me dice mi padre al oído.

Lo cual hace que un escalofrío me recorra por completo y siento mi corazón latir velozmente.

Dios, ¿Cómo lo supo? Maya obviamente no le dijo. La doctora metiche no sabía mi apellido, la señora de la guardia sólo estaba de paso. No creo que haya regresado. Y Tommy... ¡TOMMY! Él lo sabía, sabía todo. Oh, no. Seguramente él le contó todo a mi padre. Y es por eso que se ha comportado tan extraño.

¡Fui tan estúpida! Confíe en él... sabía que me ocultaba algo. ¡LO SABÍA! Seguro es la razón por la que no lo he visto esta semana. Se debe estar escondiendo para que no le reproche lo que hizo.

No lo puedo creer, él me prometió guardar el secreto.

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Daría todo por ti {Boggi y Tú) {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora