𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐘𝐎 𝐒𝐄 𝐃𝐄 𝐓𝐈 || THORGAN HAZARD ||

✾| • veintiocho • | ✾

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Termino de ponerme el brillo labial, me miró una última vez al espejo y guardo cada uno de los productos de maquillaje que utilice, Ricardo no deje de tardar en llegar. Miro mi teléfono con la esperanza de ver algún mensaje de Thorgan, pero esa ilusión desaparece.

Escucho el timbre de mi departamento, suspiro y guardo todo lo necesario en mi bolso. Me acomodo el bolso en mi hombro izquierdo y salgo de mi habitación hacia la puerta de la entrada, en dónde un Ricardo sonriente le recibe.

— Hola — Ricardo tiene en sus manos un ramo de flores — Son para ti — Sonreí.

— Hola — Me acerco y beso su mejilla — No era necesario — Señaló las flores sonriendo, las tomo y voy a la cocina a ponerlas en agua.

— Quería tener un gesto contigo Liz, — Ricardo entra a mi departamento — Estoy seguro que el restaurante al que te llevaré te ha gustar —

— ¿Ah sí? — Respondo mientras acomodo las flores en el florero y lo miró sonriendo — Se supone que iríamos al restaurante que yo eligiera —

— Digamos que es un cambio de planes — Los dos reímos levemente — ¿Nos vamos? — Asiento con la cabeza.

Tomo mi bolso y salgo de mi departamento, Ricardo me deja pasar primero. Me seguro de cerrar mi departamento por seguridad y usamos el elevador para bajar más rápido al estacionamiento del edificio.

Sigo a Ricardo hasta su auto color negro, como un caballero abre la puerta del lado del copiloto, le dedicó una sonrisa y me deslizó hasta acomodarme en el asiento. Mientras me abrochó el cinturón de seguridad, Ricardo rodea el auto hasta acomodarse en el lado del conductor.

Enciende el auto y comienza a conducir, sale del estacionamiento del edificio y recorre las calles de la ciudad.

— Y Liz, háblame de ti ¿Hace cuánto vives aquí en Dortmund? — Me pregunto sin quitar la mirada de enfrente.

— Bueno yo soy de aquí, nací en Dortmund. He vivido en esta bella ciudad desde mi infancia — Sonreí.

— ¿Enserio? Imaginé que eras de otro país — Responde.

— Mis padres lo son. Ellos son de México pero años atrás vinieron a Alemania por mejores oportunidades y aquí nací yo, ellos ya viven en México pero y decidí quedarme en Dortmund —

— ¿Y eso? Me imagino que no es nada fácil tener a tu familia lejos y menos tenerlos en otro continente —

— Bueno aquí en Alemania hay mejores oportunidades de trabajo para mí, y en México no. Te lo dije antes soy bailarina de ballet y aquí hay mejores oportunidades para seguir trabajando en lo que más me gusta — Menciono — Trato de ir a verlos muy seguido, aunque hay veces en las que si tardo en visitarlos por mi trabajo —

— Tus padres deben sentirse muy orgullosos de ti. Tienen a una hija muy buen y admirable, se nota a simple vista que era una chica trabajadora y entregada a todo lo que hace — Sonrió antes esas palabras — No me mires así, solo digo la verdad —

— Jamás nadie me había dicho eso — Lo miro sonriendo — Gracias Ricardo —

— Te lo repito, esa es la verdad, además eres muy hermosa Liz — Esas palabras hicieron que me pusiera roja como un tomate.

— Ya hemos hablado mucho de mí. Ahora háblame de ti Ricardo —

— Bueno, a diferencia yo si soy Latino. Soy de Colombia, pero tú misma lo dijiste emigre a Alemania por una mejor educación, estudie aquí derecho y ahora tengo un trabajo que me hace feliz —

— Con que latino, algo me lo decía — Reí levemente.

Continuamos con nuestra charla hasta que finalmente llegamos al restaurante. Ricardo se adelantó y cuando vi abrió la puerta del auto para que saliera, tome su mano y salí del mismo auto mirándolo sonriendo.

Junto entramos al restaurante, el chico que nos atendería esta noche nos asignó una mesa. Me senté primero y después Ricardo, miramos el menú y ordenamos.

— En unos minutos vuelvo con sus platillos — Dijo el mesero y ambos asentimos.

Continuamos charlando de anécdotas vividas estos últimos años, Ricardo tiene un gran sentido del humor además que su forma de expresarse es muy peculiar, eso es lo que más me ha llamado la atención de él.

Miro sonriendo a Ricardo hasta que mi vista se dirige a la entrada del restaurante donde está Thorgan con una chica que nunca he visto en mi vida, ambos se sientan en una mesa alejada de la nuestra ¿Y ella quién es? Trato de prestar atención a lo que Ricardo me dice, pero mirada sigue en Thorgan  y esa chica rubia.

El mesero llega con nuestra respectivas órdenes, después de unos minutos se va.  La situación da un giro inesperado cuando ella lo besa, Thorgan no hace nada y sigue con ese beso.

Siento un nudo en mi garganta y estómago, las ganas de llorar son inmensas ahora. Contrólate Liz, contrólate.

—¿Liz? — La voz de Ricardo me saca de mis pensamientos — ¿Estás bien? ¿Ocurre algo malo? —

— Estoy bien — Murmuró y él toma mi mano apretándola y asiento una vez más.

— Ok — Responde y sonríe levemente.

Me olvido de Thorgan completamente, no puede ser que esté haciendo ésto. Ricardo al notar mi cambio de humor trata de animarme con una charla divertido, me hace reír y hasta olvidar el sabor amargo de hace unos minutos, su sentido del humor es único.

Pedimos la cuenta después de unas horas, insisto en pagar mi parte pero Ricardo se adelanta y da su tarjeta de crédito primero. Me levanto de la silla mientras Ricardo va al baño, caminó hasta la salida del restaurante y miró a Thorgan que está solo, al parecer la chica que lo acompañaba está en la bañó. Suspiró y pasó a su lado.

— Liz — Me llama y volteo a verlo con los ojos rojos — Liz... — Murmura — Esto... —

Niego rápidamente y sigo con mi camino hacia la salida del restaurante. Ricardo me alcanza y subimos a su auto el camino a casa es en silencio ninguno de los dos menciona alguna palabra.

— Gracias por esta noche — Lo miro sonriendo.

— Al contrario, gracias a ti por esta noche — Ricardo besa mi mejilla.

Ricardo se va de la entrada de mi casa sal elevador, vive dos pisos arriba entonces en minutos llegará a su departamento. Cierro la puerta y doy permiso a mis lágrimas de salir.

Soy una completa estúpida al hacerme ilusiones con Thorgan.

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